Construcción

El 'balón de oro' de los albañiles es de Vila-seca

Por cuarto año consecutivo, Aleix Plana y su ayudante, Vasile Safta, ganan el campeonato de la construcción

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El albañil Aleix Plana y su ayudante Vasile Safta tras ganar el concurso

TarragonaEmpieza la prueba y los concursantes, 31 parejas venidas de todo el Estado, tienen cuatro horas para entender el plano, imaginarse cómo hacer la construcción y poner manos a la obra. Literalmente. Estamos en el 56 Concurso Nacional de Paletas organizado por la Peña El Palustre, una asociación malagueña dedicada a promover las tradiciones y los oficios. La prueba tiene tanto prestigio que se la conoce como la Champions dels Paletes, y este año hay mucha expectación por saber quién quedará segundo. Porque el nombre de los ganadores, como ocurre desde hace cuatro años, ya lo sabemos antes de empezar: serán Aleix Plana y Vasile Safta, dos albañiles de Vila-seca. Y es que si este campeonato es la Champions, Aleix se lleva el Balón de Oro.

La construcción que deben hacer mientras corre el cronómetro tiene nombre incluso: "dos anillos de baldosa paralelos unidos por un arco". La dificultad es máxima, pero nuestra pareja lo logra. "Hay que ser muy ágil y tener mucho rodaje con las manos, porque la práctica se demuestra con las manos", explica Aleix al día siguiente de volver del viaje al concurso. Este albañil, que gana cuatro de cada diez concursos en los que se presenta, estudió un grado superior de construcción en la Universidad Laboral de Tarragona, el actual Complejo Educativo de Tarragona, pero también ha recibido mucha formación en casa, ya que él representa la cuarta generación de la familia dedicada a la construcción. Su familia por parte de padre se puso en 1920, y el padre de su abuela materna también lo era. "Todo ayuda, pero al final la formación es el día a día en la obra", explica.

Aleix se presentó en el primer concurso cuando tenía sólo 16 años. Lo hizo como juvenil en el concurso que organiza cada dos años en Reus el Gremio de la Construcción del Baix Camp. Es, de hecho, el concurso con mayor antigüedad del Estado, según destaca. Ahora, ya con 44 años, es su director, y es él quien prepara los planos y las pruebas.

Para poder realizar las anillas tuvieron que construir una estructura de madera.

Dinero, amigos y conocimientos

Además del prestigio y el dinero, la victoria de esta Champions va acompañada de 6.000 euros y, durante su estancia, los albañiles comparten muchos conocimientos. "Ya tenemos un grupo de WhatsApp entre nosotros y, cuando alguien hace algo curioso durante el año, lo cuelga", explica Plana. De hecho, estas semanas en este grupo de albañiles estaban pendientes de si Aleix acababa "una vuelta muy considerable" que estaba haciendo para un cliente. Aleix aprendió en casa a dar la vuelta catalana, una técnica de la construcción que proviene de los romanos y que consiste en cubrir el espacio con una bóveda de ladrillos. Él hizo la primera con sólo 18 años, pero a raíz de compartir conocimientos con los compañeros ha descubierto otras formas de hacerlo.

A pesar de la victoria, en casa no hay mucho tiempo para celebraciones, porque hay trabajo hay mucha. Desde su taller siempre han trabajado para particulares y vecinos de Vila-seca y nunca les ha faltado su trabajo. Ahora, además, con todos los trofeos que acumulan tienen todavía más clientes. "Nos da reputación y credibilidad. No es lo mismo... Ahora ya ha quedado demostrado que sabemos", explica. El problema que se encuentran es otro: "Necesitamos mano de obra calificada, pero no encontramos", lamenta. Cree que "la profesión ha caído en desprestigio" y que "no hay repuesto generacional". "Los albañiles buenos tienen más de 40 años, y los de toda la vida ya se van jubilando y no pueden dejar el relevo", añade. Ha tenido trabajadores jóvenes, pero no ha quedado satisfecho: "Cuesta encontrar gente con ganas de doblarse. Si un albañil cobra lo mismo que un cajero del supermercado... también es normal que no quieran venir. Nadie es burro y quiere pasar frío, calor, sudor... y con cierta peligrosidad, pero debemos encontrar la manera de hacerles venir", dice.

Es por esta falta de relieve que Aleix está tan contento de haber encontrado a Vasile Safta, el su ayudante: "Trabaja conmigo desde el 2001 y el oficio lo ha aprendido en casa". Vasile es de Rumanía, un país que Aleix tiene en muy buena consideración: "No se arrugan ante el trabajo, y eso es lo que hace falta a nuestra juventud. Si tienes ganas de trabajar, ya aprenderás . Pero si no tienes la predisposición..."

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