La triste victoria informativa de Israel

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La herramienta clave de la prestidigitación es desviar la atención: el gesto ancho con la mano derecha para que los ojos se vayan y la izquierda pueda rehacer el orden de la baraja impunemente. Hace unos días el ministerio de Relaciones Exteriores de Israel protestaba en X porque, según decía, la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, en sus siglas en inglés) había reducido en un 50% la cifra reportada de mujeres y niños víctimas en Gaza, pero no había hecho publicidad. Leo en Newtral que no es cierto: la OCHA sí ofreció un informe con un número más bajo, pero porque la primera cifra correspondía a las 9.500 mujeres que habían muerto hasta entonces, mientras que la segunda (4.959) indicaba las que s habían podido identificar. A partir de ahí, Israel dice que el número grande corresponde a los datos del ministerio de Sanidad de Gaza, controlado por Hamás, y Naciones Unidas explica que espera verificar estas cifras cuando la situación sobre el terreno lo permita.

Un grupo de compañeros llevando el chaleco antibalas del periodista Mohammed Soboh.

Israel no tenía razón en su mensaje en las redes sociales, porque estaba comparando manzanas y peras. Pero igualmente gana, porque logra trasladar la noción de que es difícil saber hasta qué punto es cierta la cifra de 35.000 mujeres y niños fallecidos en Gaza por sus acciones militares. La victoria no es solo instalar la duda, sino hacer hincapié en sí son 35.000 o 17.500, como si la segunda cifra fuera aceptable. Ha movido el punto de debate a la cuestión metodológica y así ya no hace falta hablar de los miles y miles de víctimas civiles asesinadas. (Porque cuando la muerte es tan mayorista, ya no son víctimas colaterales: son asesinados, parte del castigo.) Netanyahu pone más interés en discutir su siniestro balance que en minimizar la barbarie. Si tanto le preocupan las cifras, la solución está en sus manos y no consiste en regañar a la ONU en el antiguo Twitter.

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