'Homenots y donasses'

El empresario fugitivo indultado por Bill Clinton

El magnate Marc Rich protagonizó uno de los mayores fraudes fiscales de la historia de EEUU

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Marc Rich 1934-2013

En la primavera del 2011, el vasco Daniel Maté Badenes pasó de la noche a la mañana a ser el cuarto español más rico, con un patrimonio de 3.700 millones de dólares. ¿Qué había pasado para que aquel desconocido entrara de repente en el Olimpo de las granas fortunas? Todo empezó en 1993, cuando el financiero Marc Rich vendió a sus directivos la empresa que había fundado años atrás. En el momento en que los nuevos propietarios la sacaron a bolsa, la participación del directivo donostiarra pasó a valer oficialmente los 3.700 millones citados.

Más allá del interés que pueda despertar Maté, la persona relevante en esta historia es Rich. Su historia comienza como la de otras muchas familias judías de los años 40, que víctimas de la persecución del nazismo huyeron del Viejo Continente para iniciar una nueva vida mar allá. Establecidos en Nueva York, el padre de Rich abrió un comercio que le permitió prosperar hasta hacerse empresario. Las relaciones familiares propiciaron que Marc Rich entrara a trabajar (1954) en el departamento de correos de Phillip Brothers, líder mundial en compraventa de materias primas. Allí llegó a ser operador y mostró su talento para ese tipo de negocios.

Después de una década gestionando el mercado latinoamericano, el verdadero éxito -y el que le convirtió en el operador estrella de la casa- le llegó gracias a su capacidad para abrir una brecha en el mercado del petróleo. Hasta entonces éste no tenía un mercado propiamente dicho, sino que el 95% de la producción estaba sometido a un régimen de precios y plazos establecido por el oligopolio del sector, conocido como “las siete hermanas”.

El triunfo le sirvió para abandonar a Phillip Brothers y montar su propio negocio con su inseparable compañero Pincus Green. La ruptura con la firma que la había formado se produjo en 1974, cuando Rich llevaba diez años en la oficina de la filial española, país del que acabaría obteniendo la nacionalidad. La nueva compañía se llamó Marc Rich +Co y se estableció en Suiza. Los tratos secretos con Irán para disponer del petróleo que circulaba por el oleoducto del país le permitieron satisfacer infinidad de clientes compradores de crudo. Se transformó en rey indiscutible de esta materia prima durante un par de décadas. Muestra de esto es que el Financial Times dijo de él que era "uno de los operadores de materias primas más ricos y poderosos de la historia".

En septiembre de 1983 parecía que la música dejaría de sonar cuando un joven fiscal federal de Nueva York, Rudolph Giuliani, anunció el mayor descubrimiento de fraude fiscal de la historia. El acusado era Marc Rich. La causa era la elusión de impuestos, pero sobre todo la traición que suponía que Rich hubiera comprado en secreto petróleo iraní, cuando ese país estaba sancionado por EEUU. Lo que iba a ser el juicio del siglo se transformó en algo parecido a una enfermedad crónica para el financiero. El proceso, entre abogados y sanciones, le costó una fortuna, pero gracias a su fuga a Suiza nunca puso los pies en prisión. En febrero del 2001 la pesadilla acabó cuando el presidente Bill Clinton firmó su indulto durante sus últimas horas de mandato.

Pese a la persecución judicial, que duró casi dos décadas, los años 80 y 90 fueron de éxito profesional para Rich, que seguía haciendo crecer su negocio hasta situarlo en la cima del sector de materias primas, con una facturación de 30.000 millones de dólares anuales y unos beneficios de 400 millones. Cuando el financiero ya parecía inquebrantable, todo se torció de forma inesperada a raíz de una operación fracasada. Que perdiera 172 millones de dólares en una transacción con zinc no hizo ninguna gracia a sus socios, que perdieron la confianza en él y empezaron a presionar para que diera paso a una nueva generación. En medio de una situación insostenible, entre 1993 y 1994 traspasó todas las acciones del negocio a sus directivos -entre ellos Maté- por unos 600 millones de dólares y plegó. Tan pronto como pudieron, los nuevos propietarios modificaron el nombre de la sociedad, borrando todo rastro de Rich y rebautizando a la empresa como Glencore.

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