Alocado y crítico con Bolsonaro: Richarlison, el nuevo héroe brasileño
El delantero da dinero a su barrio natal y por la lucha contra el cáncer
BarcelonaCuando era un niño, Richarlison se encontró con una pistola que lo apuntaba. Volvía a casa cuando fue atracado. Él iba con un amigo y con los bolsillos vacíos. ¿Qué puede llevar de valor un niño en un barrio pobre? Quién sabe, pero cuando caes en el infierno de la droga, caes en la desesperación. Y el atracador buscaba cuatro monedas, un reloj, un teléfono, lo que fuera, para poder comprar droga. Richarlison recuerda que levantó con las manos lo único que llevaba encima: un balón de fútbol. Y el atracador se marchó.
El nuevo héroe del fútbol brasileño ha picado piedra para llegar a vestir la preciosa camiseta amarilla con ribetes verdes. En una tierra donde el fútbol forma parte de la identidad nacional, como la música, cuesta llegar hasta arriba del todo. En un país todavía roto, como se vio en las últimas elecciones, los jóvenes que viven en los barrios más duros consiguen ganarse un futuro gracias al balón. En el caso del delantero del Tottenham, su infancia está marcada por el divorcio de sus padres cuando él tenía siete años. Los gritos en un pequeño apartamento, la mirada de sus hermanos cuando oían a su madre llorando. Y su padre que se va de casa hacia Minas Gerais para buscar una nueva vida, y dejaba a su esposa sola con sus hijos en la ciudad de Nova Venécia, en el estado de Espírito Santo, en la costa. Les faltaba dinero. Y con 11 años el niño trabajaba de lo que fuera, limpiando coches o vendiendo helados. La madre encontró un trabajo que no le permitía estar con los hijos. Y los cinco hermanos acabaron viviendo con su tía, Audiceia, que cocinaba para ellos y también para más personas, vendiendo comida en la calle. Fue una infancia dura en un barrio donde había delincuencia, droga y poco trabajo. Richarlison dice que todos los hermanos dormían en una misma habitación, con poco espacio. Y que solo era feliz cuando podía jugar a fútbol. El balón lo salvó, tanto proporcionándole trabajo como el día en el que le mostró uno a aquel atracador.
Crítico con Bolsonaro
Cuando cobró uno de sus primeros sueldos como jugador en un club llamado Real Noreste, le dio el dinero a su tía. Y cuando fue fichado por el América Mineiro en 2014 con su primer contrato profesional, le compró a su tía una motocicleta para que pudiera repartir la comida a domicilio. A diferencia de otros jugadores, él nunca ha olvidado sus raíces. "No me hace falta hablar de políticos o de política para saber qué cosas están bien. Que los niños no tengan comida ni un vaso de leche todos los días no está bien. Que haya poco trabajo y tantas desigualdades no está bien. Que haya violencia contra las mujeres no está bien", dijo hace poco. Estaba haciendo referencia a muchas de las políticas que ha defendido Lula, que siempre dice que su sueño es que todos los brasileños tengan un vaso de leche todos los días. Sin pronunciar nombres, estaba criticando a Bolsonaro, a pesar de que no ha pedido nunca el voto por Lula, puesto que afirma no sentirse cómodo hablando de políticos y partidos. Pero se estaba distanciando de todos los jugadores, como Neymar, que han olvidado sus raíces humildes, viven como millonarios y votan por la extrema derecha para poder tener más privilegios. Richarlison, en cambio, dice que hay que luchar contra la pobreza. Eso sí, una cosa es ver las cosas diferente y otra olvidar el espíritu de equipo: cuando hace pocas semanas un periodista alemán criticó a Neymar, Richarlison lo defendió diciendo: "Este periodista es un imbécil".
Richarlison jugó un año en la Segunda División brasileña con el América Mineiro, que subió a Primera. Sus goles le permitieron recibir una oferta del Fluminense, donde jugaría un año. En un ascenso meteórico, en 2017 ya estaba en el Watford de la Premier League con apenas 20 años. Y del norte de Londres a Liverpool para convertirse en un héroe cuatro años en Everton. Y, finalmente, regreso a Londres este año fichando por el Tottenham, donde, cosas de la vida, todavía no ha marcado. En el Mundial, en cambio, ya lleva dos goles. Tite, el seleccionador, siempre ha confiado en él, cosa que ha generado debates que de momento Richarlison ha cerrado con el gol más bonito en lo que llevamos de Mundial, contra los serbios.
En defensa de la ciencia
Campeón olímpico con Brasil en los últimos Juegos Olímpicos de Tokyo, Richarlison se define a sí mismo como un "loco" al que le gusta la juerga. Ahora bien, es un loco al que le gusta salir por la noche y bailar, pero que da el 10% de sus ingresos a un instituto que lucha contra el cáncer, enfermedad que ha sufrido su tía. De hecho, la sanidad ha sido otro de los puntos en los que se ha enfrentado a Bolsonaro. Richarlison participó en campañas para defender la necesidad de vacunarse contra el covid-19 y participó en un estudio sobre la enfermedad. "No me hace falta ir a un laboratorio para saber que hay que confiar más que nunca en la ciencia", diría justo en un momento en el que muchos simpatizantes de Bolsonaro, tal como hacían muchos votantes de Trump en Estados Unidos, dudaban de los científicos. Cuando la mala gestión del gobierno de Bolsonaro provocaba centenares de muertos en la ciudad amazónica de Manaos, el delantero compró oxígeno para los hospitales de la zona. Y criticó al gobierno de derechas cuando fueron asesinados activistas indígenas de la zona. Además, durante la pandemia dio 500 cestas de comida diarias durante muchas semanas a los vecinos de su barrio natal.
Convertido junto con Everton Ribeiro en el único jugador de la selección abiertamente crítico con Bolsonaro, el delantero criticó que el dirigente de derechas usara la camiseta amarilla de la selección como símbolo de su partido. "Si se usa la camiseta de la selección como símbolo político perdemos nuestra identidad", dijo. De hecho, durante las elecciones se cambió la foto de perfil poniendo una imagen con la segunda equipación de la selección, la azul. Ahora que el delantero marca goles vestido de color amarillo, la camiseta de Brasil poco a poco deja de ser un símbolo del bolsonarismo. Y Lula, que pronto volverá a ser investido como presidente, colgó un vídeo de él vestido de amarillo celebrando el gol de Richarlison. "Él es el verdadero jugador del pueblo", lo ha definido el ex jugador Walter Casagrande, que fue compañero de equipo de Sócrates en el Corinthians cuando este club fue un símbolo de la lucha contra la dictadura. Algunos jugadores, por suerte, no olvidan nunca sus raíces.