Cada casa, un mundo

De garaje a casa: la recuperación de la arquitectura de antes para gente de ahora

Vapor (San Lorenzo Savall). Judit Falgueras Arquitectura

Vapor.
Cada casa, un mundo
26/01/2024
3 min

Tiene algo de lo que fue, pero se integra en lo que es ahora. Conserva un ligero aire de la pequeña nave industrial que un empresario local de la madera construyó en los años 60, pero actualmente es un hogar funcional y acogedor. Guarda mucho de esos espacios diáfanos del almacén que fue posteriormente, aunque se haya creado una distribución nueva y práctica. En la calle, ofrece una imagen que aún puede evocar el taller mecánico en el que se convirtió después. Y mantiene vivo el recuerdo que tiene mucha gente del pueblo, que conocía el lugar como el garaje donde aparcaban los vecinos. Esto fue antes de que una familia joven y recién llegada a Sant Llorenç Savall viera en ese garaje abandonado la oportunidad de transformarlo en un hogar, el suyo.

Vapor.
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La arquitecta Judit Falgueras, autora de la transformación de este garaje en una casa familiar, cree especialmente en la rehabilitación, recuperación y reutilización de edificios existentes. "Rehabilitar es mucho más sostenible que construir un edificio desde cero, y la sostenibilidad ya no es una opción: debe ser un concepto común a todos los proyectos", afirma antes de añadir que le gusta "la arquitectura de antes que es para la gente de ahora”.

Así, de ese viejo garaje conservó la gran puerta de acceso, que ahora se abre hacia un solo lado para dejar entrar a los vehículos de la familia en vez de en dos, como era originalmente. Esta solución le ha permitido crear la entrada en el hogar ya la vez mantener el espíritu de los talleres que tiene el barrio. De hecho, respetando la altura de la gran puerta del garaje, el nuevo forjado se ha construido por encima. Es una estructura ligera que se ha hecho para habilitar una primera planta que, con una remonta, ocupa la parte superior de la entrada, pero deja libre y con la altura original de la nave el gran espacio de la planta baja: un espacio único para la sala de estar, la cocina y la mesa para comer o para lo que sea. Este espacio diáfano y confortable, unificado por el suelo de hormigón que recuerda al pasado industrial, convive con el jardín trasero, desde el que se observa el aspecto de nave que tiene la casa con la cubierta de zinc. Se ha puesto mucho énfasis en el aislamiento del edificio para que tenga una demanda energética muy baja.

Vapor.

Una escalera sobre la pared medianera en la que contrastan, piedra y blanco, la masonería y la construcción de ladrillos originales, se muestra en azul como todos los nuevos elementos metálicos de la casa. Conduce a la planta alta, en la que predomina la madera. Y conduce concretamente a un espacio balcón que es mucho más que un distribuidor hacia los tres dormitorios: es un lugar para el estudio, pero también para almacenar lo que se comparte, como la lavadora que dentro de uno de estos armarios la tienen a mano todos los miembros de la familia, también los niños.

Vapor.
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Que se vea, tanto si es viejo como si es nuevo

Con la voluntad de hacer una arquitectura sincera, que no esconda lo que es, ni los orígenes ni la transformación, la arquitecta Judit Falgueras quiso que en este nuevo hogar se conviviera con los rastros de la nave industrial que fue, pero también con los elementos que ha incorporado la reciente rehabilitación. Así, desde la misma entrada a la casa, se anda entre la vieja pared de piedra en mampostería y un nuevo muro de bloques de hormigón vistos. También pasa al espacio único de estar, cocina y comedor de la planta baja o con las nuevas vigas del techo, todo lo nuevo se subraya y en algunos casos incluso se pinta de un azul vistoso.

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