Favorecer el catalán en todos los entornos, también en el ocio

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Un fotograma de la serie 'Los anillos de poder'

El cine en catalán llegó sólo a los 412.000 espectadores durante el pasado año, una de las peores cifras de la década, dejando a un lado la pandemia. Después del fenómeno extraordinario deAlcarràs en 2022, el cine hecho, doblado y subtitulado en catalán volvió a reunir tan sólo a un 3% de los espectadores. De hecho, el problema principal está en las películas de las mayores dobladas al catalán, que no logran ganar público de forma significativa. Un ejemplo: Barbie, que obtuvo más de un millón de espectadores, tan sólo alcanzó los 44.000 en la versión doblada en catalán. En cambio, las producciones hechas en Cataluña que se proyectan en versión original son las que suben a la audiencia en catalán.

Se puede culpar a los ciudadanos que no actúan con responsabilidad lingüística, pero todo el mundo que haya intentado ver una película en catalán sabe que a menudo quedan relegadas a salas alejadas de los centros y de los barrios con más catalanohablantes, o en los horarios menos atractivos para la mayoría. Esto no facilita que el público vaya, favorece que el catalán se vea como una opción menos comercial y, por tanto, aún se le relegue más.

Esta situación de estancamiento contrasta con la de las plataformas de streaming audiovisual, donde el contenido en catalán se ha duplicado en dos años. Filmin es, desde hace tiempo, la plataforma privada más consciente en lo que se refiere al catalán, pero otros como Movistar+, Prime Video, HBO Max y Netflix lo han incorporado. El Gobierno se lo marcó como prioridad en el 2021 y ha puesto el cuerno: el doblaje de éxitos como Tiburón y Los anillos de poder, la incorporación a las plataformas de doblajes y subtitulaciones realizados por TV3 y las ayudas a las producciones catalanas han funcionado. Es previsible que la reciente creación de 3Cat aún ayude más.

A estas alturas a nadie se le escapa que el uso social del catalán es uno de los principales retos que tiene nuestra sociedad, no sólo porque es una de las claves de la identidad catalana, sino también porque es una extraordinaria herramienta de cohesión . La cohesión social es un punto de debate clave, y el creciente debate sobre la inmigración hace pensar que aún lo será más. No hace falta ir a buscar ejemplos gastados como el de Dragon Ball para recordar lo que es evidente: el ocio es una de las mejores formas de aprender un idioma.

Como diría el Mandalorian si estuviera doblado o subtitulado al catalán: éste es el camino. Debemos seguir favoreciendo la presencia del catalán en todos los entornos, también en el ocio, porque la disparidad que existe entre el cine y el teatro o la literatura, por poner un ejemplo, es una anomalía. Las plataformas pueden ayudar a corregirla, aunque queda trabajo por hacer y muchas de un principio no se mostraron favorables. El catalán, para sobrevivir, necesita una oferta normalizada en todos los sectores y el ocio popular es uno de los más claves.

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