Cataluña experimentará con virus como el dengue en un nuevo laboratorio de alta seguridad
El IRTA tendrá una nueva infraestructura para investigar enfermedades de origen animal que afectan a los humanos y apostará por el estudio de alimentos basados en insectos
BarcelonaHace veinte años, las variedades de manzana no eran ni rojas ni crujientes porque no se adaptaban al calor del llano de Lleida, y la carne que se exportaba de Catalunya a Asia sólo podía aguantar unos 60 días fresca. La investigación ha ido proponiendo soluciones a ambos problemas agroalimentarios. En dichos casos, de la mano de la edición genética y la sofisticación tecnológica, respectivamente. En estos momentos, el sustrato de la preocupación es la crisis climática, que no sólo obliga a repensar y adaptar los cultivos y explotaciones ganaderas, sino que empuja a empresarios, administraciones y científicos a buscar nuevas fuentes de alimentación ya fortalecer la vigilancia de enfermedades zoonóticas (de origen animal) que pueden impactar en la salud de los humanos. El Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) quiere mover ficha para anticiparse y ha anunciado que construirá un laboratorio de experimentación de alta seguridad con virus y patógenos.
Esta es una de las novedades anunciadas por el conseller de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, Òscar Ordeig, y el director general del IRTA, Josep Usall, en el acto celebrado este jueves con motivo de los 40 años de la puesta en marcha de este centro público de investigación agroalimentario. Esta nueva infraestructura de experimentación, que la Generalitat califica de "estratégica para la salud global de Cataluña" y que amplía y sofistica una ya existente, se ubicará en el recinto de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), en las instalaciones del Centro de Investigación en Sanidad Animal (IRTA-CReSA), y tendrá una superficie de cerca de 0.2. "El otro laboratorio que tenemos está muy pensado para las enfermedades del ganado. Con este mayor edificio, queremos trabajar con enfermedades que pueden llegar a las personas procedentes de insectos o animales", detalla Usall.
Las obras para construir este edificio destinado a la contención de microorganismos empezarán a finales de año, ya que la idea es que esté operativo de cara al 2028, y, de hecho, recibirá buena parte de los 70 millones de euros de presupuesto de que dispone el IRTA: la inversión prevista es de entre 22 y 25 millones. Ahora bien, ¿qué es una unidad de experimentación de nivel de bioseguridad 3? Son una especie de bunkers estériles, sellados y protegidos –tienen presión negativa respecto a la atmósfera, el aire contaminado se filtra, hay controles de acceso y es necesario llevar equipos de protección individual– en los que los investigadores pueden estudiar y manipular de forma segura virus, bacterias, hongos y parásitos que, de otro modo, pueden causar. El objetivo: conocer su comportamiento, buscar fármacos o vacunas para contrarrestarlos y reaccionar con mayor rapidez en caso de emergencia. Por ese motivo, el edificio será de acceso abierto a otros centros.
Hace cinco años, el mundo se vio dado la vuelta por la covid-19, pero ejemplos de microorganismos zoonóticos hay muchos y cada vez con más presencia en Catalunya, como el dengue, la malaria, el chikungunya o la fiebre del Nilo Occidental. En concreto, esta instalación contará con cinco laboratorios de alta biocontención que permitirán realizar estudios in vitro de cualquier agente infeccioso en sistemas celulares y réplicas de órganos a partir de células madre (organoides) y in vivo en pequeños mamíferos como roedores y hurones. La jefa del programa de Sanidad Animal del IRTA-CReSA, Natàlia Majó, ha explicado que trabajarán con patógenos con potencial pandémico, agentes virulentos con capacidad de dar un salto de especie como los coronavirus, y aquellos que están cada vez más presentes debido al cambio climático y la globalización y que se transmiten a través de vectores.
La unidad contará con cuatro estabularios para criar animales de investigación y dos de estos laboratorios compartirán un insectario único en Cataluña con cámaras climáticas para trabajar con mosquitos o garrapatas y anticiparse a su comportamiento con cambios de temperatura, por ejemplo. "Llevamos 25 años trabajando en este ámbito, pero este edificio forma parte de la preparación del país para cuidar la salud global", afirma Majó. Ha coincidido Usall: "Esta nueva infraestructura aspira a ser el hub de bioseguridad de Cataluña".
"Exportar conocimiento y tecnología"
Bajo el lema "Hagamos ciencia para alimentar el futuro", Ordeig y Usall también han destacado la apuesta de la Generalitat y el IRTA por intensificar la búsqueda de vanguardia en el Centro de Innovación en Proteínas Alternativas (CiPA). Por ejemplo, en el uso de insectos, algas y microalgas como fuente alimentaria (de momento, en animales de granja y domésticos), la fermentación de microorganismos y el aprovechamiento de productos vegetales. "Entendemos que la apuesta por la agroalimentación debe ser amplia: el animal es la mayor fuente de proteína que tenemos, pero los insectos son una posibilidad muy rica", apunta el director general del centro. En cuanto a las algas, ha destacado que en la Ràpita ya está en marcha un centro de producción: "Tenemos poca experiencia en este sector, pero sí las condiciones [para explotarlo]".
Entre las novedades para el IRTA para la próxima década, las autoridades han destacado el despliegue de la red de Agrolabs Digitales (fincas, cámaras de fruta y granjas) para potenciar la digitalización del sector agroganadero, especialmente para el sector porcino, así como las pruebas piloto de biogás para las transformaciones Monells y Mas Bové. Por otra parte, Usall ha reivindicado la investigación que realizan el millar de científicos que trabajan en los veinte centros adscritos en edición genética y microbioma, aduciendo que se está generando un conocimiento "que en los próximos años será clave".
"Catalunya no sólo tiene que exportar productos, también conocimiento y tecnología", ha afirmado Ordeig, quien ha añadido que el objetivo del Gobierno es catapultar al IRTA al frente de la investigación agroalimentaria estatal y europea. El conseller aseguró que "se movilizarán las inversiones necesarias" para conseguirlo y que la necesidad de potenciar la colaboración público-privada es indudable. "Nos jugamos el futuro de la economía catalana", ha dicho.