Auge de virus y parásitos y calor sofocante: la crisis climática amenaza la salud de los europeos
El informe bienal de expertos independientes alerta de que el aumento de muertes y la escasez de agua se ceban con el sur del continente
BarcelonaLa salud de los 751 millones de personas que viven en Europa empeora cada vez más a causa del incesante calentamiento global. La temperatura del continente ha subido el doble que en el resto del planeta y esta tendencia se da especialmente en los países del sur, entre ellos España y Catalunya. Las consecuencias de estos datos de récord son muy preocupantes, y el área del Mediterráneo es la que vive más momentos de extrema vulnerabilidad: desde un aumento de las defunciones "innecesarias" y un elevado riesgo de sufrir fenómenos extremos, como ahora devastadores incendios forestales, hasta una mayor debilidad ante la propagación de patógenos y enfermedades infecciosas, pasando por un agravamiento de las desigualdades socioeconómicas que acaba desembocando en inseguridad alimentaria, hambre y sed y, por tanto, migraciones forzosas.
Esta es la radiografía que proporciona elInforme europeo sobre el impacto del cambio climático en la salud humana, el Lancet Countdown [cuenta atrás, en inglés], elaborado por 69 expertos y publicado hoy en la revista The Lancet Public Health. Este proyecto internacional arrancó en 2021 para “estimular” a los gobiernos a poner en marcha acciones de mitigación y adaptación a un mundo en plena transformación y vulnerabilidad, según sus impulsores. Y aunque destacan que, políticamente, se han hecho algunos avances –como la ley europea del clima–, los expertos lamentan que los datos de emisiones industriales siguen situando a Europa al frente de los rankings de contaminación. "En 2021, las emisiones de combustibles fósiles fueron de 5,4 toneladas de CO₂ por persona en Europa, seis veces las de África y casi tres veces las de Centroamérica y del Sur", plantean.
Las conclusiones del segundo Lancet Countdown –este año liderado por el Barcelona Supercomputing Center (BSC), el ISGlobal y otros 40 centros de investigación– vuelven a ser un estirón de orejas a las administraciones, que según sus autores “han perdido oportunidades de proteger la salud de la población” . "El informe demuestra que la crisis climática ha empeorado la salud de las personas, sobre todo si se miran los datos de mortalidad relacionados con temperaturas extremas y de posibilidades de propagación de enfermedades transmitidas por animales", explica Rachel Lowe, directora del proyecto y líder del grupo de resiliencia de salud global de Barcelona Supercomputing Center (BSC). En este sentido, urgen a las instituciones a tomar "medidas urgentes" para tener "un aire más limpio, mejores dietas, menos desigualdades y ciudades más habitables".
Diez días más de oleadas de calor
El Lancet Countdown constata que las defunciones relacionadas con el calor han aumentado en buena parte de Europa, sobre todo entre mujeres, niños y ancianos, así como personas que sobreviven con pocos recursos. La tasa de muertes por cada 100.000 habitantes ha escalado hasta las 17,2 defunciones. El ejemplo más claro se dio el pasado verano, cuando se encadenaron oleadas de calor extremas que afectaban especialmente a la mitad sur del continente y algunos territorios superaron los 45 grados centígrados. Las consecuencias se agravaban en aquellas familias y espacios donde hay mayor desigualdad socioeconómica y marginación. Además, según el informe, el número de días de calor se ha disparado un 41 por ciento respecto a hace 20 años, mientras que la población expuesta a los embates de calor se ha duplicado.
En el caso concreto de España, las oleadas de calor duran diez días más que a principios de siglo. Esto, indirectamente, también aumenta las horas consideradas de riesgo para la actividad física y obliga a la gente a ser más sedentaria, lo que incrementa el riesgo de enfermedades no transmisibles como la obesidad, o exponerse a un estrés de temperatura corporal muy peligroso. El documento también señala que las sequías son cada vez más frecuentes en Europa y que más del 50% del sur de Europa (especialmente en España y Portugal) sufre escasez de agua. En este sentido, destacan que es necesario proteger "los recursos cruciales de agua dulce", porque son esenciales para "la salud humana, el equilibrio ecológico y el funcionamiento de las economías y las sociedades".
Todo ello está generando una "idoneidad climática" para diversos patógenos y vectores de enfermedades sensibles al clima, sobre todo los mosquitos. Entre los microorganismos destacan el virus del Nilo occidental –en el 2022 hubo más de un millar de casos autóctonos en Europa y un centenar de defunciones– y el dengue, muy relacionado con la movilidad y la globalización. "El cambio climático está causando ya estragos en la vida y la salud de las personas en toda Europa", resume Lowe.
Adaptación "insuficiente"
Y, sin embargo, según los expertos, la adaptación de los gobiernos a la crisis climática "sigue siendo insuficiente" y el camino hacia los sistemas de energía limpia y contaminación cero es "lamentablemente inadecuado". En este sentido, proponen que, de cara a 2050, la inversión mundial en energía neta debería triplicarse ya en 2030 y la inversión en combustibles fósiles debería reducirse a menos de la mitad de su valor actual. "Ha llegado el momento de una acción sin precedentes para limitar esos impactos negativos sobre la salud en Europa y en todo el mundo", añade Lowe.
Este año, el documento hace un seguimiento de 42 indicadores y concluye que la mayoría de los impactos superan los niveles reportados hace sólo dos años. Además, incluye una reflexión sobre cuáles son los grupos de mayor riesgo en Europa y cuál es la responsabilidad asumida –y la que deseablemente deberían asumir– por los gobiernos para gestionar la crisis. Para cumplir con las recomendaciones del último informe del Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), las emisiones de los sistemas energéticos europeos deberían caer en torno a tres veces la tasa actual, plantean los expertos. "Pero hay poca implicación mediática, política e individual en el clima y la salud, aunque el cambio climático no es un escenario teórico de futuro lejano: está ahí, y mata", afirman.