Los 19.000 huérfanos de Gaza

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Palestinos make gravas de la rubia de Gaza destroyed hombres

Más allá de los 40.265 fallecidos que ya ha causado la invasión israelí de Gaza, según el último recuento de las autoridades de la Franja, se calcula que unos 19.000 niños se han quedado sin padres y viven con familiares, otros cuidadores o incluso solos. Esta última cifra no sale del recuento de ninguna agencia u ONG, es una estimación estadística hecha por los expertos de Naciones Unidas. La realidad probablemente sea peor. En los hospitales se ven a niños deambulando que se van solos. En las unidades de recién nacidos hay bebés que nadie reclama. Incluso hay un campamento, en Khan Younis, para acoger a más de un millar de niños huérfanos, algunos de los cuales han perdido a toda la familia. Y tiene lista de espera.

Muchos de los padres han muerto bajo las bombas, pero a otros les han arrestado las fuerzas israelíes, y otras familias se rompen en el caos posterior a los bombardeos. También hay madres que mueren durante el parto. Las órdenes de evacuación y la falta de comunicación facilitan, además, que las familias se rompan y que haya niños que pierdan a sus padres. Otros han quedado traumatizados, han perdido el habla y ni siquiera pueden decir su nombre. Una encuesta de la agencia de la ONU para la infancia indicaba en abril que el 41% de las familias cuidaban a niños que no eran suyos.

El ejército israelí asegura que toma precauciones para evitar los daños a civiles en su respuesta militar al ataque de Hamás del 7 de octubre que mató a 1.200 israelíes y en el que se secuestraron a unos 250. Pero el recuento de muertos y heridos no combatientes aumenta todos los días. El propio ejército sólo considera ahora un 11% de la Franja zona segura. El ataque de Hamás y la represalia del gobierno de Benjamin Netanyahu no sólo se han cobrado miles de vidas civiles, sobre todo en Palestina, sino que quienes lo están pagando más caro son los más pequeños.

La crudeza de la invasión israelí de Gaza se hace notar no sólo en las víctimas que caen directamente por las armas de Tel Aviv, sino también por la falta de comida, agua, atención médica y los servicios más básicos para la ciudadanía. Los más pequeños son un daño colateral de una operación militar claramente despiadada y que no parece que haya que terminar en breve. Cada vez es más urgente que se llegue a un acuerdo para un alto el fuego que permita, por un lado, el retorno de los secuestrados que puedan continuar cautivos en manos de Hamás, y, por otro, que se detenga la matanza, que se puedan reunificar a las familias que se han separado y que se atienda adecuadamente a la población de Gaza.

La situación de la guerra de Ucrania, la campaña de las elecciones estadounidenses y algunos otros eventos han sacado del primer plano de la actualidad la guerra de Gaza durante una parte de este verano. Pero no ha terminado, los bombardeos y el recuento de muertos y heridos continúan y es evidente que esta operación militar no resolverá el problema palestino a largo plazo, sino más bien la enquista. La comunidad internacional tiene la obligación de no dar la espalda al conflicto, de afrontarlo y de presionar para que se llegue a un alto el fuego lo antes posible.

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