Cada casa, un mundo

La casa y la solución inesperada: sacar la cocina afuera para tener sala y cambiar de vida

Green House (Barcelona). Anna y Eugeni Bach, de Bach Arquitectos

Green House (Barcelona).
06/12/2024
4 min

Encontraron una solución inesperada. Cuando Anna y Eugeni Bach, de Bach Arquitectes, asumieron la reforma de una planta baja y piso en Barcelona, ​​los propietarios sólo les pidieron algo: necesitaban una sala de estar. La vivienda entre medianeras, de 150 metros cuadrados sumando las dos plantas, tenía cocina y comedor en la planta baja, pero no contaba con una sala, más allá de una pequeña salita en el piso superior, donde se sitúan los dormitorios. Eso sí, la casa tenía un patio, de dimensiones modestas, pero suficiente para llevar cierta vida fuera y, sobre todo, para ganar espacio para esta sala hasta entonces inexistente.

Sí, seguramente la intervención más común habría sido quitarle espacio al patio y, levantando un pequeño invernadero, habilitar la zona de estar, más fuera que dentro. Seguramente es lo que los habitantes de la casa pensaban que se haría. Pero los Bach Arquitectes, sabiendo cómo son estas personas y cómo les gusta vivir, pensaron que no era la sala la que iba a salir fuera de la vivienda, sino la cocina. Y con ese único movimiento, con esta sola idea, se articuló un proyecto que no sólo sacaría la cocina al patio, no sólo conseguirían la deseada sala, sino que les permitiría cambiar de vida, una vida más en consonancia con todo lo que les gusta hacer.

El proyecto consiste en la reforma y ampliación de una vivienda de dos plantas.
La intervención dota a la vivienda de un nuevo espacio en contacto con el exterior.

La familia, los amigos y la intimidad

La solución inesperada que dieron los Bach de pasar la cocina al exterior es una idea basada en el objetivo de facilitar la socialización, el disfrute de comidas y encuentros con su familia y amigos. Así, el espacio ganado en el patio con una estructura ligera de madera y vidrio, que permite tener grandes aberturas, hace que prácticamente se pueda cocinar todo el año a la sombra de un ficus vigoroso. Y, con las vidrieras abiertas, compartir las experiencias culinarias y de tertulia entre quienes ocupan los fogones y quienes permanecen en el exterior.

El invernadero para la cocina y como pequeña galería que se incorpora a la sala, además, es una solución muy adecuada para este patio trasero que, a la sombra del ficus, suma la que le hace el propio edificio y la de los vecinos más cercanos. Y si la escasa incidencia del sol sobre los cristales es una ventaja para el confort del nuevo espacio y de toda la casa, también lo es que este invernadero ha dado una luminosidad al interior que no tenía, sin restarle intimidad respecto a los vecinos de encima, porque el tratamiento de los cristales del techo con un grabado los hace translúcidos. A su vez, al sacar la cocina de dentro y, en cambio, dar un gran espacio a la nueva sala comedor en el interior –que incluso incorpora los arcos de la fachada, ahora como aberturas–, la zona de estar resulta más protegida y puede ser más íntima aún para la cotidianidad familiar que si hubiera ocupado el invernadero.

El comedor de la vivienda.
La sala de estar de la vivienda.

Además, la configuración de la nueva sala comedor, abierta al patio pero resguardada, abierta también a la cocina y abierta al invernadero a través de los arcos de la fachada, ha hecho posible cumplir otro deseo: celebrar en casa las comidas familiares más especiales. Si hasta la actual reforma el grueso de la familia se reunía para las comidas de Navidad en otra casa, ahora han logrado tener lugar para una gran mesa cuadrada para 25 personas en medio de la sala. Así, un único movimiento, el de sacar la cocina al patio para dar espacio al área de estar, ha solucionado muchas cuestiones, como la entrada de luz natural, la ventilación y la circulación más abierta entre todas las zonas de esta planta baja, pero también ha traído a la casa nuevas y ansiadas vivencias.

Ideas y más ideas

Aunque la intervención determinante del proyecto sea el invernadero y la distribución del espacio de la planta baja, los Bach han dejado su impronta en muchas ideas que acaban de hacer más confortable y singular la casa. Algunos de estos elementos pueden pasar desapercibidos, otros están pensados ​​para llamar la atención, pero unos y otros contribuyen a hacer mejor su vida. Nos fijamos, por ejemplo, en un banco del comedor que sirve para almacenar cosas. Nos fijamos en las puertas que están pensadas para que cuando están abiertas no molesten y encajen siempre en algún sitio. Observamos con atención una barrita de madera verde que atraviesa las vidrieras de la cocina. Como ya hay lugares más que suficientes para salir al patio, esta barrita es un espacio adicional para las tareas de la cocina, también para pasar platos de un sitio a otro, y, sobre todo, es un buen lugar para a un café rápido. Eso sí, poniendo los pies sobre un radiador que se ha pintado de rojo para hacerse notar.

Green House (Barcelona). Anna y Eugeni Bach, de Bach Arquitectos
No intervenir donde no es necesario

Si el objetivo de la reforma de esta casa era conseguir espacio para una sala, y la decisión tomada ha hecho posible cambiar la forma de vivir, tanto Anna y Eugeni Bach, arquitectos responsables del proyecto, como los propietarios tenían claro que sólo intervendrían allá donde fuera necesario. De los 150 metros cuadrados divididos en dos plantas sólo fueron objeto de la reforma bastante menos de la mitad. De hecho, ni el baño de la planta baja, ni la planta primera donde se alojan los dormitorios con sus baños han sufrido importantes modificaciones, más allá de pequeños cambios de mobiliario para replantear el espacio, especialmente del estudio. Con esto, lo que se le ha dado en la casa es lo que le faltaba, espacio para compartir con los demás, familia y amigos, algo que les gusta hacer a quienes lo habitan. En cambio, esas estancias más íntimas han quedado casi como eran, espacios para la intimidad.

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