Programación

La era de la nostalgia: ¿por qué la televisión recupera programas antiguos?

Tras el regreso del 'Grand Prix del verano' se espera la recuperación de 'Caiga qui caiga'

Los presentadores del 'Grand Prix' de RTVE.
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BarcelonaEn verano del año pasado la gran noticia televisiva fue el regreso del Grand Prix del verano tres décadas después de su final. El formato volvió casi igual como el público lo recordaba –Ramón García volvía a ser su presentador y los retos más icónicos se mantenían– con una excepción: la vaquilla ya no estaba y fue sustituida por una persona disfrazada del animal, el símbolo del programa. Abrir el baúl de los recuerdos le funcionó muy bien en La 1: la audiencia respondió y la cadena pudo superar a Telecinco. El éxito del nuevo Grand Prix del verano parece confirmar que la estrategia de la nostalgia es una estrategia ganadora.

La sensación de que la televisión vive en la era de la nostalgia se ha incrementado en las últimas semanas, cuando se han empezado a hacer públicos algunos de los proyectos en los que trabajan las cadenas españolas. A finales de agosto se supo que Telecinco ha dado luz verde al regreso de Caiga quien caiga, un formato que originalmente se emitió en la cadena entre 1996 y 2002. La productora que recuperará a los insolentes reporteros de negro es Warner Bros ITPV, la misma que está trabajando en la adaptación, producción y distribución internacional delUno, dos, tres... responda otra vez, el mítico concurso de Chicho Ibáñez Serrador. Estos dos formatos vintage no son los únicos que pululan por la televisión actualmente: este 2024 La 2 dio una nueva vida a Cifras y letras y este septiembre Telecinco comienza las emisiones deEl rival más débil, que lleva dos décadas dejando de hacerse en TVE. La presentadora del concurso será Luján Argüelles, que este año también reanudará Quién quiere casarse con mi hijo, que resucita siete años después del final.

Con esta retahíla de retornos, parece evidente que la televisión, con un público cada vez más envejecido, vive de la nostalgia. "Lo que ha pasado es que se ha interrumpido la continuidad de los grandes formatos, que antes duraban muchos años, como por ejemplo elUno, dos, tres... responda otra vez. Podían tener una década o más de recorrido, pero ahora los programas finalizan de forma mucho más abrupta. En este sentido sí creo que podemos hablar de una era de la nostalgia", señala Elena Neira, profesora de los estudios de ciencias de la información y de la comunicación de la UOC e investigadora del grupo GAME, que estudia las transformaciones en las prácticas comunicativas contemporáneas.

¿El camino fácil o una estrategia?

Para Neira recuperar programas antiguos no es un recurso fácil de las teles sino una estrategia muy bien pensada. "Las cadenas están siendo muy hábiles por dos motivos: por un lado, porque les permite programar para un espectador que, en alto grado, es lo mismo que veía los programas originales, y, por otro, porque les permite introducir ciertas innovaciones para que los formatos conecten con público más joven", señala. En este sentido, el Grand Prix del verano apostó por incorporar como presentadoras comunicadoras que venían del mundo de Twitch, como Cristinini, muy conocida entre los jóvenes. "Las cadenas de televisión son cada vez más cautas a la hora de apostar por un formato completamente desconocido si no viene avalado por un éxito internacional", añade.

En cambio, según Joan Maria Corbella, profesor e investigador del departamento de comunicación de la UPF, esta estrategia es una demostración de que la televisión actual es cada vez más conservadora. "La nostalgia siempre ha existido, pero a veces disfrazamos de nostalgia la reducción de riesgos. En un negocio que se está complicando tanto como el de la televisión, con unos costes tan altos, vamos a buscar fórmulas que han funcionado siempre", explica . Corbella asegura que no se trata de un fenómeno reciente y señala una derivada: los programas de gran longevidad. "En TV3, en Telecinco, en Antena 3 vemos programas que son eternos. Si funcionan se mantienen. La televisión busca seguridades", insiste. En este sentido, recuerda que apostar por un nuevo formato y que acabe siendo fallido supone una gran pérdida de dinero.

Corbella coincide con Neira en que muchos de los programas antiguos necesitan retoques porque algunos de sus conceptos o elementos han quedado desfasados. "Hay cosas que ahora son políticamente incorrectas. El 'Uno, dos, tres era un programa que, visto con los ojos de ahora, tenía machismo y sexismo por doquier. Hoy en día no se podría hacer así", afirma. Un ejemplo de ello sería la eliminación de la vaqueta del Grand Prix del verano, una decisión en sintonía con la prohibición de corridas de toros en algunos lugares y el aumento de la conciencia animalista.

La nostalgia no se limita a la televisión convencional, también se detecta en el mundo de las series, a través de los innumerables reboots y remakes, o del consumo de series antiguas. Neira argumenta que remirar Friends o The office "te conecta con la persona que eras la primera vez que las viste". Y añade otro factor importante: ya sabes lo que verás y sabes que te va a gustar. Así, las televisiones no quieren correr riesgos, pero los espectadores tampoco.

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