Un millar de agentes bloquean estaciones de tren y de autobuses del país para cazar multirreincidentes
Los Mossos detienen a 67 personas con 497 antecedentes en un dispositivo en el Camp de Tarragona, Lleida, Girona y Manresa
Tarragona"Pensábamos que estaban rodando una película", decía Carlota Escudero este viernes por la tarde cuando ha visto una cuarentena de Mossos d'Esquadra entrar en la estación de autobuses de Tarragona rodeados de periodistas con cámaras. Los agentes han llegado a la estación de la plaza Imperial Tarraco algo después de las cinco de la tarde. Con discreción, estacionaron cuatro vehículos en la puerta principal. En el resto de accesos había agentes de paisano. Cuando todo el mundo estaba en su sitio, los policías uniformados han empezado a entrar con calma dentro de la estación y han hecho una redada de identificaciones. Unos minutos más tarde, ya habían encontrado uno de los perfiles que buscaban: un hombre con una orden de búsqueda y captura. Detenido y hacia comisaría. Según las primeras informaciones, también encontraron a un par de personas que llevaban pequeñas cantidades de droga.
Esta escena que Carlota estaba presenciando en directo también se estaba produciendo, en ese mismo momento, en la estación de trenes de Tarragona y también en las estaciones de Reus, El Vendrell, Lleida, Girona y Manresa. El macrooperativo policial, que a principios de abril ya se hizo en Barcelona, y que se conoce como plan Kanpai, ha implicado a más de un millar de agentes, que a partir de las tres de la tarde del viernes y hasta la madrugada se han desplegado en puntos claves del país. Identificar y, en su caso, detener. Y el objetivo principal, los multirreincidentes. "Sabemos que hay personas que utilizan este tipo de transportes para moverse entre ciudades e ir cometiendo hurtos", ha explicado Francesc Morales, el subinspector de los Mossos responsable del operativo en el Camp de Tarragona.
Este tipo de macroredada es la nueva estrategia de la policía catalana para sorprender a los ladrones multirreincidentes. El operativo Kanpai de este viernes ha comenzado simultáneamente en distintas ciudades a las tres de la tarde. En total se han movilizado a un millar de agentes de diferentes cuerpos policiales. El balance del dispositivo es de 67 detenidos que acumulan 497 antecedentes policiales y 18 investigados penalmente en distintos puntos del territorio. Los agentes también interpusieron 193 denuncias administrativas de diversa tipología y tuvieron que intervenir en 33 locales de restauración y ocio nocturno.
Sólo en el Camp de Tarragona se han desplegado cerca de 300 agentes de los Mossos d'Esquadra que contaban con la colaboración de otros efectivos de la Guardia Urbana de Tarragona, la Guardia Urbana de Reus, la Policía Local de El Vendrell, la Policía Local de Salou, la Policía Nacional y la Guàrdia. En esta parte del país, el plan ha empezado a ejecutarse en la AP-7, a través de la cual los agentes se han desplegado y donde han realizado diferentes controles. En poco más de una hora, han identificado 90 vehículos y 170 personas y han detenido a una persona que llevaba documentación falsificada y otra que llevaba 1.500 cogollos de marihuana dentro del vehículo. Al término del dispositivo, 30 personas que acumulan 250 antecedentes policiales han quedado detenidas. Además, se han impuesto 16 denuncias de tráfico, se han realizado 47 requerimientos judiciales y se ha abierto un acta de inspección en un local de Reus que acumula varias infracciones.
Cacheos
Mientras Carlota esperaba el autocar que debía llevarle a Roda de Berà, los agentes de los Mossos no paraban de identificar a personas en la estación. A algunos sólo les pedían el DNI, a otros les ponían contra la pared y los cacheaban. "A mí esto no me gusta. Les están haciendo pasar un mal rato y paran mucho a los negros; me parece un poco racista", se quejaba Enriquet, un hombre que esperaba un autocar para ir al Morell. "Pues a mí me parece muy bien. Están haciendo su trabajo y eso no es racismo", le respondió otra viajera, quien remarcó que era de origen marroquí. Unos metros más allá, Àngels Puig explicaba cómo se alegraba de ver a tantos agentes identificando a personas: "Me parece bien, que aquí hay mucho carterista... Pero un mosso me ha mirado de una manera que pensaba que me paraban a mí", decía.
Este impresionante despliegue es la estrategia de los Mossos d'Esquadra para combatir la reincidencia. Además de las detenciones que se producirán, los agentes consideran que este tipo de operaciones sirven para presionar a los ladrones multirreincidentes y hacerles llegar el mensaje de que no se puede robar con impunidad. Según consideran los Mossos, también sirven para demostrar a la ciudadanía que la policía realiza su trabajo.
En Girona, el operativo Kanpai ha comenzado por la mañana y ha llegado justo antes de un fin de semana que se espera multitudinario por el Temps de Flors, y, de hecho, el inspector de los Mossos en Girona, Carles Ribas, señala en declaraciones a la ACN que el objetivo también es transmitir sensación de seguridad. Los delincuentes que llegan (sobre todo en tren) a la ciudad "se multiplican", dicen fuentes policiales.
Ribas ha admitido que la demarcación tiene un "problema de multirreincidencia claro" y ha explicado que trabajan cada día en zonas de algunos barrios que tienen detectadas. En total, se han identificado 216 personas con un total de 721 antecedentes y se han realizado tres detenciones. Entre las personas con antecedentes, hay dos investigadas por delitos relacionados con la salud pública, 13 citas vinculadas a la ley de extranjería y dos denuncias de la Guardia Civil por cuestiones fiscales.
En cuanto a Lleida, durante las primeras horas del dispositivo una cuarentena de agentes han detenido este viernes al menos a dos personas y han identificado a más de medio centenar en el Eix Comercial y en algunos bares de la ciudad considerados conflictivos. En total, se han efectuado 3 detenciones de personas que acumulan 13 antecedentes. Y en la región policial Metropolitana Nord ha habido en conjunto 29 detenidos: 18 en Barcelona, 10 en Badalona y uno en Santa Coloma de Gramenet.