Reportaje

La portada más icónica del ARA, 15 años después

El diario ARA reúne a Graciela, la niña de la primera portada, con Oriol Broggi, nieto del cirujano que aparecía también en ese primer número

28/11/2025
4 min

Parece haber entrado una estrella. ¿Es ella? Uau, que grande. Mientras atraviesa la redacción pasa junto a la sección de fotografía. Se levantan Francesc Melcion y Xavier Bertral, que forman parte del equipo inicial, de los que estaban ya antes del 28 de noviembre de 2010, y le dicen: "Somos nosotros los que te hicimos las fotografías". Hablan de una imagen icónica para el diario, la del primer número, donde aparece una criatura en brazos del doctor Moisès Broggi.

Ella es la niña de la primera portada. Se llama Graciela, fue el primer bebé nacido en 2010 y hoy, como el diario, suma ya 15 años. "¿Sabes quién es el señor que te coge?", le preguntamos. Dice que lo ha buscado, y ha encontrado que era un médico importante. Pero que no sabe mucho más, dice que era demasiado pequeña para recordar ese día. La imagen, pensada, pensadísima, pretende capturar en una única instantánea el legado de la Cataluña del pasado y los retos de la Cataluña del futuro a través de dos personas. Hoy, 15 años después, una de ellas ya no está. El doctor Broggi, que entonces tenía 102 años, murió dos años después, con 104, el 31 de diciembre del 2012, un día antes de que Graciela cumpliera tres años. Pero la fotografía se sustituye por una conversación entre la propia Graciela y uno de los nietos del cirujano, Oriol Broggi, actor y director teatral. Les proponemos que se conozcan, que charlen y que salga un texto que puedan leer durante la fiesta de la Noche del ARA. Nos encontramos en la Biblioteca de Catalunya, el espacio donde ensaya La Perla 29, la compañía de Oriol Broggi. "¿Sabes qué? –le dice cuando se conocen– Creo que esto, al abuelo, le haría ilusión".

De Collbató a Mataró

Graciela es hija de padre catalán y madre guineana. En 2010 vivía en Collbató, hoy vive en Mataró, en el barrio de Cerdanyola, con la madre y sus hermanos, mayores, que pudieron venir de Guinea. Estudia 4º de ESO, le gusta el instituto y algunos profesores, "sobre todo Marta, de inglés, y Arantxa, de castellano, que siempre notan si me pasa algo". Cuenta que su madre siempre le pide que estudie. Ella trabaja limpiando habitaciones de hotel. "Trabaja mucho y de forma honrada. Yo sé que tengo que ayudar, estamos muchos en casa". Y tiene claro lo que le gustaría hacer: quiere ser guardia civil.

Oriol sonríe, mamá frunce la nariz. "Ya tendrás tiempo de pensarlo", dice Oriol, que le explica que en realidad él se matriculó en la Facultad de Historia y acabó suspendiendo todo: "Ya me había puesto a hacer otras cosas vinculadas a las artes escénicas… Y me acabaron echando de la universidad". Pero ella replica que tiene claro que es una "persona de acción" y que quiere ser policía.

No sabemos qué diría Moisés Broggi. Él, que fue jefe del equipo quirúrgico de las Brigadas Internacionales durante la Guerra Civil y reconocido antifascista. "Aún recuerdo un día que me presenté con una camisa negra estilo Ovidi Montllor –recuerda Oriol–. Me dijo que no podía olvidar el pasado. Y que aquél era un signo muy marcado contra el que había luchado mucha gente de su generación", en referencia a las fuerzas paramilitares del régimen fascista de Mussolini.

Los diarios

¿Lee la prensa? "A veces quisiera no enterarme de nada, porque lo que leo me preocupa", dice Oriol. Graciela responde con la mirada. La suya es una generación que obviamente no compra diarios de papel, pero tampoco se informa a través de cabeceras digitales.

"A mí me inquieta lo de tu generación, de los chicos jóvenes que tienen ideas retrógradas", dice Oriol. Y Graciela le explica que a veces, en el instituto, les dicen cosas medio en broma, como "vete a la cocina" o "ponte a limpiar". "Pero yo siempre les contesto", afirma. "¿Y no le preocupa el discurso antiinmigración o racista?" Claro, dice Broggi. La madre de Graciela interviene, y le dice: "¿Te acuerdas de los problemas en el colegio? También has tenido que aguantar cosas por el color de la piel…"

Futuro

"No deja de ser curioso que mi abuelo muriera un 31 de diciembre, y tú nacieras un 1 de enero", dice Oriol. 104 años, tenía ese 31 de diciembre del 2012. Pronto es dicho. "Yo ya estoy a la mitad, si tengo la suerte de vivir lo que vivió él", y explica que, un día, les hablaba de todo lo que se habría perdido si hubiera fallecido a una edad tan común como los 80 años: "La ternura, la paz y recoger lo que había sembrado". Y vosotros, ¿qué piensa cuando piensa en el futuro? Lo preguntamos. Se miran. "Yo ya tengo el trabajo bastante hecho. Creo que me gustaría detener el tiempo –dice Oriol– y poder quedarme un poco como estoy. Tengo las hijas en casa, pero ya son mayores y la verdad es que me hace sentir muy bien estar con ellas. Y he estado muchos años trabajando mucho, no quiero tardar mucho en pensar como traspaso.

¿Y tú, Graciela? "Creo que me gustaría tener hijos joven. Pero tampoco muchos, dos. Y una casa grande, donde pudiera tener diferentes plantas y vivir con la pareja, pero también las amigas". "¿Y yo?", protesta, riendo, la madre. "Mamá también, claro. Soy consciente de todo lo que ha hecho, y también quiero cuidarla".

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