El perfil

"Siempre me he guiado por amor o por vientre"

Astrid Camprubí, directora general de Aqtiva Data Tech, explica cómo cambió la actuación por los negocios tecnológicos

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La consejera delegada de Aqtiva Data Tech, Astrid Camprubí.

Formación

“Estudié en la Escuela Montessori de Girona, donde he crecido, durante toda mi infancia. Sin embargo, con 17 años decidí irme a Barcelona porque siempre he sido muy inquieta y quería cambiar de aires. Era 1998 e hice el COU en la Escola Fert. En un inicio quería estudiar arte dramático, pero después terminé haciendo empresariales en Esade, donde estudié una licenciatura y un MBA. El último año de universidad, además, me fui a Milán para realizar la especialización y, al graduarme, me fui a vivir a Madrid para estudiar arte dramático finalmente. Sin embargo, con 24 años, y mientras estaba en Madrid, me quedé embarazada, así que volví a Barcelona. A pesar de tener un hijo, logré terminar la licenciatura de arte dramático en la Escuela Eòlia. Así que tuve que combinar el trabajo y los estudios para mantenerme”.

Vida personal

“A pesar de nacer en Barcelona, ​​he crecido en Girona. Vengo de una familia con orígenes muy diversos: mi abuela por padre es alemana y mi abuelo catalán, pero se conocieron en África, donde nació mi padre. Luego se trasladaron a Barcelona y montaron un hotel en la Costa Brava; por eso siempre he tenido una vinculación con el mundo del servicio y la restauración. Por el lado de mi madre, mi otra abuela también tenía una pensión en Barcelona, ​​en la calle Jovellanos, donde en los años 60 se alojaron varios artistas del mundo del cabaret y del destape. Así que, de alguna forma u otra, siempre he traído esa inquietud de los negocios dentro, y con referentes femeninos a la familia. No he sentido la necesidad de reivindicarme y me llevo esta feminidad naturalizada a la empresa”.

Camprubí durante su tiempo libre.

Vida profesional

“Cuando terminé la universidad no tenía muy claro hacia dónde quería enfocarme laboralmente, pero sí sabía que no me apetecía entrar en una gran empresa. Al estar vinculada al mundo de la cultura, tuve la oportunidad de entrar en la Fundación Josep Carreras en 2005 y en Pere Tarrés en 2008, siempre en los equipos de marketing y ventas. En ese momento empecé a realizar algunos trabajos de actuación, pero enseguida me di cuenta de que tenía mucho talento alrededor y aposté por crear una productora en el mundo artístico y transmedia, por ejemplo haciendo espectáculos con The Mamzelles. Esto evolucionó hasta tener una mayor productora, Mmuaka, que estuvo activa hasta el 2019. En paralelo, lo combinaba con trabajos más de carácter empresarial, en departamentos de marketing o de ventas de varias empresas, para ir cogiendo experiencia . En 2016 decidí entrar en el mundo de la restauración con una marca de ostras, Huîtres Amélie, donde fui también directora de expansión internacional hasta 2020. Después aposté fuerte por el sector tecnológico, donde he sido directora general de RedKey y directora general de una start-up dedicada al análisis de datos, Aqtiva”.

Lecciones de vida

“A veces creo que, vista desde fuera, puede parecer que mi carrera profesional no sigue un hilo conductor. Pero la realidad es que siempre me he guiado mucho por amor o por vientre, y he luchado por hacer realidad las cosas en las que he creído. Ahora puedo explicarlo como anécdotas, pero, a pesar de no haber sido fácil, siempre ha merecido la pena. Hacer cambios, emprender y luchar por tus proyectos y tus ideas es duro. Lo es porque a veces cuesta llegar a fin de mes, más si tienes una familia, y también porque tienes que ir a contracorriente contra los miedos que te impone tu entorno. Miro atrás y pienso que deben tenerse las herramientas suficientes para no hacer caso de estos miedos y poder perseguir tus objetivos.”

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