Procés Soberanista

Clara Ponsatí, la ANC y Silvia Orriols se disputan el cuarto espacio independentista

La parálisis del Procés empuja a diferentes proyectos a prepararse pensando en futuras elecciones

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Ponsatín, Feliu y Orriols, en imágenes recientes

BarcelonaUna de las primeras consecuencias de la parálisis del Procés ha sido la desmovilización del independentismo en las urnas. En las municipales, las listas de Junts, ERC, la CUP y el PDECat perdieron casi 300.000 votos respecto a 2019 y el doble en las últimas elecciones españolas. El desencanto de parte de las bases del movimiento con los tres grandes partidos también está haciendo aflorar nuevos actores que se proponen para presentar batalla en el Parlament, como ya hicieron, con y sin éxito, Solidaridad y Reagrupament en 2010.

El posible apoyo de Junts a la investidura de Pedro Sánchez no hace más que espolear la configuración de este cuarto espacio, que no se presenta unido pese a compartir la vía unilateral y el bloqueo a la gobernabilidad del Estado. La exconsejera Clara Ponsatí, la ANC o la xenófoba Aliança Catalana de la alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols, son los outsiders que esperan en el banquillo para saltar al terreno de juego si los tres grandes partidos no se comprometen a culminar la independencia.

Quien tiene más madura la idea de intentar dar el salto a la cámara catalana es la Asamblea. Su presidenta, Dolors Feliu, volvió a dejarlo claro durante la Diada, como ya hizo el año pasado, advirtiendo que si los partidos independentistas no levantan la DUI –un escenario que ninguno de los tres grandes partidos se plantea– tendrán que "dejar paso" a otras opciones como la lista cívica que la entidad ha aprobado impulsar en las próximas elecciones catalanas. Sin embargo, la decisión final no dependerá únicamente del contexto político.

Los socios deberán ratificarlo en una consulta que, según ha podido saber el ARA, podría celebrarse a principios del próximo año, aunque la hoja de ruta aprobada establece que se haga el último trimestre de este 2023. Fuentes de la entidad reconocen que se están planteando demorarla, precisamente, por las negociaciones en Madrid: "Si se llega a un pacto de investidura, probablemente será el momento de convocar la consulta. Difícilmente tendría sentido hacerla si los partidos independentistas la bloquean y se ponen de acuerdo con una estrategia para hacer efectiva la independencia".

El sector crítico que se mantiene en el secretariado, en cambio, considera que la dirección quiere demorar la consulta tras fracasar en la última, cuando un 60% de los socios tumbó la propuesta de pedir la abstención y el voto nulo en las elecciones generales. "Se han dado cuenta de que su relato no es el mayoritario, al perder la votación", afirma uno de estos miembros, quien lamenta que la dirección insista cuando no es un clamor popular. "¡Yo no vi a nadie gritando «lista cívica!» en la manifestación", ironiza.

La lista cívica ya se ha cobrado diferentes víctimas. En febrero, el vicepresidente Jordi Pesarrodona y 13 de los 24 secretarios decidieron plegar porque la dirección rehusó someterse a una cuestión de confianza. Lo hacían en desacuerdo con la voluntad de la cúpula de ponerse a trabajar ya por la lista cívica, cuando dos semanas antes el secretariado lo había rechazado. Con mucha menos contestación interna, la Asamblea mantiene contactos con diferentes personalidades para que formen parte de su candidatura, donde ningún miembro de la dirección puede presentarse. El cantautor y ex diputado de Junts Lluís Llach, el ex secretario general de Podemos, Albano Dante Fachín, ambos presentes en el acto de la Diada, o el ex vicepresidente del Parlament Josep Costa son algunos de los dirigentes que forman parte de su órbita.

Ponsatí, un proyecto para iniciar

Si Llach o Costa se han ido alejando de Junts, también lo ha hecho la exconsejera y eurodiputada Clara Ponsatí, que tras perder la inmunidad acusaba a su formación, en una entrevista en el ARA, de "instrumentalizar la batalla judicial del exilio para tapar el autonomismo”. Un ataque frontal a línea de flotación de Junts que consuma la ruptura definitiva con los de Puigdemont. Muy crítica también con la estrategia negociadora de ERC, Ponsatí se muestra partidaria de hacer fuego nuevo, como resaltó en la misma entrevista: "El independentismo pide nuevas formaciones: estoy muy dispuesta a implicarme con otra gente para que el independentismo se reinicie"

Un fuego nuevo que no pasa, a su juicio, por la lista cívica de la ANC. "El país no necesita una lista cívica, necesita políticos serios y gente comprometida y valiente", ha ido reiterando. De la misma manera se ha expresado el filósofo Jordi Graupera, asistente de Ponsatí en el Parlamento Europeo: "La lista cívica es una mala idea", remachó quien fue candidato de Primarias en Barcelona.

Fuentes cercanas a los dos dirigentes afirman que por ahora no están poniendo en marcha ningún proyecto político, pero que eso no significa que no lo hagan en el futuro, tras admitir que mucha gente anima a la exconsejera a dar el paso y que están hablando con mucha gente, pero en reuniones que no son formales.

Aliança Catalana también medita presentarse al Parlament después de alcanzar la alcaldía de Ripoll. La escisión del FNC liderada por la alcaldesa Sílvia Orriols, con el mismo discurso xenófobo que el ultra Josep Anglada, que se quedó a las puertas de entrar en el Parlament en el 2010, ya ha iniciado su plan de expansión territorial para tejer una candidatura para el 2025. “Para mí puede seguir generando una, dos o tres polémicas por día. A latigazos o a golpes con la bandera, Aliança Catalana llegará al Parlament”, avisó recientemente Orriols. La extrema derecha independentista busca también capitalizar este cuarto espacio.

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