'EPIC FAILS'

El 'Facebook Phone', ni gratis

Marc Amat
y Marc Amat

Cuando Mark Zuckerberg subió al escenario, el murmullo de los periodistas invadió la sala. Sabían que el creador de Facebook estaba a punto de explicarles los detalles de un proyecto que, hasta entonces, se había mantenido en secreto en las paredes de la sede de Menlo Park, en California. “Por fin puedo explicarles los detalles del Facebook Phone”, soltaba el ejecutivo nada más encender el micrófono, entre risas de los asistentes. “Si hasta ahora los teléfonos móviles habían tenido las aplicaciones como centro de todas las cosas, ahora nosotros hemos colocado a las personas”, detallaba convencido Zuckerberg. Aquel 4 de abril del 2013 los portales digitales se llenaron al instante de titulares que abombaban la gran novedad: acababa de nacer el teléfono de Facebook, bautizado por el propio ejecutivo como "el primer teléfono social del mundo".

Ya hacía tiempo que se intuía su interés por entrar en el mundo de los dispositivos móviles, siguiendo la estela de Google y Amazon, pero la red social había decidido aterrizar con un concepto nuevo: en vez de diseñar y fabricar un teléfono desde cero, había decidido tejer complicidades con la sólida marca de dispositivos HTC. La empresa de Zuckerberg le había encargado la creación de un nuevo modelo de smartphone, especialmente ideado para instalar una variante innovadora del sistema operativo Android que la red social había estado preparando desde hacía meses. Lo había llamado Facebook Home y, a grandes rasgos, no era más que una versión de Android con Facebook como protagonista absoluto: de fondo de pantalla se mostraban las últimas fotos que los usuarios habían publicado en la red, el teléfono se activaba cuando se recibía una nueva notificación y llevaba instalado todo el paquete de aplicaciones vinculadas a la red social. El teléfono salió a la venta en Estados Unidos por un precio de 99 dólares y, para conseguirlo, era necesario ser cliente de la operadora AT&T, que tenía su exclusividad.

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“Era un teléfono de prestaciones discretas que sólo parecía gustar a los auténticos fans de Facebook”, explica Xavier Amores, director del máster en dirección y gestión de empresas de la Universidad de Girona y profesor asociado de Eada. De hecho, el batacazo de Facebook con este dispositivo fue sonado. Durante el primer mes, y pese a la intensa campaña publicitaria que había detrás, sólo lograron vender 15.000 unidades. Ante estas cifras, la operadora que tenía su exclusividad decidió rebajar el precio hasta los 99 céntimos, a cambio de hacerse cliente. La dinámica no se revirtió. Unas semanas más tarde, AT&T devolvía todo el stock de teléfonos que les quedaba. De esta forma se certificaba la muerte del primer intento de la red social de entrar en el mercado de los smartphones.

“El teléfono de Facebook se creó sin pensar en el cliente final”, opina Amores. Para el experto en innovación, el dispositivo parecía creado únicamente con el objetivo de conseguir generar más actividad en la red social. “Además, los usos del móvil no paran de diversificarse: el usuario lo utiliza por mil cosas distintas –explica–. Facebook, en cambio, decidió nadar a contracorriente y focalizar el dispositivo en su red social. No salió adelante”.

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La Lección

“Principalmente, Facebook fracasó por un error bastante sencillo: no saber enfocar correctamente el producto –explica Xavier Amores, director del MBA de la UdG–. Eran muy pocos los usuarios que encontraban útil y satisfactorio un móvil cuya interfaz les conectaba continuamente con la red social”.