El análisis de Antoni Bassas: 'La corrupción acosa al Sánchez de las siete vidas'

No todo se lo lleva el tiempo, y no es verdad que nunca pasa nada: Eduardo Zaplana, condenado a diez años de prisión.

Fue declarado culpable del cobro de comisiones a cambio de adjudicaciones de las ITV en 1997. Y le han puesto una multa de 25 millones. Si lo desean en términos jurídicos, le han encontrado culpable de los delitos de prevaricación, cohecho, falsedad en documento mercantil y blanqueo de capitales.

Zaplana, Aznar, Acebes, Rato, Matas, toda una época de gobierno del PP y de corrupción y control de los medios, como el difunto Canal 9, en el que en los telediarios había tres blogs de noticias: Zaplana, sucesos y deportes. No se pierdan el artículo de David Miró “EZ, retrato de un corrupto de manual”.

Ésta es una corrupción antigua. Esta mañana, en el Congreso, Feijóo le ha echado cara a Sánchez la nueva, el caso Koldo. Feijóo le ha dicho a Sánchez que para ahorrarse una “agonía judicial, márchese ya”.

Antes de decir esto que "de la A de Ayuso a la Z de Zaplana, tienen un caso de corrupción para cada letra del abecedario", Sánchez ha hecho el titular de “No me sacarán de este carril”. Sánchez sabe que el caso Koldo no es menor, que en Madrid corren que hay mensajes de él y Ábalos comprometedores. De momento, incluso el PP reconoce que puede haber presupuestos, y eso sería con el voto de Junts. Feijóo amenaza sobre todo desde la impotencia de no poder hacerle una moción de censura como Sánchez le hizo a Rajoy, al que derribó, y por tanto puede llevar a Sánchez a los jueces pero no al Congreso.

Mientras, y puesto que hablamos de Zaplana y de la Comunidad Valenciana, hoy publicamos una tuit de Andreu Escrivá, doctor en biodiversidad y divulgador científico:

“Me acaban de proponer un acto en Barcelona. Sólo hay un Intercity que me lleve a tiempo, por 43 €. El equivalente a Madrid vale 19 € y tarda una hora y cuarto menos, y aparte tengo TRES trenes más que puedo tomar. ¿Resultado? No creo que pueda ir. Ir de Valencia a Barcelona es infinitamente más caro, más lento y más complicado (¡no hay ni la mitad de frecuencias!) que ir de Valencia a Madrid. Rompe e impide relaciones humanas y comerciales. Es una política pensada para separar a Barcelona y Valencia. Los ha salido bien”. Ni que decir tiene nada más.

También publicamos este artículo de Toni Padilla, que hablando de la Copa América dice que no ha arraigado en Barcelona, ​​y lo explica así:

“¿Cómo importarte una competición de vela, o de motor o de lo que sea, cuando gente con carreras, másteres y trabajo fijo no pueden pagar alquileres en su ciudad?”

La corrupción en política duele siempre, pero cuando hay tanto trabajo por hacer, todavía es más doloroso.

Buenos días.