"Es sólo agua, y está limpia"... Por qué no es buena idea reutilizar una botella de plástico

En oficinas, universidades y gimnasios, mucha gente rellena la misma botella, pero los estudios alertan del peligro que conlleva hacerlo

"És només aigua, i està neta"… Per què no és bona idea reutilitzar una ampolla de plàstic
Isidre Estévez
10/04/2016
4 min

BarcelonaEs una imagen repetida miles de veces cada día. En el gimnasio, en la facultad, en la oficina... mucha gente usa las fuentes de agua con el fin de ahorrarse el precio de una botella de agua mineral. Pero, por una cuestión de comodidad, no van a beber cada vez a la fuente, sino que usan una botella de plástico vacía y la llenan. Una vez vacía, la llenan de nuevo. Una y otra vez. Es una práctica muy habitual pero, según los científicos, muy poco recomendable. ¿Por qué?

"Es sólo agua, y la botella está limpia porque sólo ha contenido agua". Es lo que pensamos cuando, una vez terminada el agua, la volvemos a llenar a la fuente. La botella es transparente, no se ve nada extraño, sólo bebemos nosotros, no hemos puesto nada más que agua... ¿qué problema puede haber? Pues, a grandes rasgos, dos. El primero es que el contacto prolongado con los dedos y con los labios incrementa la probabilidad de que entren bacterias en el interior de la botella. El segundo es que el plástico de las botellas se acaba desgastando, liberando componentes químicos y favoreciendo el desarrollo de microorganismos. En resumen: rellenar una botella con agua puede parecer una práctica inocua y perfectamente normal, pero presenta un riesgo para la salud.

Tipos de plásticos

Lo primero que hay que tener en cuenta es que botellas de plástico hay de muchos tipos: PET, HDPE, LDPE, PVC, BPA... En algún lugar de la etiqueta o de la misma botella (generalmente en el culo) debe constar el material, distinguido por sus siglas y por un número. La inmensa mayoría de las botellas de agua que se venden en el mercado catalán están fabricadas con politereftalato de etileno, que se distingue con la denominación 'PET 1' rodeada por el símbolo de reciclaje. Transparente, ligero, impermeable, resistente, protector del contenido, reciclable... El PET tiene muchas ventajas y domina de forma clara el mercado del agua envasada, hace años limitado al cristal. Pero, a pesar de sus virtudes, conlleva riesgos, porque no fue concebido para su reutilización. Reciclable, sí; reutilizable, no.

El riesgo número 1 lo aportamos nosotros. Cada vez que bebemos cogemos la botella con las manos y, obviamente, nuestros labios entran en contacto con la apertura. Son contactos que hacen que las bacterias que llevamos encima, o con las que acabamos de entrar en contacto en cualquier superficie, encuentren una vía de acceso hacia el interior de la botella, donde se cogen a pequeñas fisuras. La boca de la botella es, obviamente, el lugar donde se concentran más bacterias.

Si sólo usamos la botella una vez el riesgo de infección es bajo. Existe, sobre todo si no tenemos las manos limpias y tocamos la boca de la botella sin darnos cuenta de ello, pero limitado. Pero si la reutilizamos el número de bacterias crece de forma sostenida, cosa que incrementa el riesgo de infección. Quizás creemos que, si una vez vacía la volvemos a llenar con agua nueva, esto equivale a limpiarla. Pero no es cierto, porque el plástico se deteriora con el tiempo y acaba facilitando la adhesión de microorganismos. Por muy resistente que sea el PET no es completamente invulnerable a factores como la temperatura o la luz.

'PET 1': reciclable, però no reutilitzable

Lavar: solución y problema

A raíz de un estudio realizado en una escuela de Canadá -que demostró que el número de bacterias presentes en las botellas de agua reutilizadas es tan elevado que supera los niveles aceptables para el agua potable-, las autoridades sanitarias recomendaron a todos los que rellenan botellas que, antes de hacerlo, las laven bien. Bien quiere decir con agua tibia -pero no caliente, que hace que parte del compuesto químico con que está elaborada la botella se acabe desprendiendo y acabe en el agua- y un poco de jabón suave. El problema es que lavar la botella ayuda a destruir las bacterias pero crea problemas nuevos, ya que acaba por dañar la estructura de la botella, cosa que provoca la liberación de componentes químicos. Asimismo, estos daños en la estructura de la botella no hacen más que incrementar la posibilidad de que se adhieran nuevas bacterias. Un auténtico círculo vicioso totalmente invisible a nuestros ojos: a simple vista, la botella se ve bien y limpia.

Componentes polémicos

Limpia a simple vista pero llena de componentes nocivos, sobre todo bisfenol A, un componente que se utiliza en la elaboración del plástico. Según la Unión Europea es perfectamente seguro, pero no todo el mundo está de acuerdo. En los Estados Unidos está prohibido su uso en la elaboración de biberones. Varios estudios han vinculado el bisfenol A a todo tipo de enfermedades, desde la depresión hasta el cáncer, pasando por el asma o la baja calidad del esperma. Otros estudios afirman que el plástico reutilizado libera DEHP, un componente químico muy habitual pero igualmente vinculado a varias enfermedades. No hay estudios concluyentes, pero la controversia existe.

El vidre és una alternativa segura

Alternativas

¿Quiere decir esto que hay que comprar una botella de agua cada vez? Obviamente sí si lo que queremos es agua mineral. Si no es así (una opción perfectamente viable en nuestro país, donde el agua del grifo ha pasado todos los controles y es de calidad), debemos saber que los expertos insisten en que lo mejor es evitar la reutilización de botellas de plástico. Los estudios señalan, sin embargo, tres excepciones que sí son seguras: HDPE, LDPE y PP, tres tipologías que se distinguen, respectivamente, con los números 2, 4 y 5. Si lo que quieres es reutilizar la botella, asegúrate de que está hecha de uno de estos materiales. Te tendrás que esforzar, porque la práctica totalidad de marcas de agua de nuestro país utilizan PET 1 a la hora de envasarla. Y, atención, porque esto también incluye la mayoría de botellas transparentes que se utilizan para llevar en las bicicletas, por ejemplo.

Más allá del plástico, hay dos alternativas perfectamente seguras: el cristal (adecuado para usarlo en casa o en la oficina) y el acero inoxidable (para la escuela o el gimnasio). Ahora bien, también en estos casos hay que lavar las botellas de forma regular y dejarlas secar bien antes de volverlas a llenar. A diferencia del plástico, estos materiales no se deterioran y no liberan componentes químicos, pero hay que lavarlos para destruir las bacterias que, inevitablemente, acabarán entrando en su interior cuando las usamos.

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