El otro día hacía temporal y pensé que en la Conca todavía podría bañarme. Pero las olas eran demasiado altas y tuve que conformarme con un paseo por la arena, con el espectáculo de las salpicaduras, la espuma. y los olores. Me dejé llevar por el vicio de ir siguiendo y escrutando con la mirada la línea que delimita la arena seca de la arena mojada, una frontera dibujada con algas, piedrecitas, conchas y porquerías que el mar vuelve al suelo: tapones de botella, trozos redondeados de ladrillo o de cristales, una moneda dorada de cinco céntimos… O el tema para el próximo artículo.
Porque nunca sabes de dónde vendrá el tema para el próximo artículo, y más aún desde que la política es como un castillo dictatorial o casa del miedo. Desde el punto de vista literario, quizás todavía saldremos ganando: descubrí, entre las algas, un clavel blanco y fresco, de tallo largo. Me vino a la cabeza el homenaje que hicimos a una amiga el cumpleaños de su muerte, negada a mar. Fuimos a echar flores al agua. El clavel venido de mar debió de ser de un acto como aquél, quizás en recuerdo de un suicida, o quizás unos familiares y amigos habían arrojado a mar las cenizas de un difunto, con unas flores. Me agaché para coger el clavel. Era de plástico. Por eso parecía recién salido de la floristería. Esparcí la mirada y vi cuatro o cinco más.
Lo encontré extraño y feo, arrojar flores de plástico a mar, pero entonces recordé que hace un par de semanas, paseando paseando, entré en el cementerio de mi ciudad. Hacía poco del día de los muertos, y me encontré el cementerio florecido por sorpresa, como me encuentro el bosque cuando de repente han florecido el madroño, el brezo o la modega. Los nichos estaban llenos de ramos y macetas. Los muertos florecen cada año, pensé. Como no participo, nunca lo había visto. Incluso en la tumba de casa había flores.
Mirando por el cementerio, me di cuenta de que no todas las flores eran naturales, sino que también las había de plástico. ¿Un poco triste, no, flores de plástico fabricadas en China? -se y haciendo un efecto mucho peor que las demás. La flor natural, por corta que esté, sigue viva hasta que se marchita del todo. cementerios están en las afueras, sólo tienes que andar un poco para poder cosechar cuatro flores, más modestas si quieres, pero mucho más delicadas, bonitas y originales hemos asumido que sólo tiene valor lo que se paga. !Porque ya me diréis qué homenaje, flores muertas para los muertos.