Bruselas teme el aumento de partidos, gobiernos y eurodiputados prorrusos en la UE

El crecimiento de la extrema derecha en el Parlamento Europeo augura una cámara más cercana a los intereses del Kremlin

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Una sesión del Parlamento Europeo en Estrasburgo.

BruselasLos apoyos al régimen de Vladimir Putin dentro de la Unión Europea son minoritarios y están muy lejos de rebajar el inequívoco compromiso del bloque europeo con Ucrania. Ahora bien, cada vez son más los partidos y dirigentes que están aprovechando el descontento provocado por las derivadas del conflicto -como la inflación o el hecho de tener que asumir el excedente de producción agraria de Ucrania– para sacar rédito electoral, y se prevé que la representación de eurodiputados más cercanos al Kremlin incremente sustancialmente en la próxima legislatura europea, sobre todo de la mano de la extrema derecha.

Las encuestas auguran que en los comicios europeos del próximo 9 de junio la ultraderecha sacará sus mejores resultados de la historia y, aunque no será clave en la gobernabilidad de la UE, se prevé que superen los 200 eurodiputados y pasen a tener un papel mucho más destacado en el Parlamento Europeo. Y muchos de los partidos de extrema derecha –sobre todo antes de la invasión rusa en Ucrania– tienen buenas relaciones o han mostrado simpatías hacia el Kremlin.

De hecho, éste es uno de los principales temores de la presidenta de la Comisión Europea y candidata del Partido Popular Europeo (PPE), Ursula von der Leyen, quien ya ha avisado de que está dispuesta a pactar con todo el mundo, también con formaciones ultraderechistas que "no sean favorables a Putin ni contrarias a la OTAN". Esta condición casi sólo descarta de la ultraderecha la formación de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, que desde que gobierna se ha mostrado mucho más contraria a Moscú y favorable a las políticas de la UE.

No se puede decir lo mismo, por ejemplo, de una de las grandes dirigentes ultraderechistas, a la que las encuestas también auguran muy buenos resultados, Marine Le Pen. Aunque desde el inicio de la invasión ha escondido un poco sus simpatías con Moscú, mantiene un discurso ambiguo en el que no se posiciona claramente con ningún bando y se limita a lanzar mensajes pacifistas contra la guerra. También se prevé que obtenga representación en la Eurocámara por primera vez el partido del islamófobo Éric Zemmour, que sin tapujos se ha declarado en reiteradas ocasiones a un gran admirador de Putin.

También en Alemania

En el mayor país de la UE, Alemania, la extrema derecha también está creciendo a marchas forzadas. En la misma línea que Le Pen, el principal partido ultraderechista del país germánico, Alternativa para Alemania, critica el supuesto belicismo de la OTAN contra Rusia o las sanciones de la UE en el Kremlin, y suelen obviar el imperialismo del régimen ruso como motivo principal del conflicto.

Este discurso arraiga especialmente en la antigua Alemania del Este y entre los más nostálgicos de la Unión Soviética. Y no sólo con votantes de la extrema derecha, sino también del partido del lado ideológico del polo opuesto. De hecho, ha habido diferentes voces de Die Linke (la izquierda, en catalán) que se han mostrado equidistantes respecto a la invasión rusa e incluso contrarios a las ayudas militares que Alemania y el global de la UE han enviado a las tropas ucranianas.

De hecho, el partido poscomunista ha sufrido una cierta división a raíz de la guerra de Ucrania y el papel que debe jugar Berlín en la invasión del régimen de Putin. Incluso, una exmiembro de Die Linke, Sahra Wagenknecht, ha fundado un nuevo partido que los medios alemanes califican de populismo de izquierdas. Ella misma asegura que es una conservadora en algunos aspectos, como el de la inmigración, y progresista en cuestiones económicas. Las encuestas también estiman que obtendrá representación.

Sin embargo, en otros países los prorrusos ya han llegado al gobierno. Más allá del ultraderechista húngaro Viktor Orbán, que siempre va a contracorriente del resto de la UE e intenta tropezar con todas las iniciativas para ayudar a Ucrania, el otoño pasado también ganó las elecciones en Eslovaquia el candidato populista de izquierdas y proruso Robert Fico. Por el momento no está siendo una piedra en el zapato como Orbán, tal y como amenazaba en campaña, pero a menudo hace declaraciones favorables a las tesis de Putin y pidió, por ejemplo, que Ucrania "ceda" parte de su territorio o dijo que " no hay guerra en Kiiv" porque la "situación es absolutamente normal", así como insinuó que algunos estados miembros "tienen intereses" en hacer la guerra contra Rusia.

Aparte de Hungría y Eslovaquia, que son los socios de la UE más afines al Kremlin, también preocupa a Bulgaria, donde también hay un porcentaje muy elevado de la población que se sienten cercanos al régimen de Putin. De hecho, el mayor partido ultranacionalista y proruso del país tiene cada vez más apoyo popular y va ganando influencia.

Espionaje en la Eurocámara

Más allá del aumento de representantes prorrusos en el Parlamento Europeo en la próxima legislatura, durante los últimos días han ido saliendo distintos casos de presunto espionaje de eurodiputados en favor del Kremlin. El caso más polémico que destapó la prensa y ya investiga la propia Eurocámara es el de la letona rusófona Tatiana Zdanoka, pero distintos eurodiputados se han quejado de que no es la única y esta semana han evitado una carta a la presidenta del Parlamento Europeo , Roberta Metsola, en la que apuntan que "hay más representantes que trabajan por los intereses de Rusia".

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