Cultura en catalán

¿Por qué nos hace tanta gracia el humor sobre el catalán?

Guionistas y humoristas triunfan con libros, monólogos y pasatiempos que hacen parodias, juegos y chistes de la mala salud de hierro del catalán

Ilustración de KAP por el libro 'La llengua catalana. Contra todos los embates'
09/08/2024
7 min

Un militante del catalán, cansado de sufrir, se dirige al Señor:
— Señor, no me quejo, ya sé que somos tu pueblo elegido... pero ¿no podrías haber elegido a otro?

Esta versión de un chiste sobre las tragedias de los judíos bien podría servir para ilustrar el espíritu sufrido del catalanohablante, tan tercamente levantado manteniendo la lengua como terriblemente cansado de la tabarra lingüística. A pesar de que el fondo de la cuestión sea una preocupación real, o quizás precisamente por eso, la lengua es motivo recurrente de gags, monólogos y parodias por parte de los propios hablantes. Mientras en otros países los chistes van sobre tópicos como la comida, la estética y la meteorología –el chovinismo francés o el esnobismo y la pésima gastronomía de los ingleses–, en Catalunya hacemos mofa de la mala salud de hierro del catalán. ¿Por qué caray nos hace tanta gracia el humor sobre el catalán?

Ilustración de KAP para el libro 'La catalana llengua'

"Tenemos fijación porque un inglés nunca ha sentido cuestionada su lengua; es algo que habla de forma natural. En cambio, hablar catalán te lleva a situaciones violentas, surrealistas, divertidas... y por eso es fuente de chistes, monólogos, reflexiones. El humor sobre el catalán tiene un trasfondo político", afirma Júlia Cot, guionista y coautora del cuaderno de pasatiempos Jugada maestra! (Ahora Libros). El humorista y codirector de La competencia, Òscar Andreu, incluso ha creado un monólogo entero sobre su relación con la lengua, Llamamiento a los pájaros de colores llamativos, un espectáculo que ha agotado todas las entradas en su primera gira. "El humor es un bisturí con el que puedes acercarte al tumor –dice Andreu–. Ya me gustaría que hablar de la lengua fuese humor blanco. Pero prefiero acercarme a un tema de interés y cercano al tabú que intentar gustar a todo el mundo”.

"Los chistes son una vía de los humanos para desahogarse, superar las situaciones incómodas, desagradables, frustrantes e incluso trágicas", explica el profesor Joan Melià, que encontró en los chistes una forma de enseñar gramática en clase, idea que ha recogido en el libro Sonreír con la gramática (Ed. Leonardo Muntaner). Hacer humor sirve tanto para señalar un problema como para (des)dramatizarlo, los chistes "tienen parte de transgresión y de toque de atención", señala Melià. "El catalán no pasa por un buen momento, pero está bien vivo. Por eso bromeamos, porque es un referente, porque es nuestra lengua... De las cosas muertas poco a poco se deja de bromear. ¿Verdad que ya no se hacen chistes de Paquirrín? Porque es un referente antiguo, televisivamente muerto, que ya es desconocido por las nuevas generaciones", explica Cot. En cambio, el catalán fue motivo de un gag brillante del Polonia que parodiaba la canción SexoSexy de Mushkaa y Bad Gyal convertida en LéxicoSexy de manos de los personajes de Pere Gimferrer y Quim Monzó: "Tenemos léxico sexy, aunque decir la hora sea un reto épico" y "Tendrás la clica excitada cuando sientan la ela geminada", cantaban.

"Vivir una situación política, jurídica, de consumo, que no es de plena libertad; vivir un proceso de sustitución lingüística, de invisibilización y minorización de la lengua primera de este país", enumera Andreu, hace que hacer humor del catalán sea un campo de minas y, por tanto, terreno fértil para los chistes políticos. "Ahora bien, si se convierte en una adicción y siempre nos aproximamos a los problemas no de forma seria sino desde la ironía, esto es un síntoma que nos estamos coartando. El humor catalán trabaja mucho la ironía porque nos han faltado otras herramientas para enfrentarnos directamente al problema; nos ha faltado poder puro y duro.

Òscar Andreu protagoniza 'Llamamiento a los pájaros de colores llamativos'
Un ejercicio de 'rebranding' de algunos municipios catalanes, incluido en 'Jugada mestra!'

Ganas de divulgar, pasión por corregir

Tras el humor sobre la lengua, más que un intento de banalizar la cuestión, a menudo existe una voluntad más o menos directa de concienciación sobre las dificultades que vive el catalán. "No quiero convencer a nadie –dice Òscar Andreu–. Mi intención no es evangelizar. Pero si pones sobre la mesa unas cuestiones sociolingüísticas que hablando de lengua media y minorizada creo que debería saber, ya me está bien que pasen cosas. Como un espectador que iba a montar un negocio y me dijo que cambiaría toda la cartelería al catalán".

La guionista Elisenda Pineda, que ha publicado La lengua catalana. Contra todos los embates (Ahora llibres), sí que tenía una intención más directa que el libro hiciera "risa mientras lo lees, pero que también te deje ese poso de conciencia que invite a poner los pies en el suelo ya asumir la responsabilidad de hablar en catalán pete quien pete ", dice. "Fui muy consciente de que estaba trabajando con material sensible", recuerda, por lo que buscó "el equilibrio entre joderse de uno mismo, el escarnio a españoles y franceses, y la divulgación", afirma.

Es evidente que los chistes que tratan sobre un determinado colectivo hacen más gracia o menos en función de si quien los explica forma parte del mismo grupo (y, por tanto, es sensible) o es externo (entonces hay más mala baba), e igualmente ocurre con quien los recibe. Pineda no cree que su libro pueda llegar a hacer gracia a los no convencidos: "Me haría mucha ilusión que se añadieran a un movimiento ciudadano en defensa de la lengua. Pero, si puedo pescar dos o tres, ya me daré por satisfecha. En cambio, creo que La catalana lengua sí puede inocular autoestima a los convencidos. No es el momento de soltar los remos", proclama.

"El catalán es lengua y es identidad –dice Joan Ferrús, humorista y coautor del Cuaderno de Blackie Books–, ya menudo lo vivimos de forma traumática por las condiciones en las que se encuentra la lengua y el país. El humor, en cambio, nos permite perderle respeto y convivir con él de forma más celebratoria, haciendo comunidad". ¿Puede que la autoparodia sea parte de la identidad catalana? ¿Qué define la catalanor? "Hace poco leía una entrevista a la cocinera Marina Nicolau en la que decía que los catalanes son lengua, tierra y cocina, y me gustó mucho fijar la nación en estos tres conceptos. Pero más allá de eso creo que algo que define mucho a los catalanes es estar preguntando constantemente qué define a los catalanes –reflexiona Júlia Cot–. Por el simple hecho de que no se nos ha dejado ser y que nuestra nación no se da por hecha. Somos un pueblo tan observado, cuestionado y criticado que estamos todo el rato preguntándonos sobre nuestra identidad. Porque nos han hecho creer que no es lícita, que es un capricho, o que es clasista, xenófoba, supremacista... Y otra cosa que vincula a todo el país es el culto a Platos sucios".

El año de los pasatiempos

Este verano coinciden en las librerías tres cuadernos de verano con pasatiempos que justamente ponen a prueba los conocimientos de catalanor y que semana tras semana están en el ranking de más vendidos en no ficción: el Cuaderno de pasatiempo para adultos, de Blackie Books, que después de trece años de ser superventas en castellano tiene su primera edición en catalán; Jugada maestra!, con juegos de Tomàs Fuentes y Júlia Cot y dibujos del gran Manel Fontdevila (Ara llibres), y los Pasatiempos irreverentes para catalanoadictos, de Luca Vals y Pedro Rodríguez (Fanbooks). Son libros que explotan las dudas y complejas de no hablar bien el catalán con ejercicios sobre barbarismos, dialectos, frases hechas, topónimos, palabras poco conocidas, onomatopeyas, etcétera. "Tenemos complejo y miedo a expresarnos correctamente porque somos conscientes de que es una lengua que ha estado prohibida muchos años y que ahora mismo está muy contaminada por el castellano", dice Cot.

'Pasatiempos irreverentes para catalanoadictos'
'Jugada maestra!'

"Lo importante es hablar el catalán, ampliar sus usos y horizontes. Las redes sociales, la música pop en catalán, todo esto ayuda al coloquialismo ya hacer algo importante: hablar el catalán sin prejuicios. Está muy bien saber qué es correcto o no, pero sobre todo es importante que usemos el catalán aunque sea mal", dice Ferrús. O, como defendía el clan Fabra del Polonia: "Si el catalán te parece de tías, mira que eres burro, cierro comillas, que puedes decir facts y servir a chona, y que te entiendan en Guissona". Esto, sin embargo, introduce otra cuestión polémica: la calidad menguante de la lengua. "Es una dicotomía definitoria –señala Elisenda Pineda–. Tenemos la cordura y el arrebato, y el catalán hard y el catalán light. Hay días que valoramos positivamente que se hable catalán, aunque no responda a todas las indicaciones gramaticales que nos legó Pompeu Fabra, y otros días que maldecimos a los huesos de alguien que no hace una neutra como dios manda o que pone esas sordas en lugar de las sonoras. Y esto nos ocurre porque no somos un país normal. Desconozco si en Madrid se arranca el pelo porque ya no se pronuncia el castellano de principios de siglo XX o por si no se utilizan palabras como ponzoñosa o jicarica, pero todo apunta a que se preocupan de otras cosas, porque su identidad está más que validada y su lengua también. Cataluña está en proceso de construcción desde que nació; somos la Sagrada Familia de los estados y, en estas condiciones, estamos constantemente cuestionando si lo estamos haciendo bien o no".

Las tres novedades editoriales, por otra parte, demuestran que existe un mercado editorial que pide productos en catalán, y editoriales que están dispuestos a ello. "Hay mucha conciencia –afirma Júlia Cot–. Quiero ver y leer cosas en mi lengua materna. Yo misma recorrí media Cataluña en coche para llevar a mis hijas a ver Frozen 2 doblada en catalán en el cine. Y qué merdot de película, tú. Pero un merdo en catalán".

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