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Pere Borràs: "Hay que ampliar el actual límite para el autoconsumo en generación distribuida hasta los 5 km de radio"

Director de Generación en Estabanell

Pere Borràs,
Redacció
hace 20 min
4 min

Pere Borràs, director de Generación en Estabanell, reclama una mayor implicación de las instituciones para avanzar en las renovables y pide ampliar el límite de la generación distribuida hasta los 5 km de radio para poder aprovechar mejor esta energía renovable.

En Cataluña, el debate sobre los proyectos energéticos es especialmente intenso y con frecuencia polarizado. Ante esta realidad, ¿qué le dirías a una ciudadana que percibe que la transición energética se está haciendo "a expensas" del territorio?

— Desde Estabanell insistimos en que la tramitación es extremadamente garantista y siempre debe obtener la aprobación de muchos de los actores implicados: urbanismo, patrimonio, medio ambiente, carreteras, etc. Intervienen todos los puntos de vista posibles y cualquiera de los implicados inciden en el proyecto final. Sólo el proyecto que cumple con cada uno de los requisitos sigue adelante. Por tanto, el proceso garantiza al cien por cien su viabilidad. Muestra de ello es que un 37% de los proyectos quedan descartados por varios motivos, el 13% son aprobados y el resto quedan pendientes. Por tanto, se trata de un proceso exigente, con el que la ciudadanía puede estar tranquila, porque sólo los proyectos que son positivos por el territorio salen adelante.

¿Qué propone para que el retorno a la sociedad sea evidente y medible y vinculado directamente a los proyectos de generación?

— Las renovables son imprescindibles para abandonar los combustibles fósiles. Por tanto, un proyecto de generación de renovables bien integrado y proporcionado a su entorno, es una oportunidad para contribuir a frenar el cambio climático y tiene un impacto directo en el medio ambiente. A nivel estratégico, estamos siempre en manos de la volatilidad de la energía. Si hacemos un ejercicio de memoria, cuando estalló la guerra de Ucrania se disparó el precio del gas y lo que conseguimos con estas instalaciones es limitar los factores externos y hacer que la energía sea económica. Estamos impulsando una energía más sostenible que reduce emisiones, ahorra costes y mejora el bienestar de las personas y la competitividad de las empresas. Por eso, desde Estabanell estamos insistiendo en que es necesario ampliar el actual límite para el autoconsumo en proyectos de generación distribuida hasta los cinco kilómetros de radio, para poder aprovechar mejor esta energía renovable. Ahora está sólo en 500 metros y no tiene sentido que el entorno no se pueda beneficiar directamente.

En el contexto normativo, todavía está vivo el hecho de que el Congreso no aprobara el conocido como real decreto "antiapagos", ¿qué lectura hizo?

— A nosotros nos sorprendió que no se aprobara un real decreto tan técnico como éste y tan positivo. La buena noticia es que se han ido aprobando a través de pequeños decretos otras medidas de actuación del autoconsumo de los 500 metros como con el decreto 997/2025. Estamos pidiendo que se aplique el autoconsumo compartido a 5 km de distancia para proyectos situados en el suelo que conecten a la red de distribución. Y no sólo, como decía, en tejado sino también en el suelo porque ganamos todos y la ciudadanía percibe muy directamente los beneficios de una instalación como las que proponemos.

¿Y qué valoración hizo sobre el último decreto ley aprobado por el Parlamento el 19 de noviembre?

— En Catalunya ocurrió algo parecido en julio, cuando cayó el decreto de medidas urgentes. Se ha mejorado la tramitación, agilizando y acelerando el almacenamiento. Se han despejado algunas dudas y se ha facilitado el autoconsumo, pero lo que echamos de menos más allá de los plazos son los períodos para tramitarlos, así que sería bueno que pudiéramos contar con un silencio positivo para sacar adelante los proyectos.

El debate sobre la tramitación es central en el sector de las renovables en Cataluña. ¿Cómo plantea el diálogo con el territorio?

— Nosotros nos explicamos donde hace falta, con total transparencia y datos objetivos. Y aprovechamos también para explicar lo que decíamos antes y es que el procedimiento para llevar adelante una instalación de renovables es absolutamente garantista y ésta es la parte positiva. Cataluña continúa en la cola del Estado en generación de energías renovables, lo que nos obliga a repensar cómo aceleramos la transición energética. Necesitamos un modelo más sostenible, que nos permita no depender tanto de generación que se echa de Cataluña y que debemos exportar. Por eso, sería recomendable que el promotor pudiera presentar una declaración responsable acreditando que el proyecto no perjudica a terceros, de forma que se pueda avanzar en el trámite sin bloqueos ni el riesgo de tener que volver atrás.

Desde su perspectiva, ¿qué papel puede jugar la generación renovable en la reindustrialización del país? ¿Qué oportunidades puede abrir para el tejido productivo y para los territorios en los que se instalan los proyectos?

— Esta generación de energías renovables tiene un impacto directo en el territorio: genera ingresos para los ayuntamientos en forma de impuestos y aporta rentas a los propietarios a través del alquiler de terrenos. El informe Idescat 2024-2080 concluye que en este período de tiempo se generarán, cada año, una media de 170 millones de euros en ingresos por ayuntamientos y 91 millones por las personas propietarias. La ventaja es que estas ganancias se redistribuyen por todo el territorio y no sólo en los dos pueblos que tienen ahora centrales nucleares. Y en el ámbito de empleo estamos hablando de 4.000 puestos de trabajo al año por la construcción y 29.000 directos e indirectos que se generen.

La energía ha estado en el centro del debate en los últimos tiempos: primero con la escalada de precios del 2022 y, más recientemente, con el apagón masivo del 28 de abril. ¿Abren estos episodios una oportunidad para conectar más con el consumidor?

— Nos está ayudando a reflexionar sobre qué modelo energético queremos y qué papel queremos jugar como país. Tenemos sol y viento, lo que nos da una enorme oportunidad para construir un sistema energético más seguro, sostenible y alineado con los intereses del territorio. Depende de nosotros aprovechar ese potencial para avanzar o, por el contrario, quedarnos atrás. Pero, además, estos acontecimientos han abierto también la puerta a hablar de todo lo que hará posible la transición energética con un consumidor más informado y protagonista: la flexibilidad de la demanda, el almacenamiento, la generación renovable distribuida, las redes inteligentes, el autoconsumo y nuevas formas de participación energética. Todo ello configura un modelo más resiliente y eficiente, donde el ciudadano deja de ser un actor pasivo para convertirse en pieza clave del sistema.

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