"¿Cómo te gustan los penes?"

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Un momento del programa 'Naked Attraction'.

La plataforma HBO Max ha cambiado de nombre. Ahora se llama Max a secas y promociona nuevos contenidos con la excusa de esta nueva etapa. Uno de los cebos comerciales en España es la aparición del dating show Naked attraction. El formato es de origen británico, se estrenó en Channel 4 hace doce años, y ya ha dado la vuelta al mundo. La dinámica invierte el orden de la forma tradicional en la que se conocen las parejas. Si normalmente hay un proceso de conocimiento personal y la última etapa, en su caso, es desnudarse para tener relaciones sexuales, el programa le da la vuelta amparándose en la necesidad de evitar las decepciones de última hora. Naked attraction ofrece a un concursante (hombre o mujer) seis candidatos o candidatas. Todos ellos están escondidos en unas cabinas individuales de colorines que ocultan su físico desnudo. Poco a poco, el programa va descubriendo sus cuerpos en cuatro etapas distintas. Primero hasta las rodillas, después hasta la cintura, a continuación hasta el cuello y finalmente los muestra completos. En cada etapa, el concursante debe eliminar a un candidato hasta que debe elegir entre los dos últimos, a los que ya ve de cuerpo entero. La parte más chocante es que antes de ver la cara de las citas potenciales puedes observar y comentar los genitales, los senos o las partes del cuerpo que se consideren oportunas. Visualmente es impactante porque se hacen planos detalles de los penes y vulvas, ofreciendo un repertorio de genitales como si fuera un catálogo. La cadena 8TV ya intentó promocionarse con un sucedáneo de este dating show dentro del programa El circo de Frank Blanco, con resultados bastante inquietantes.

En Naked attraction van al grano. Solo han pasado tres minutos y medio del inicio del programa y ya tenemos un repertorio de seis penes en primer plano. La presentadora Marta Flich es generosa a la hora de consultar las preferencias genitales de la participante: “¿Cómo te gustan? ¿Más grandes, más pequeñas, más manejables, más gordas?” La concursante responde: “El tamaño no importa pero el grosor sí. Esta la veo con unos estándares de calidad más que aceptables”. “Su pene me parece bastante atractivo”, dice de otro. "¿Qué te gusta?" “Pues que tiene un glande, una simetría…”, apunta la chica. “¡Ah! ¡Te gusta la simetría del glande! ¿Y los testículos?” Y la concursante contesta de una forma muy descriptiva: “Muy bien. Muy recogiditos”. “¿Y, en este, el tamaño del pene qué te parece?”, le consulta. Y la otra: “Pues bastante manejable. Puede llegar a ser más cómodo”. Cuando las mujeres son las candidatas, pasamos al muestrario de vulvas, aunque el programa las bautiza como vaginas. ¿La vagina qué te parece? Tiene alguna marca o algo...” Ni la presentadora ni el concursante son capaces de distinguir la cicatriz de una cesárea. “¿A ti cómo te gustan las vaginas?”, le pregunta al chico. Y él es fácil de conformar. “Yo, mientras sea una vagina... Me gustan las vaginas. Eso sí, que no llevre pelo”. Y es que en el programa todo el mundo va absolutamente rasurado. “¿Cómo te gustan los pechos?” La presentadora quiere saber las preferencias del chico en cuestión de pezones e incluso sobre la tonalidad de la aureola. “¿Qué te parece si les pido a las chicas que te seduzcan con los pechos?” Y todas mueven las tetas.

El espectáculo tiene un evidente sesgo de género. Las candidatas femeninas son observadas en más aspectos y se les pide más comunicación corporal. En los hombres, existe una gran focalización sobre los penes. La sorpresa radica en el descubrimiento de la cara, y se juega a decepciones y alegrías inesperadas.

Nada más empezar el programa, Marta Flich anuncia: “Dejamos a un lado los prejuicios y mentiras y apostamos por la naturalidad. La elección perfecta de la pareja se basa en la pura atracción física”. El concepto de intimidad queda totalmente dinamitado cambiando las reglas. Se menosprecia el proceso tradicional de conocer a una persona porque se considera una pérdida de tiempo, incluso una coartada para el fraude, y se centra la importancia en la relación sexual. Es una forma de aludir al tipo de relaciones humanas en la actualidad a la vez que se subrayan las presiones estéticas y los cuerpos hegemónicos. Las emociones y el intelecto quedan al margen del vínculo entre personas. Un cribado frívolo de personas como si fueran trozos de carne.

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