Pese a la supresión temporal de las medidas, la reciente decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer aranceles del 20% a los productos importados de la Unión Europea tiene un impacto directo para las exportaciones agroalimentarias catalanas. El aceite de oliva, junto a productos como el vino y el cava y, en menor medida, los elaborados cárnicos, serían algunos de los más perjudicados.
Estados Unidos es el séptimo destino de la exportación agroalimentaria catalana. En el caso de las cooperativas agrarias catalanas, se trata del sexto país del mundo que importa más productos de estas empresas y el primero fuera de Europa Occidental, que es el principal mercado.
Después de años de recuperación, en 2024 se duplicaron las ventas de aceite de oliva catalán en Estados Unidos en relación al año anterior. Éste es el segundo mercado de destino (15,2% del total exportado) y el año pasado se vendieron unas 14.000 toneladas, por valor de 137,9 millones de euros. En el caso concreto del aceite de oliva virgen extra, Estados Unidos es el primer destino de exportación.
Sin embargo, la Federación de Cooperativas Agrarias de Cataluña estamos a la espera tanto de las posibilidades que podrían ofrecer mercados alternativos como del impacto real que la medida puede tener en el consumidor estadounidense.
Precio del aceite en el mercado interior
Por lo que respecta al mercado nacional, al empezar la nueva cosecha se generó un contexto de incertidumbre y de caída de precios inexplicable. Entendemos que esta situación estuvo provocada por varios factores, especialmente por la decisión de algunos agricultores –no vinculados a cooperativas– de vender su producto intentando recibir beneficios antes de una posible caída de las cotizaciones, pero al mismo tiempo generando un exceso de oferta.
La disponibilidad de producción de Portugal, que se comercializa de forma inmediata, y las importaciones de otros orígenes también influyeron en un descenso superior al 50% en el precio del aceite de oliva, que en menos de tres meses se situó casi por debajo del umbral de la rentabilidad de las explotaciones, especialmente en el caso del secano tradicional.
Para hacer frente a la situación, las cooperativas apostamos por la responsabilidad y la prudencia. Nuestro objetivo era evitar actuaciones interesadas que provocaran caídas de precios en un mercado que, en realidad, mostraba claros síntomas de tensión por la escasa disponibilidad de producto.
En enero se produjo un cambio de tendencia en las cotizaciones del aceite de oliva, aunque actualmente los precios en origen se mantienen bajos, alrededor de los 3,92 euros por kilo en el aceite virgen extra; 3,34 para el aceite virgen, y 3,02 en el aceite llamativo. Los precios cayeron más del 50% (o más de la mitad) si los comparamos con la situación de hace un año, cuando el aceite de oliva se comercializaba por encima de los 9 euros por kilo.
Los rasgos distintivos del virgen extra
Después de dos años de precios elevados, en el sector creemos que es necesario hacer el ejercicio de explicar y hacer entender al consumidor queaceite virgen extra no es el mismo producto que elaceite de oliva.
Se puede utilizar de la misma manera, pero nada tiene que ver ni en cuanto a calidad ni organolépticamente, tampoco en cuanto a beneficios para la salud, ni en términos de sostenibilidad.
Ciertamente, en los últimos meses, el consumidor ha realizado el esfuerzo de pagar el aceite de oliva virgen extra entre los 8 y 10 euros por kilo debido a la poca disponibilidad. Sin embargo, si tenemos en cuenta todos estos argumentos que acabamos de nombrar y el importante incremento en los últimos años de los costes de producción, debemos evitar caer nuevamente en la banalización del aceite virgen extra.
La cosecha cae un 50% frente a la media histórica
Este año, en Cataluña sólo se han producido unas 15.200 toneladas de aceite de oliva –8.390 en Lleida y 5.670 en Tarragona–, mientras en España sí que se ha recuperado la producción media, y se ha alcanzado una cosecha de casi 1.400.000 toneladas.
Se confirma pues la previsión de la Federación de Cooperativas Agrarias de Cataluña: por segunda vez en las últimas tres campañas, nuestra cosecha no llega a la mitad de la producción media histórica.
Desde 2022, se evidencia la necesidad del sector de contar con riego de apoyo para estabilizar las producciones. Los secanos se han visto gravemente afectados y es necesaria planificación, modernización y puesta en marcha de sistemas de regadío para poder asegurar el futuro del sector oleícola y el equilibrio de precios en el mercado catalán.
Valor añadido de las cooperativas
En Cataluña, hay un centenar de cooperativas agrarias que elaboramos aceite de oliva y producimos un 76% del total catalán. El arraigo en el territorio y la calidad hacen que estas empresas tengamos una nutrida representación en las cinco denominaciones de origen protegidas de aceite: Les Garrigues, Siurana, Baix Ebre y Montsià, Terra Alta y Empordà.
La integración de los agricultores en cooperativas es la mejor herramienta para ordenar la oferta y garantizar un precio justo. Somos estructuras de concentración de la oferta, aumentamos el poder de negociación, creamos valor añadido y aseguramos que los beneficios empresariales vuelvan al campo y redunden en beneficio de las personas que mantienen vivo el mundo rural.
A su vez, las cooperativas oleícolas nos mantenemos sensibles a las necesidades de la sociedad. Defendemos un precio del aceite de oliva virgen extra que sea razonable tanto para el campesino y la cooperativa como para el consumidor, y apostamos por crear cultura y dar el valor que se merece a un producto tan único como el nuestro: sano, sostenible y bueno.