Netflix acaba de estrenar No estás sola: la lucha contra la Manada, un documental de hora y media que tiene la virtud de ir más allá de la investigación de la violación grupal que se produjo en Pamplona en julio del 2016. No es un true crime, pese a poner el foco en los detalles de un delito grave. Tampoco es una producción sensacionalista pese a centrarse en una violación que, en su día, excitó el morbo de los medios de comunicación. No estás sola: la lucha contra la Manada debe entenderse como un análisis de la transformación cultural, social, legislativa, judicial y política que se produce a raíz de una terrible agresión sexual que nos conmocionó, sobre todo que la justicia respondiera con negligencia y sesgo sexista.
El documental comienza con un montaje que alterna las declaraciones de las primeras personas que atienden a la víctima con imágenes de los Sanfermines. Existe un sutil simbolismo en la parte visual, para intentar transmitir la hostilidad y la aspereza de ese momento. También la mezcla de contextos opuestos. El drama y la celebración como un cóctel difícil de digerir y que esconde una receta compleja, con riesgos y tragedias anteriores. El documental utiliza la voz de actrices para reproducir textualmente el testimonio de las víctimas de la Manada. Quizás el tono afectado y lastimoso de la interpretación es lo que chirría, porque en la teatralidad hay un intento de influir emocionalmente en un caso que no necesita ese añadido.
La parte de reconstrucción de la investigación es trepidante, incluso heroica. Transmite una atmósfera de ficción policial en la que todo se resuelve con una eficacia prodigiosa a pesar de la enorme dificultad que escondía el caso. Buscaban una aguja en un pajar, pero la encontraron. La selección de imágenes de archivo y cámaras de seguridad que permiten reproducir los hechos es excelente. El banco en el que llora sentada la víctima tras la violación y donde recibe ayuda adquiere después un valor simbólico en el relato: explicará el paso del tiempo.
El documental recurre al crimen de Nagore Laffage, la chica que fue asesinada ocho años antes también durante los Sanfermines. Otra historia de injusticia y sesgo sexista en la sentencia. Sirve para ofrecer un retrato de la cultura de la violación en el país. No estás sola: la lucha contra la Manada es una crítica al sistema legislativo y judicial, también una denuncia al papel de los medios de comunicación que convirtieron en celebridades televisivas a los responsables de la violación y revictimizaron a la víctima. También plasma el punto de inflexión que supuso a nivel social y cultural, con una evolución en la percepción de las agresiones sexuales y la forma de actuar. Y cómo esa respuesta popular acabó teniendo repercusiones estructurales. Quizá el documental adolece de una épica excesiva, al estilo Netflix, para describir una transformación global que todavía no es completa, ni siquiera del todo eficaz. Pero, como mínimo, sirve para evaluar una etapa de progreso y sensibilización colectiva en lo que se refiere a los derechos de las mujeres y para entender cuáles son los mecanismos que hacen posible que la sociedad avance.