Medio ambiente

La Fiscalía pide dos años de cárcel a un exconsejero aranés por envenenar y matar al oso Cachou

José Antonio Boya y el agente rural Aran Meda están acusados ​​de planificar la muerte del plantígrado en el 2020

Imagen del hueso Cachou muerto. / AGENTES RURALES
ARA
18/10/2024
3 min

BarcelonaEn un primer momento, la aparición del cadáver de el oso Cachou en el Vall d'Aran el 9 de abril de 2020, en pleno confinamiento por la pandemia de la Covid, hizo pensar en una muerte accidental, pero las investigaciones posteriores revelaron que, en realidad, el plantígrado había sido asesinado siguiendo un plan orquestado entre el exconseller del Consejo General de Aran, José Antonio Boya, y Aran Meda, un agente rural de la administración aranesa. Ante esa hipótesis, la Fiscalía pide para el primero una condena de dos años y cuatro meses de cárcel, mientras que para el segundo la petición es de dos años y tres meses, según avanza el diario Segre. De momento todavía no hay fecha para el inicio del juicio oral, que se realizará en un juzgado de lo penal de Lleida.

La Fiscalía considera que ambos hombres colaboraron para envenenar al Cachou, aparecido muerto en el bosque de Soberpera de Les. El animal estaba geolocalizado constantemente por Medio Natural para su protección y, según el escrito, al que ha tenido acceso el ARA, Meda aprovechó que tenía información confidencial sobre los movimientos de este oso pardo. Pese a saber que "era restringida y que no debía ser divulgada, facilitó su localización" a Boya, que le había manifestado su intención de poner fin a la vida del animal.

En ese momento, Meda trabajaba en el equipo de seguimiento y control del oso y tenía acceso a la geolocalización del animal a través de un collar que se le había colocado. Este collar daba información constante a los agentes rurales sobre la actividad del oso, su temperatura corporal y sus pautas de movilidad. La acusación pública atribuye a Meda un delito de violación de secretos por compartir esta información con Boya.

Un señuelo con anticongelante

De hecho, los dos acusados ​​se habían posicionado junto al grupo que protestaba por la presencia y recuperación de los osos en el Pirineo porque atacaba a los rebaños de los pastores. Con la información de la localización del animal que le facilitó Meda, Boya situó "un señuelo untado con un producto con alta concentración de etilenglicol" para atraer al animal y que éste ingiera el veneno, como ocurrió . Se trata de un componente del anticongelante, muy tóxico y con “efectos letales sobre cualquier mamífero que more en el área”. Lo hicieron en plena etapa de confinamiento por la pandemia de la cóvid.

La Fiscalía acusa a Boya de un delito contra la fauna por la muerte del oso y reclama una condena de dos años y cuatro meses de cárcel. Por otro lado, solicita también que quede inhabilitado durante tres años y medio para poder trabajar de ganadero o para tener permiso de caza. En cuanto a Meda, la acusación pública le considera cooperador necesario del delito contra la fauna y le reclama una condena de dos años y tres meses de cárcel y una multa de 5.400 euros por el delito de violación de secretos. Para ambos acusados, el fiscal tiene en cuenta que se les debe aplicar una atenuante de dilaciones indebidas porque la causa estuvo paralizada desde noviembre del 2021 hasta junio del 2023.

"Se juega la expulsión"

El oso Cachou tomó protagonismo por su voracidad hace cuatro años: el ejemplar llegó a devorartres yeguas en sólo una semanay causó mucho malestar entre los ganaderos y las administraciones. De hecho, los técnicos se referían como "fuerza depredador" y el entonces síndico de Aran, Francés Boya, llegó a anunciar que el animal "se jugaba la expulsión" de los Pirineos si continuaba con un comportamiento " tan agresivo".

Con todo, el oso Cachou formaba parte de una especie protegida y en peligro de extinción, el oso pardo, amparada por normativas estatales y catalanas relacionadas con el patrimonio natural y la biodiversidad. Por eso, matar ejemplares de esta especie está prohibido por ley. En los Pirineos hay una población muy pequeña: en el momento de la muerte del oso Cachou, se calcula que había 52 ejemplares de oso pardo en esta cordillera.

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