¿Sí o no en el Hard Rock?

TarragonaHace más de diez años que en Cataluña se debate sobre el macrocomplejo turístico que se quiere construir entre Salou y Vila-seca, pero cada vez hay más dudas que certezas sobre su viabilidad. Uno de los últimos interrogantes llegó el día antes de que empezara la campaña electoral, cuando trascendió que a finales de febrero, media hora antes de firmar el acuerdo de los presupuestos con el PSC, el Gobierno de Pere Aragonès había aprobado un acuerdo de Gobierno para permitir que La Caixa pudiera renegociar el precio de sus terrenos, que después tendrá que vender al Instituto Catalán del Suelo (que depende de la Generalitat) para que los revenga por el mismo valor a Hard Rock. El acuerdo anterior era del 2020 y, según explicó el presidente Pere Aragonès cuando se conoció la noticia, el cambio se hizo porque era necesario "actualizar características técnicas".

De esta manera, para que el gran complejo de ocio y de juegos de azar salga adelante todavía habrá que volver a debatir uno de los pocos puntos que parecían resueltos, la compra de los terrenos. El nuevo valor que se le pueda dar, en principio, no debería afectar a las cuentas públicas, ya que es una operación entre privadas (La Caixa y Hard Rock) en la que la Generalitat hace de mediadora. Este último percance es un ejemplo bastante ilustrador de las dificultades que está encontrando esta multinacional norteamericana para sacar adelante su proyecto en el Camp de Tarragona.

En otro cajón se encuentra también el principal escollo que ha evitado que hasta ahora el proyecto haya prosperado y que hayan ido caducando los acuerdos que ya estaban cerrados: el informe favorable de Medio Ambiente. El futuro Hard Rock necesita tener aprobado un plan director urbanístico (PDU), que depende de una serie de informes que deben realizar los diferentes departamentos de la Generalitat. Y el de Medio Ambiente lleva meses esperando y es especialmente complicado porque en el 2022ya fue negativo y obligó a replantear, una vez más, el proyecto para incluir algunas mejoras medioambientales que, de momento, todavía se desconocen. También queda pendiente el informe favorable del departamento de Empresa, que en junio del año pasado ya condicionó su visto bueno a unas actuaciones que deben realizarse en la planta que la empresa Ercros tiene en Vila-seca para reducir el riesgo químico. Algunas de estas obras, que deben ir a cargo de la empresa química, ya están previstas pero algunas aún no tienen ni la autorización del Gobierno de la Generalitat.

En caso de que todos estos arrecifes se solucionen y se pueda aprobar el PDU, todo el mundo tiene claro que la plataforma Aturem Hard Rock lo llevará a los tribunales, como ya hizo en el 2017, junto con la entidad ecologista Gepec. En aquella ocasión, el proceso judicial se prolongó durante tres años y, al final, el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) dictó sentencia y tumbó el plan urbanístico. Desde entonces se está rehaciendo.

El nuevo proyecto es menos ambicioso que el original, pero, sin embargo, seguirá teniendo un impacto positivo en la economía, ya que generará puestos de trabajo y atraerá al turista asiático y estadounidense, pero también tendrá otro negativo sobre el medio ambiente. De hecho, uno de los dos grandes hoteles previstos tiene planeada una piscina de 6.000 metros cuadrados. Este mismo hotel, que ocupará 100.000 metros cuadrados, contará también con un casino con 100 mesas de juego y 1.200 máquinas tragaperras. También está previsto otro hotel, este más pensado para las familias, con 500 habitaciones. También hay planeada una zona comercial similar a la actual Roca Village de la Roca del Vallés y un gran espacio donde organizar actos y conciertos multitudinarios con capacidad para 15.000 personas.

¿Sí o no en el Hard Rock? ¿Por qué?