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El controvertido negocio de vender ropa interior usada

"Cuantos más días la llevas sin lavar, más rendimiento le puedes sacar", aseguran algunas usuarias

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caletes WEB

BarcelonaSí, vender ropa interior usada puede ser una importante fuente de ingresos. Para algunos, incluso se ha convertido en un lucrativo negocio. En redes sociales como TikTok e Instagram pueden verse vídeos promocionales en los que un presentador hace una pregunta a una chica: "¿Cuánto dinero tienes en la cuenta corriente?" La respuesta de la chica, en inglés, resulta bastante sorprendente : "Unos 500.000 dólares". "¿¡Qué!? ¿A qué te dedicas?", pregunta el entrevistador. "Vendo mi ropa interior por internet", le responde la chica sonriente.

Es, en efecto, un vídeo promocional de Sofia Gray, una de las plataformas más grandes del sector del fetichismo. Con sede en Londres, cuenta con más de 250.000 usuarios que entran regularmente, consigue más de un millón de visitas mensuales y está presente en más de diez países, entre los cuales España. Más allá de los vídeos promocionales, hay una gran variedad de testimonios en la red que aseguran que ganan grandes sumas de dinero vendiendo sus bragas usadas por la red, algunas hasta 5.000 dólares por artículo, o unos 10.000 euros mensuales. De hecho, algunas de las vendedoras más activas –y hablamos en femenino porque el 99% de las vendedoras son mujeres– viven de estos ingresos.

En realidad, el negocio es parecido a vender por aplicaciones de artículos de segunda mano como Wallapop y Vinted, pero aquí la motivación es el fetichismo y, como todo lo que rodea el negocio del sexo, es más controvertido. Además, las webs aseguran el anonimato de todos los usuarios. Cuando hablamos de ropa interior usada nos referimos a ropa sucia: en general, "cuantos más días la llevas sin lavar, más rendimiento le puedes sacar", aseguran usuarias a través de sus redes. Entre los artículos más cotizados hay bragas, sujetadores y también calcetines usados, que de hecho tienen una categoría propia en las plataformas.

Una tendencia en auge en España

A pesar de ser la plataforma más conocida, Sofia Gray no es, ni mucho menos, la única. En España, este negocio también va al alza y se ha disparado en los últimos años. Hay varias plataformas creadas aquí: sin ir más lejos, Barcelona es la sede de una de las más utilizadas en el país, Secret Panties. El funcionamiento es muy parecido al de Sofia Gray, pero la comunidad es más reducida y, según explican al ARA, las sumas de dinero no son tan importantes. Secret Panties tiene más de 65.000 usuarios entre vendedores y compradores, actúa en España y ahora está entrando con fuerza en el mercado colombiano. "Donde hay más movimiento es, sin duda, Barcelona, Madrid y Valencia", explican fuentes de la plataforma.

"Sin mucho esfuerzo, una vendedora estándar puede obtener un sobresueldo de entre 400 y 450 euros al mes", explican en Secret Panties, y aseguran que la mayoría de vendedoras lo hacen para añadir este extra al sueldo de sus trabajos. "Pero tenemos algunas usuarias que se dedican a ello a tiempo completo y son muy activas. Estas consiguen fácilmente unos 2.500 euros al mes".

El perfil es muy variado y entre las más activas hay desde "mujeres casadas con hijos" hasta profesionales de otros sectores, como por ejemplo militares, que dedican una parte del tiempo libre a la web. Sí han notado un cambio, en la plataforma, con la edad de entrada: "Hace unos años las más jóvenes solían superar los 30 años; ahora ya tenemos a muchas de 22 años". Y los compradores "suelen ser hombres mayores, de más de 40, pero hay un poco de todo".

De hecho, Secret Panties ha crecido mucho en solo seis años. Su fundadora es Katia Elhart, que montó la plataforma después de conocer esta controvertida tendencia en Japón, donde está muy extendida. Elhart empezó con una red de solo veinte vendedoras y consiguió llegar hasta decenas de miles de usuarios. Hace cuatro años, Elhart vendió la empresa a los actuales propietarios, que no quieren revelar su identidad.

Pero, como decíamos, en España se está extendiendo con fuerza esta práctica, que llegó hace una década desde Japón, y hay varias webs que se dedican a ello. La zaragozana SinBragasYaLoLoco, creada hace dos años por Gabriel y Beatriz, marido y mujer que ya tienen una empresa de tuppersex, cuenta con un millar de usuarios. A escala mundial, también son muy conocidas las plataformas Snifffr y Panty Deal.

¿Cómo funciona?

Cada plataforma tiene su manera de funcionar. Por un lado, la mayoría cobran una comisión por venta. También hay modelos de suscripción. El caso de la catalana Secret Panties, por ejemplo, funciona de forma que los vendedores pueden pagar una suscripción premium desde 4,90 euros al mes para tener ventajas dentro de la plataforma, como por ejemplo más visibilidad, promoción, etcétera. Por el lado de los compradores, de todo aquello que compren dentro de la plataforma, Secret Panties se queda el 20% y el resto es para el vendedor. El modelo de Sofia Gray es diferente: no hay ninguna comisión por transacción, pero la vendedora tiene que pagar una cuota de unos 30 euros a la hora de darse de alta en la web y crear el perfil.

Una vez dentro, el funcionamiento es muy parecido a las aplis más conocidas de artículos de segunda mano. La vendedora tiene su perfil y un marketplace, un escaparate virtual donde cuelga las fotos de sus artículos y les pone un precio. En Secret Panties, por ejemplo, marcan un precio mínimo por artículo de 20 euros, "para controlar hasta cierto punto que haya un equilibrio entre las vendedoras", explican desde la plataforma. A partir de aquí, se trata de negociar con los compradores, que pueden hacer peticiones "particulares" que tienen que ver, generalmente, con el grado de uso de cada artículo. A la vez, también hay otra línea de negocio, que es la que llaman "creación de contenido digital". Dentro de la plataforma, también se pueden vender fotos, vídeos o sesiones de sexting. En el caso de esta plataforma particular, el mínimo para el contenido digital es de 5 euros por foto.

Uno de los puntos más oscuros es la tributación. A pesar de que en un principio sería como la venta de segunda mano que cualquier usuario puede hacer por Wallapop, no se puede tratar del mismo modo porque, generalmente, con la venta de segunda mano hay una pérdida de dinero. Si, por ejemplo, alguien vende un sofá que en su momento compró por 500 euros y ahora lo ofrece por 100, está teniendo una pérdida. Pero en el caso de la ropa interior, en este peculiar universo el artículo se revalora, de forma que según fuentes del ministerio de Hacienda "se tendría que tratar como una transmisión patrimonial", un impuesto que está cedido a las comunidades autónomas. Con todo, aseguran que los casos en los que ganan grandes cantidades "se tendrían que analizar uno a uno", pero que, en principio, "no tendría por qué diferenciarse de una venta física".

Por su parte, fuentes de la conselleria de Economía y Hacienda aseguran que, en el supuesto de que el vendedor tenga una ganancia patrimonial, "lo tendría que declarar por IRPF", como cualquier venta de segunda mano, y, a la vez, el comprador tendría que pagar impuesto de patrimonio (ITP), que sería un 5% del valor del artículo. Fuentes conocedoras del sector admiten que es difícil controlar estas transacciones si no se trata de ganancias muy elevadas.

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