Crisis climática

El negacionismo climático arruina al mundo

El pantano de Sau en una imagen reciente
17/04/2024
3 min

Olvidamos el impacto sobre la salud, sobre el medio ambiente, sobre la supervivencia de algunas especies, en fin, sobre el bienestar en general de la población y la naturaleza. Miremos sólo el precio. Miremos lo que ya ha costado lo que hemos hecho hasta ahora y lo que va a costar. Si debemos hacer caso del informe publicado ayer en la prestigiosa revista Nature, con lo que hemos hecho hasta ahora, es decir, con las emisiones históricas, ya está claro que a mediados del siglo seremos un 19% más pobres de lo que seríamos si no se hubiera producido ese cambio climático. Esto en términos globales y como media. Pero está claro que los países más pobres y que menos responsabilidad han tenido con las emisiones que han provocado el calentamiento global serían quienes recibirían las peores consecuencias también económicas. Dentro de Europa, el país más perjudicado sería España, que será un 17,8% más pobre en 2050.

El estudio es fruto del trabajo realizado por investigadores del Instituto de Investigación sobre el Impacto Climático de Potsdam (PIK), una entidad privada que cuenta con financiación del gobierno alemán y que agrupa a casi dos centenares de científicos de diversas disciplinas focalizados con el cambio climático. Para intentar sistematizar bien los datos, recogidos en 1.600 regiones del mundo durante los últimos 40 años combinados con simulaciones climáticas de última generación, se han centrado en las emisiones ya realizadas, no en la proyección de lo que se pueda hacer a partir de ahora, y han tenido en cuenta, explicaron, las variables que se pueden medir relacionadas con la producción agrícola, la productividad o las infraestructuras. No han valorado ni el turismo ni lo que podría ocurrir si hubiera situaciones de clima extremo, subida del nivel del mar o grandes desastres naturales como megaincendios o inundaciones, lo que podría empeorar aún más los datos.

La conclusión del estudio, como bien ha explicado una de sus coautoras, Leonie Wenz, es que demuestra que proteger el clima y realizar las inversiones que se precisan para reducir las emisiones es hasta seis veces más económico que no hacerlo. Si seguimos igual y no hacemos nada, calculan, el empobrecimiento global será de un 60% a escala global en 2100. El informe es un grito de alarma, otro, sobre la necesidad de tomar medidas rápidas y claras para reducir las emisiones. Y esto significa, en buena medida, reducir el uso de los combustibles fósiles y detener la escalada actual de explotación de recursos y destrucción medioambiental en la que todavía vivimos inmersos. ¿Lo hacemos? No. Al contrario. Se está instalando de nuevo la corriente que quien día pasa año empuja, del mal menor, alargar los plazos, priorizar otras cosas –con todo tipo de excusas legítimas relacionadas casi siempre con el crecimiento económico inmediato o la protección a sectores que reclaman más tiempo para reciclarse por encima de lo que realmente es importante. Es una forma de negacionismo climático light que, sumado al hard que representan a grupos políticos importantes como los republicanos de Donald Trump o los ultras de Bolsonaro, están ralentizando de forma suicida la toma real de medidas para evitar no que superemos el aumento de los 2 ºC que ya sería terrorífico aunque se da por supuesto , sino que lo incrementamos aún más. Este negacionismo cuesta dinero, mucho, y está arruinando al mundo por un cortoterminismo ignorante. Habría que encontrar la manera de que asumieran los costes económicos sus responsables.

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