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Estados Unidos - Irán: la madre de todos los partidos de fútbol

Las autoridades de Irán han amenazado a sus jugadores con represalias en caso de no cantar el himno antes de un partido clave

El equipo Irán y los Estados Unidos ponen, con ramos de flores, antes del partido de la Copa del Mundo de la FIFA entre los Estados Unidos y la Irán, al Estadio Gerland, Lyon, Francia, el 21 de junio de 1998
29/11/2022
7 min

BarcelonaEs la madre de todos los partidos. Bueno, lo es por segunda vez. En 1998 las selecciones de Estados Unidos e Irán, dos estados enfrentados que no mantienen relaciones diplomáticas, se enfrentaron en el Mundial de Francia en un duelo ganado por los iraníes que fue bautizado así. Ahora se repetirá y quien gane accederá a los octavos de final. Desde que en 1979 una revolución echó al último sha de Irán, las relaciones entre Teherán y Washington son hostiles. El régimen islamista de los ayatolás que subió al poder consideraba a Estados Unidos como un enemigo, un ejemplo de valores que no quería en su tierra, una amenaza. Y Washington no tardaría en considerar también una amenaza a los iraníes, especialmente cuando iniciaron su programa nuclear. El partido de 1998 fue de los más politizados de la historia del Mundial. Y ahora se repite, justo cuando Irán vive días complicados. De hecho, según la CNN las autoridades de Irán han llegado a amenazar a sus jugadores con represalias contra sus familiares si no cantan el himno. En el primer partido del torneo, no lo hicieron para protestar contra la represión en su tierra, pero el régimen no quiere ni imaginarse la misma imagen ahora que llega la madre de todos los partidos.

En aquel de 1998 todo costó. Mehrdad Masoudi, nacido en Irán pero criado en Alemania, era uno de los trabajadores de la FIFA que trabajó en aquel partido disputado en Lyon y recuerda cómo cada pequeño detalle generaba tensiones. Según el protocolo del Mundial, en esta competición un equipo recibe la etiqueta de equipo A y otro de equipo B, por sorteo. Y quien es el equipo B es quien empieza a dirigirse hacia el equipo A antes del partido para hacer el apretón de manos de protocolo. "El equipo A era el americano. Así que tenía que ser Irán quién fuera hacia ellos, pero el entonces líder supremo Jamenei dio órdenes de que sus jugadores no fueran andando hacia los norteamericanos. Tenía que ser a la inversa", recuerda Masoudi, que consiguió negociar con las dos delegaciones que, por una vez, fuera a la inversa. Y fueron los norteamericanos los que anduvieron hacia los iraníes, antes de que los dos equipos accedieran a hacerse una fotografía juntos con flores blancas, un símbolo de paz, en las manos.

Aquel partido de Lyon salió bien, pero costó, puesto que los miembros de un grupo terrorista que quería desestabilizar el régimen iraní con apoyo del gobierno de Saddam Hussein, los Muyahidines del Pueblo, habían comprado entradas para el partido. Irán e Irak habían mantenido una guerra cruel y no se podían ni ver. Los norteamericanos tampoco podían ver a Saddam Hussein, pero Washington y Bagdad estaban unidos en la animadversión hacia los iraníes. La FIFA y las autoridades francesas consiguieron evitar la entrada de la mayor parte de miembros de este grupo, a pesar de que algunos sí que llegaron a las gradas del estadio de Gerland con pancartas. Aquel día, de hecho, el sistema de cámaras sirvió para detectar a personas fichadas por los servicios secretos. La realización televisiva fue muy complicada y se optó por un sistema en el que las imágenes de aficionados siempre iban con retraso, para permitir que pasaran un filtro censor para evitar que se vieran banderas prohibidas.

Un doble filtro, de hecho. En Occidente para evitar banderas de grupos terroristas. En Irán, como siempre que su equipo juega un Mundial, se hace un filtro para evitar mostrar imágenes de mujeres sin velo en la grada o banderas de iraníes opositores a su régimen que reclaman democracia. Aquel día de 1998, opositores y defensores del régimen islamista vivieron enfrentados cuando sonaba el himno del país, aquel de los islamistas. Después celebraron los goles a la vez. El partido sirvió para que los dos países se acercaran un poco y 18 meses después Irán viajó hasta Pasadena para jugar un amistoso contra los norteamericanos.

Pero los dos gobiernos, en lugar de andar hacia puntos en común, han vuelto a alejarse en los últimos años. El segundo duelo oficial entre los dos equipos llega justo en el momento en el que centenares de personas han muerto en Irán cuando participaban en las protestas que han sacudido el país después del asesinato de la joven Mahsa Amini. Una chica de origen kurdo que fue detenida por la policía de la moral por no llevar el velo bien puesto y enseñar un mechón de pelo. La familia de Amini aseguró que fue brutalmente torturada desde el momento en el que fue forzada a subir al furgón policial y que las autoridades incluso han controlado cómo es su tumba, con una fotografía donde lleva el velo bien puesto. La represión ha provocado centenares de muertos y, de hecho, una nueva ley autoriza a los tribunales a condenar a muerte los manifestantes detenidos estos días. La violencia habría dejado más de 400 muertos y escenas icónicas, como manifestantes quemando la casa-museo de Jomeiní en su ciudad natal o miles de mujeres quemando sus velos.

Muchos deportistas han demostrado su apoyo a las manifestantes, con jugadores del equipo de fútbol playa o de voleibol haciendo el gesto de cortarse un trozo del cabello, uno de los gestos que se ha globalizado en contra del régimen. El futbolista de la Primera División local Voria Ghafour ha sido detenido por criticar a las autoridades, de hecho. En el Mundial, los jugadores se negaron a cantar el himno el día del debut contra Inglaterra, mientras el himno era silbado por los iraníes presentes en el campo, muchos de ellos con pancartas dedicadas a Mahsa Amini. El día del segundo partido contra Gales, las autoridades cataríes intentaron evitar que pudieran ingresar en el campo con estas pancartas o las banderas críticas con el régimen de los ayatolás.

La crisis de los rehenes

El partido, pues, preocupa a la FIFA. Estados Unidos necesita ganar para clasificarse, puesto que suman dos puntos, uno menos que los iraníes. En las gradas, se pueden mezclar aficionados de Estados Unidos con iraníes fieles al régimen y otros que son contrarios. Las relaciones entre los dos países se complicaron especialmente después de la famosa crisis de los rehenes de 1979. Después de hacer caer al sha, Mohammad Reza Pahlavi, en 1978, los islamistas, liderados por el ayatolá Ruhollah Jomeiní, tomaron el poder aplicando en el estado la ley islámica y cortando los vínculos con los gobiernos occidentales que habían apoyado al sha. De hecho, en 1979, cuando Estados Unidos se negó a extraditar al sha, a quien habían dado refugio, un grupo de seguidores del ayatolá asaltó la embajada de Estados Unidos, donde tomaron como rehenes a 63 ciudadanos americanos. Algunos de los rehenes estuvieron retenidos más de 400 días en un incidente que tensó todavía más la relación entre los dos gobiernos, enfrentados también en aspectos como la voluntad de Irán de tener armas nucleares o el reconocimiento de Israel. La historia, siempre complicada, ha dejado medio escondido el apoyo que Washington dio a Saddam Hussein cuando atacó a Irán en 1980. Años más tarde los norteamericanos acabarían con el régimen de Saddam.

Tal como hizo en 1998, la FIFA ha pedido a los dos equipos centrarse en el fútbol y no hablar de política. El más mínimo detalle, de hecho, puede convertirse en un problema. En 1998, por ejemplo, Irán amenazó con abandonar el Mundial de Francia una semana antes del partido inaugural cuando la televisión pública francesa emitió el film norteamericano No sin mi hija, donde se critica al gobierno de Teherán. Uno de los periódicos oficiales del régimen titulaba el día del partido: "Debemos derrotar a nuestro enemigo número 1". Khodadad Azizi, delantero iraní, no hizo mucho caso de los consejos de la FIFA y afirmó en la previa: "Estados Unidos apoyó a Irak durante una guerra que costó la vida de medio millón de iraníes. Hay que ganar por nuestros mártires".

Años más tarde, el seleccionador iraní Jalal Talebi explicaría que en el descanso representantes de su gobierno bajaron al vestuario para reclamar los pasaportes de los jugadores, y les dijeron: "Si no ganáis, no hace falta que volváis a casa. No veréis nunca más a vuestras familias". Los iraníes ganaron. Y los norteamericanos pensaron siempre que los jugadores rivales se habían dejado la piel. Talebi, por cierto, había huido de Irán en 1983 para irse a Estados Unidos, harto del régimen islamista. Pero años más tarde había vuelto para hacer de entrenador de diferentes equipos. Ahora vuelve a vivir en California, como tantos iraníes, atrapados entre la tierra que añoran y aquella donde viven, Estados Unidos.

El partido llega de nuevo rodeado de un clima de tensión, puesto que en las redes sociales la Federación de Fútbol de Estados Unidos colgó una imagen de la bandera iraní sin el escudo de la República Islámica. Indignados, los iraníes han pedido a la FIFA que expulse a Estados Unidos del torneo por no respetar sus símbolos. Además, un periodista iraní preguntó al jugador Tyler Adams si no le daba vergüenza defender la bandera de Estados Unidos, un estado racista. Adams respondió, educadamente , que "existe discriminación en todo el mundo, la clave es poder progresar".

Y todo mientras algunos jugadores iraníes siguen dando muestras de apoyo a los manifestantes, con declaraciones como las del capitán Ehsan Hajsafi, que afirmó: "Sabemos que nuestra gente no es feliz, que las condiciones en casa no son buenas. Estamos aquí para luchar por ellos". El delantero Sardar Azmoun es quien se ha mostrado más valiente diciendo: "No me puedo quedar callado, y si el castigo es ser expulsado de la selección nacional, es un pequeño precio a pagar por un solo mechón de pelo de una mujer iraní. Se tendrían que avergonzar de la facilidad con la que pueden asesinar una persona. Larga vida a las mujeres iraníes". Otros jugadores callan. Dentro del equipo, hay gente que piensa diferente. Y juntos, unos y otros, intentarán derrotar a Estados Unidos en la madre de todos los partidos. Un duelo de máxima tensión que será arbitrado por un colegiado amigo del diálogo, Mateu Lahoz.

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