Dones y ciencia: menos Einsteins y más Curies
12/02/2021
2 min

Recientemente, la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT) ha puesto en marcha la iniciativa #NoMoreMatildas para aumentar las referencias a mujeres científicas en los libros de texto escolares y despertar así vocaciones científicas en las chicas. ¿Qué habría pasado si Einstein hubiera sido una mujer? Seguramente su apellido no nos sonaría. Los méritos de sus estudios se los habría llevado un hombre. Es lo que se conoce como efecto Matilda, llamado así en honor a Matilda Joslyn Gage, activista de los derechos de las mujeres. La ciencia durante siglos se hizo al margen de las mujeres o usurpando sus adelantos. La inercia masculina es fuerte y sigue reproduciendo una discriminación y una cierta invisibilidad. Persiste, aunque sea subliminalmente, el prejuicio demasiado arraigado de que la investigación es un trabajo de hombres. Para corregirlo, en 2015 se instauró el Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia, que se celebra cada 11 de febrero.

Las pocas mujeres que con trabajos y trabajos han sobresalido en este terreno, como la pionera y doble premio Nobel Maire Curie, son excepciones históricas. Excepciones, pero ni mucho menos por falta de capacidad, sino por carencia de vocaciones, de oportunidades y de reconocimiento de sus éxitos. Por suerte, detrás Curie han venido muchas más. Las cosas están cambiando. Solo hay que pensar en algunos importantes descubrimientos recientes: el primer sistema de comunicaciones inalámbrico, a cargo de Hedy Lamarr; el primer e-book de la historia, por Ángela Ruiz Robles, o el primer tratamiento contra la leucemia, obra de la farmacóloga Gertrude Elion.

El Barcelona Institute of Science and Technology (BIST), integrado por siete de los centros de investigación catalanes más importantes, cuenta con un 41% de mujeres en posiciones de investigador senior pero solo un 15% son líderes de grupo. Queda, pues, camino por hacer, no solo a la hora de despertar la curiosidad científica en las chicas, sino también de sacar adelante carreras y de darles el protagonismo que se merecen, como mínimo al mismo nivel que los hombres. En la medida que más mujeres se incorporen a la investigación, más se avanzará. Porque hay calidades intelectuales y creativas más femeninas que suponen un valor añadido para la ciencia, concebida cada vez más como una tarea de equipo.

En el ARA hemos conversado con tres investigadoras jóvenes punteras, la astrofísica Mariona Badenas, la bióloga Carla Conejo y la analista de datos y experta en computación y matemáticas Anna Bach. Las tres tenían clara la vocación científica desde pequeñas y no sienten que el hecho de ser mujer las haya limitado. Son la prueba del cambio. Pero también las tres reconocen que lo que impulsó su opción profesional fue la existencia de referentes femeninos. Y para las tres también resultó crucial poder participar en el programa Joves i Ciència de la Fundació Catalunya La Pedrera, un empujón decisivo. Ambición no les falta. Badenas aspira a ir a Marte, y ya ha dado los primeros pasos para hacer realidad su sueño, a pesar de que el mundo astrofísico continúe siendo muy masculino. Ellas están rompiendo falsos estereotipos. La ciencia ya es, y cada vez será, más femenina. Hay que seguir avanzando en la igualdad de condiciones.

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