Lluc Salellas: "Por ser alcalde no quiero renunciar a ser un padre presente"
Periodista, politólogo y padre de Teia y Ginesta de 5 y 3 años y padre no biológico de la Maixe de 9 años. Desde junio de este año es alcalde de Girona y miembro de Guanyem Girona.
Mi pareja y yo comemos todos los días juntos y, depende del día, también comemos con nuestras hijas. Hemos trazado una manera de hacer en la que nos complementamos muy bien: por las mañanas y por las noches, que es cuando ella trabaja, las tareas de cuidado recaen más en mí y a la inversa, durante el día, que yo tengo más actividad profesional, lo asume ella.
No debe ser fácil, su logística.
— De hecho, los momentos más confusos son las noches, porque todavía cada noche una hija o la otra se despierta por mil cosas diferentes y a esas horas no tienes la cabeza tan clara. En casa las rutinas son indispensables y quizás las de la mañana, en el momento de ir a la escuela, son las que me hacen sentir satisfecho, ya que a menudo me toca asumirlas solo y, por tanto, debo dar lo mejor de mí.
Tus padres ya no están y los de tu pareja viven en el País Vasco.
— Nos echan una mano de vez en cuando, como durante la campaña electoral, el inicio del curso escolar o cuando me rompí el dedo del pie hace un par de años. Suelen venir con su autocaravana, y durante el día vienen a casa, se suman a la dinámica y entonces, por las noches se acuestan en la autocaravana y así también mantenemos los espacios independientes.
Te han criticado por decidir dedicar dos tardes a las hijas.
— Las críticas no me vienen tanto por "dedicarles dos tardes" como por plantear que a ciertos actos no iré porque cada semana quiero destinar ratos a la familia, o por el hecho de que en algún caso he tenido que irme antes. Como sociedad valoramos el bienestar, lo reclamamos, pero a veces algunas personas han querido hacer crítica política y te ponen mala cara cuando les explicas que por ser alcalde no quieres renunciar a ser un padre presente.
Veo que te sabe mal.
— Es que si compartimos valores ligados a los derechos de la infancia y la adolescencia, me parece grave que alguien se plantee exigirte que, sea cual sea su cargo, tengas que renunciar a tener un papel activo en tu familia. Y, que conste, que yo hace unos años podía haber caído en esa trampa.
¿Crees que si fueras una alcaldesa no te harían estos reproches?
— Lo he hablado con varias personas y creo obvio que si fuera una mujer no estaría teniendo estos debates. Y esto no es que sea injusto para mí, sino que lo es para las mujeres, ya que a ellas sí se les presupone una obligación de estar con las hijas e hijos, mientras que a los hombres se nos presupone que primero debemos anteponer el éxito personal. Esto es consecuencia de cientos de años de patriarcado. Y yo, como hombre, también he reproducido estos planteamientos de forma más o menos explícita a lo largo de mi vida.
¿Ser alcalde y padre de hijas pequeñas te hace mirar a la ciudad de manera diferente?
— Sí, me influye y mucho. Temas como el de la accesibilidad, el urbanismo, que necesita una transformación para no tener el coche privado, los entornos escolares seguros, la mejora de los parques infantiles, la propuesta cultural y educativa, la presencia de la lengua catalana y otros temas tocan más de cerca desde que soy padre. También el relato que toma la ciudad, lo que visualiza como imprescindible y lo que no, la lucha contra el racismo, el machismo, la LGTBIfobia, las desigualdades.
Qué has querido repetir y qué no de la forma en que te educaron.
— De la forma en que me educaron mis padres intento transmitir el amor incondicional que recibí. Procuro fomentar el espíritu crítico y los valores de la igualdad, de la justicia y de alejar el individualismo y el egoísmo de su día a día. También he incorporado cambios, gracias a las conversaciones con mi compañera, que me ha llevado a fomentar una crianza que busca imponer menos.
Por ejemplo?
— A mí me obligaron a hacer música, por ejemplo, y no me interesaba en absoluto, me pasé muchas horas y sólo saqué frustración. Esto no quiero reproducirlo con mis hijas.
¿Qué recuerdas de lo que te decían los padres?
— De adolescente mi madre me decía que los amigos estaban muy bien, pero que la familia estaría siempre. Con el tiempo y la paternidad he entendido perfectamente lo que quería decir.