¿Por qué los jóvenes llevan calzoncillos debajo del bañador?
¿Te has fijado que a los jóvenes, por encima de la cintura del bañador, les sobresale la goma de los calzoncillos? ¡Qué ganas de complicarte la vida y comprometer aún más la comodidad del bañador bóxer! Y digo "aún más" porque este tipo de bañadores, que cuando sales del agua se enganchan al cuerpo como la ventosa de un calamar y que tienen unos eslips de rejilla que pueden irritar la entrepierna, no son la mejor de las soluciones. Pero ¿se arregla algo, dejando los calzoncillos debajo? Definitivamente no, puesto que no están pensados para el agua ni para secarse con rapidez. Esto hace que, por un lado, incrementen la presión en los genitales y, por otro, la humedad constante aumente el riesgo de infecciones. Sin embargo, la comodidad no es el motor principal que justifica esta tendencia.
Uno de los motivos se encuentra en la cultura del surf y en el bañador que usan, hecho de un tejido de secado muy rápido y antiirritaciones, pero que no dispone de eslip interior. Y por eso muchos surfistas optan por dejarse los calzoncillos, haciendo que esta práctica se haya esparcido más allá del deporte. Otra influencia viene de la moda del hip-hop y sus característicos pantalones anchos y bajos, que dejan al descubierto la parte superior del bóxer. El origen de esta tendencia proviene de la indumentaria de algunos centros penitenciarios de Estados Unidos. A los presos se les daban pantalones de tallas grandes pero sin cinturón por el riesgo de suicidio, lo que hacía que la cintura siempre cayera hasta medio culo. Calvin Klein hizo una jugada maestra de márquetin cuando, en la década de los 90, aprovechó este pequeño espacio visible de la goma de los calzoncillos para colocar el logotipo. A partir de entonces, ostentar socialmente a través de la marca de la ropa interior se ha convertido en una práctica tan normalizada que se ha extendido hasta la ropa de baño.
La búsqueda de comodidad rara vez está detrás de la creación de nuevas modas, generalmente más impulsadas por motivaciones simbólicas. Y este tema lo deja meridianamente claro. Si el confort es lo que más preocupa a los hombres, ¿por qué no llevan un bañador eslip? Este, con apodos como turbopaquete o fardahuevos, podría ser la solución: comodidad, libertad de movimiento y bronceado más amplio. Sin embargo, el público masculino tiene fuertes reticencias respecto a su uso. Ya sea por cuestiones clasistas, ya que el eslip nos conecta con un horterismo castizo, que arranca con el torero, continúa con el carácter zoquete del latin lover de los setenta del landismo y acaba con Torrente, ostentando un paquete que es más turmas que pene. Y la otra puede deberse al hecho de ser una pieza muy normalizada entre el colectivo homosexual, posiblemente por su componente sexualizador y hedonista. Y lo que el hombre hetero normativo no está dispuesto a tolerar es que una prenda tan cercana a las partes más nobles cuestione su masculinidad, aunque esto comprometa su bienestar físico.