BruselasTodas las encuestas prevén que la extrema derecha sacará los mejores resultados de la su historia en unas elecciones europeas el próximo 9 de junio, pero ha llegado a la campaña electoral más dividida que nunca y después de haber protagonizado una quebradiza importante. Eso sí, con el horizonte de una gran boda entre el partido de Marine Le Pen (Reagrupament Nacional) y el de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni (Hermanos de Italia) que la haga renacer más fuerte que nunca. Hace tiempo que ambas líderes están acercando posiciones y, este fin de semana, la ultraderechista francesa ha tendido la mano públicamente a la italiana. "Ha llegado la hora de unirnos", ha dicho en una entrevista en el diario italiano el Corriere della Sera.
Galàxia de l’extrema dreta europea
Líders, partits, principals grups i mitjana d’escons que els donen les enquestes
De hecho, fuentes europarlamentarias de ultraderecha ya interpretaron la decisión Le Pen de expulsar la AfD de su grupo europarlamentario, Identidad y Democracia (ID), como una insinuación hacia Meloni. Teóricamente, la líder francesa tomó esta decisión la semana pasada por unas polémicas declaraciones sobre las SS del candidato de la formación ultraderechista alemana, Maximilian Krah, quien también está acusado de haber cobrado de los servicios secretos de Rusia y China.
Ahora bien, aunque a la líder francesa le interesa acercarse a Meloni antes de las europeas para ponerse la piel de más moderada, a la italiana no le conviene dar ninguna muestra de sintonía pública por lo contrario: ser vista como demasiado radical —tanto como Le Pen— para pactar con ellos. De hecho, la propia presidenta de la Comisión Europea y candidata del Partido Popular Europeo (PPE), Ursula von der Leyen, hace diferencias entre la extrema derecha. Se abrió a pactar con Meloni por "europeísta" y ser favorable a la OTAN ya mantener el apoyo en Ucrania, pero rechazó un potencial apoyo de los lepenistas porque son "amigos de Putin".
A nadie se le escapa, sin embargo, que Von der Leyen aceptó el apoyo de Meloni más explícitamente que nunca en el último debate electoral por sobre todo dos motivos: teme necesitar sus votos en el Parlamento Europeo para ser revalidada en la presidencia de la Comisión Europea y quiere que le apoye como jefe de gobierno en el Consejo Europeo, que es el organismo que elige realmente a los grandes dirigentes de la UE después de los comicios. En cambio, la conservadora alemana quiso dejar claro que no pactaría con Le Pen porque es la gran opositora del presidente francés, Emmanuel Macron, quien la impulsó por primera vez en el trono de Bruselas y volverá a necesitar para salir reelegida.
Sin embargo, la extrema derecha ya prepara la reconfiguración de su ruptura para que todos los altos cargos de la UE estén acordados y no se vea obligada a realizar tantos equilibrios. En este sentido, Le Pen insiste en la entrevista de Corriere della Sera que si su grupo europarlamentario (ID) se une con el que lidera ahora Meloni (Conservadores y Reformistas Europeos, ECR) pasarían a ser la segunda fuerza del Parlamento Europeo. Según las proyecciones electorales, en total sumarán unos 140 eurodiputados, sin contar a los del partido del húngaro Viktor Orbán y la AfD, que no están adscritos a ninguna familia europea y se prevé que saquen entre 10 y 17 escaños, respectivamente.
Rusia como línea divisoria
Pese al sueño de Le Pen y Meloni, existe una línea divisoria entre partidos de extrema derecha en la UE que en estos momentos parece complicada de superar: el posicionamiento respecto a la guerra de Ucrania y su relación con el régimen de Vladimir Putin. De hecho, tal y como señala Von der Leyen, Meloni —sobre todo desde que gobierna— se ha mostrado claramente favorable a la OTAN y de ayudar a las tropas ucranianas, pero no todos los partidos con los que comparte grupo (ECR) piensan lo mismo .
También forman parte de ECR, por ejemplo, el islamófobo francés Éric Zemmour (Reconquista) o Vox, que han mantenido estrechos vínculos con el Kremlin, si bien últimamente han mirado —al menos de cara a la galería— de distanciarse de ellos. . Sin embargo, sí es verdad que el resto de miembros del grupo europarlamentario son totalmente contrarios a Putin, como es el partido del anterior gobierno de Polonia, Libertad y Justicia, el Partido de los Finlandeses, Demócratas de Suecia o el checo Partido Democrático Cívico.
En cambio, hay más prorrusos en el otro grupo europarlamentario de extrema derecha (ID), que está controlado por Le Pen y el partido de Matteo Salvini (Liga Norte). Sin ir más lejos, estos dos líderes siempre han tenido estrechos vínculos con Putin, aunque ahora evitan reivindicarlos demasiado. También forma parte el ganador de las últimas elecciones neerlandesas, Geert Wilders, quien abiertamente quiere acabar "con la rusofobia histérica" de la UE y defiende que Moscú puede ser "un aliado contra la inmigración".
De hecho, algunos eurodiputados checos, rumanos y de los países nórdicos de ECR, que por cuestiones históricas y geográficas son muy contrarios a Moscú, ya han dicho que se niegan a aceptar a su grupo partidos que no sean claramente favorables a mantener cese junto a Ucrania y contrarios a Putin. Y, por ello, pese a su buena sintonía, parece que la formalización del matrimonio entre las dos principales líderes de extrema derecha de la Unión Europea va por largo y todavía no hay fecha para la gran boda.
Scholz amenaza a Von der Leyen con retirarle el apoyo si pacta con la extrema derecha
Diferentes partidos de la familia socialdemócrata europea, incluso el alemán, que lidera Olaf Scholz, han amenazado a Von der Leyen con retirarle el apoyo si pacta con la extrema derecha. Esto complicaría, y mucho, la revalidación de la conservadora alemana al frente de la Comisión Europea, porque podría tanto necesitar los votos de los socialdemócratas como, por ejemplo, los del partido de Giorgia Meloni (Hermanos de Italia).
Von der Leyen ya se ha mostrado totalmente abierta a pactar con Meloni, que este lunes ha salido a defender que en el Parlamento Europeo se pueden "alcanzar mayorías diferentes". Hasta ahora, predominaba la gran coalición entre conservadores, socialdemócratas y liberales, pero los potenciales grandes resultados de la ultraderechista italiana podrían hacer posible que Meloni entrara de algún modo en la ecuación de gobernabilidad de la Unión Europea.