El trabajo de los periodistas, en pleno siglo XXI, quizás ya no debería consistir en consignar las palabras que han sido dichas por un agente de poder: las redes hacen que puedan dirigirse a la parroquia sin intermediarios. Si queremos aportar un valor añadido, debemos descodificarlas. Si un empresario habla de redimensión es necesario escribir sin tapujos que habrá despidos, porque nunca se redimensiona al alza. Y si un político habla de rigor presupuestario, entonces toca explicar que se prevén recortes de servicios públicos.
Pensaba leyendo este titular deEl Mundo: "El rey defiende que el vínculo de España con la OTAN es "más vital que nunca"". Es una forma muy oblicua de pedir que España invierta el 5% de su PIB en defensa, tal y como pide Trump. Lo que significa dejar de gastar dinero en protección social. Que, mira por dónde, al monarca oa su entorno no les afecta especialmente. Tanto que le gusta a El Mundo hacer titulares interpretativos y no se entiende cómo han dejado pasar este servido en bandeja: "El rey aboga por desmontar el estado del bienestar para comprar más armamento". Vivimos bajo una lluvia constante de mensajes politizados que han hecho perder el valor de las palabras. alejadas de la experiencia cotidiana de mucha gente. Las necesidades de defensa contra una amenaza suficientemente difusa han ocupado muchas más portadas recientes que el drama nada potencial de los sin techo.