El 'tour' de la Manada: la cordura se impone... tarde
El Tribunal Constitucional ha terminado tumbando, finalmente y por suerte, la condena que pesaba sobre el colectivo Homo Velamine por el llamado tour de la Manada. Recordemos los antecedentes: este grupo de activistas críticos con la sociedad mediatizada montaron una página web que aparecía ofrecía una visita por los lugares y locales que los cinco violadores habían recorrido por Pamplona antes de atacar a su víctima. Elaparentemente es importante, aquí, porque el tour no existía: no había forma de contratarlo, y el único enlace que se proporcionaba remitía a la portada del grupo, donde se descubría entonces la intención verdadera de aquella provocación: instar una reflexión sobre cómo aquel asunto terrible se había convertido en un espectáculo, un circo mediático en el que radios, periódicos y televisiones sensacionalista. El mensaje no se entendió y se les condenó a 15.000 euros de multa (a los que habría que sumar otros 25.000 euros en costes judiciales).
La decisión del TC llega tarde y mal. Tarde porque la Audiencia, al condenar, estableció un peligroso precedente para la libertad de expresión. La triste ironía es que Homo Velamine fue víctima justo de lo que denunciaba: el tour de la Manada se hizo mayor porque cientos de medios se hicieron eco como si realmente existiera. El grupo pecó de no saber ver que el asunto podía salir de madre y acabar perjudicando a la víctima, pero, para mí, la verdadera culpa recae en todo el que hizo mayor este asunto por pereza de no contrastar. Y está también el inquietante asunto de la literalidad: se está perdiendo la capacidad de leer. Es decir, de leer bien, entendiendo los contextos y las ironías. En el fondo todo forma parte de la campaña de los de siempre para matar el humor.