Hablemos de dinero

Dolors Sabater: "2.500 euros es lo máximo que he cobrado nunca"

La exalcaldesa de Badalona y activista explica cuál es su relación con el dinero

Júlia Riera Rovira
3 min
Dolors Sabater , ex alcaldesa de Badalona, fotografiada en Barcelona

Pedagoga, activista y política desde que expulsó a Xavier Albiol de la alcaldía de Badalona, Dolors Sabater lleva 63 años entregada a las luchas sociales y culturales. La actual concejala en la oposición de Badalona se identifica “100%” con la clase obrera. “No tuvimos coche, ni televisión, ni ninguno de los electrodomésticos típicos, hasta los años 70. Y el furgón que se utilizaba para el trabajo, lo limpiábamos, y era el vehículo que usábamos los domingos”, explica rememorando la suya infancia. De hecho, en los primeros recuerdos de pequeña el dinero está muy presente: “Esta mentalidad de gastar poco y de ahorrar”.

El primer trabajo de Sabater fue en la empresa familiar. “Era un trabajo de ir con el camión, con la carretilla, y cargar sacos. Un trabajo duro, y muy físico”, explica en declaraciones alEmpresas. Cobró por primera vez a los 16 años: “Nos enganchó la crisis del petróleo y fue muy dura. Los hijos tuvimos que trabajar para ayudar en el sustento de la economía familiar”. “Yo empecé a trabajar en una escuela privada que había en Badalona. No estaba asegurada, me pagaban con un sobre, en efectivo. El primero llevaba 10.000 pesetas dentro”, explica Sabater. Y añade: "Yo daba todo el dinero a casa, y estudiaba de noche". Cursaba BUP de las seis de la tarde a las diez de la noche y ya empezaba a estar metida en el mundo del activismo.

A los 21 años, mientras estudiaba pedagogía en la universidad, empezó a trabajar de educadora en un centro con pluridiscapacidades. "Recuerdo sacándome horas de dormir porque los fines de semana también tenía compromisos sociales", detalla el activista. Y sigue: “Aprendí mucho a gestionar el tiempo. Porque además en mi casa estaba mi hermano con discapacidad. Él requería atención las 24 horas del día. Los aprendizajes de nuestra familia eran de gestión comunitaria del tiempo, prioridades, economía y cuidados”.

Los cuidados han sido un pilar central en su vida, pero también objeto de “precarización económica”, asegura. El dinero de casa iba directo a la adaptación arquitectónica, a la rehabilitación oa adaptar el coche. Además de dejar el trabajo para dedicarse a los cuidados, su madre sólo cotizó de joven: "Se puso a trabajar a los 16 años y hasta que tuvo su primer hijo, que fue con discapacidad. No va poder volver a trabajar nunca más”. La política lamenta que esta situación tan recurrente, que “discrimina a las mujeres” porque suelen ser las que se encargan de las personas dependientes, la ha defendido en solitario en el Parlamento. ~

El bagaje que lleva le ha llevado a rechazar el lujo: “No me gusta, y no sólo ideológicamente. Sino que ya no me gustan las brillantinas, las joyas. Las cosas demasiado sofisticadas no me complacen ni estéticamente ni me generan confort. Disfruto más en un mesón de pueblo o con una tienda de campaña, los lujos me incomodan”. De hecho, asegura que siempre ha intentado depositar el dinero en lugares éticos: “Con mi marido fuimos objetores fiscales por no pagar lo que correspondía al ejército. No lo ingresábamos en Hacienda y lo pagábamos en Amnistía Internacional o en ONGs”. Así, fueron los primeros objetores catalanes en ser embargados.

En este sentido, las causas sociales ocupan una parte de sus gastos: “Más del 10% de lo que yo cobro lo dedico a proyectos de Goteo, Verkami, a la prensa combativa...”. Aunque también cayó “en manos del sistema” cuando tuvo que comprar una casa: “Nos echaron del alquiler, y nos quedamos en la calle, en la selva de la burbuja inmobiliaria, sin tener ninguna propiedad con la que jugar. Caímos totalmente en la trampa, compramos porque dijimos «con la edad que tenemos, no podemos volver a jugárnosla con un alquiler que nos puedan echar a la brava»,tal y como nos habían echado después de estar 23 años viviendo en una casa”.

Carrera en la política

Ha trabajado toda la vida en la educación pública hasta que llegó a la alcaldía de Badalona en el 2015. "Cuando entré en el ayuntamiento, pasé a cobrar menos de lo que cobraba de profesora, por el recorte que nos hacíamos" , explica la exdiputada de la CUP-Guanyem. Y sigue: “Después esto se fue corrigiendo. Cuando subió el salario mínimo interprofesional, desde que entré en el Parlament, eran 2.500 euros al mes, que es lo máximo que he cobrado”. Actualmente, como concejala y con la excedencia de la enseñanza, lo único que cobra son las dietas.

Hoy por hoy, en el ámbito profesional la pedagoga se plantea la jubilación. Y en cuanto a la política institucional también considera retirarse: "Pienso que yo he hecho mi contribución y que debe haber renovación de liderazgos". Y en esa línea: “Yo me veo más haciendo otras cosas, como escribir, por ejemplo. Aunque el activismo nunca lo podré dejar, porque forma parte de mi sangre”, sentencia Sabater.

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