Rajoy no es el único que no recuerda nada

Rajoy ha salido de la niebla para acudir al Congreso –a su pesar– para comparecer en el marco de la investigación parlamentaria de la llamada operación Catalunya, con la policía patriótica atribuida a su ministro Jorge Fernández Díaz. No hay colas suficientes de pasas en el planeta para curar la desmemoria del expresidente, que aseguró no saber nada. Ni de la Gürtel. Ni de la Kitchen. Ni de los sobres de Bárcenas. En el párrafo siguiente les expongo mi opinión al respecto (y después entenderán por qué lo especifico formalmente).

Nadie puede creer que estas prácticas despreciables se hicieran a escondidas suyas. No conozco ningún caso en la Unión Europea en la que las instalaciones y el aparato de una institución del estado se utilicen como instrumento partidista para la destrucción política y personal de sus adversarios. Una vez más, debe acudirse al resto de la UE: no cabe duda de que el escándalo sería enorme y que provocaría la caída del gobierno. ¿Alguien imagina a Starmer, Scholz, Macron o Meloni cometiendo un disparate así?

Las frases de este segundo párrafo no son mías. Las escribió hace unos meses Francisco Marhuenda, director de La Razón, en una columna en la que, claro, no opinaba sobre Rajoy sino sobre la máquina del barro de la derecha que ha denunciado muchas veces a Pedro Sánchez. No he tocado nada, sólo las he traducido. Pero, como ven, se adaptan como un guante de látex a lo que cabe pensar del dudoso comportamiento de Don Mariano, incapaz de capir nada de lo que ocurría en sus morros. Y, sobre todo, evidencian el cinismo de parte de la prensa, que se escandaliza por la filtración de un correo sobre la pareja de Ayuso mientras durante años publicaba toda la (des)información que se fabricaba en la pútrida cocina del ministerio del Interior. La higiene democrática comienza por examinarse a uno mismo.