
Todo empezó con el titular "RTVE renovó a Silvia Intxaurrondo por 537.000 euros el mismo día de su dura entrevista a Alberto Núñez Feijóo". La periodista les exigió una rectificación porque, si bien es cierto que el expediente se abrió ese 17 de julio, las conversaciones habían comenzado semanas antes y, sobre todo, el contrato no se firmó hasta 35 días después. Y "renovar" a alguien significa estampar una firma en un documento vinculante: el jugador de baloncesto Thomas Heurtel puede aclarar en el diario la diferencia entre esto y todo lo demás, por ejemplo. A partir de ahí, Intxaurrondo exigió una rectificación sobre éste y otros puntos de la noticia y el diario accedió a modificar el redactado original con una parte sustancial de las demandas. La periodista les llevó al juzgado reclamando que la rectificación fuera explícita y completa, pero esa demanda la ha perdido y el diario ha aprovechado para escribir una pieza que, de nuevo, tergiversa la realidad. Veámoslo.
Es cierto que la sentencia desestima el caso, pero lo hace porque considera suficientes las rectificaciones que por entonces posteriores el diario efectuó. El Mundo aprovecha la resolución judicial para hacer creer que toda su información siempre fue correcta, pero el texto de la sentencia es suficientemente claro: "Habiéndose rectificado voluntariamente la información..." Y también: "No se aprecia que no concurra en las posteriores informaciones [...] todo el contenido de la rectificación que se pretende”. La jueza no valora, por tanto, la información original sobre la renovación, sino la versión final, con las modificaciones que evidenciaban los pecados del primer texto. Hay que suponer que habrá apelación, porque cuando la tesis se desmonta –que se la premió ese mismo día por haber sido dura con Feijóo– no debería bastar con retocar el texto días después: es de justicia dejar claro que asumes el error.