La película italiana que ha superado el fenómeno 'Barbie'

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C'è ancla domani

C'è ancora domani (Siempre nos quedará mañana), el éxito cinematográfico de Italia que ha superado el fenómeno Barbie en ese país, es una película preciosa y delicada a pesar de la brutalidad de su historia. El triunfo en taquilla está justificado. Ha enviado un mensaje feminista no desde una perspectiva masiva e industrial, sino con la voluntad de conectar con una mirada autóctona en la que muchos italianos pueden reconocer a sus antepasados. Y, como suele ocurrir, lo local se vuelve universal. La película es una ventana con vistas a las vidas de miles de mujeres. C'è ancora domani es también un retrato del pasado del país del que todavía quedan las secuelas. En el primer instante de película, después de un “Buenos días, Ivano”, te plantan, como una sacudida, el tema principal: la violencia machista. La historia se ubica en la Roma de posguerra, durante la primavera. Delia se deja la piel por sacar adelante a la familia mientras vive asustada por la ira de su marido y su suegro. Ella asume las vejaciones con resignación y atribuye la conducta de su marido al trauma de haber sufrido dos guerras. Paola Cortellesi, la directora, coguionista y protagonista de la película, ha realizado una reinterpretación del cine neorrealista italiano para recuperar el espíritu de la época mostrando las historias cotidianas que representan a la sociedad del momento. Es en blanco y negro, lo que subraya aún más la importancia de los sentimientos de los personajes. C'è ancora domani recupera las discusiones de vecinas, las amas de casa tendiendo sábanas en la azotea, los nervios en la cocina y las compras en el mercado. Canciones de Lucio Dalla o música de hip hop electrónico atraviesan esta actualización del género, con la huella de la commedia all'italiana, con instantes de humor inesperados, a veces algo absurdos, que ayudan a digerir un relato doloroso. Lo llaman comedia dramática en la cartelera, pero más bien es un drama con apuntes de comedia. Todo ello conecta con la cultura narrativa del país y la forma en la que Italia se ha autoexplicado su propia historia a través del cine. La parte coreográfica quizá chirría un poco, intentando hacer más ligeras las escenas más trágicas de la violencia.

C'è ancora domani, sin embargo, no es solo una película que denuncia la violencia machista. Nos habla de la dignidad de las mujeres, especialmente de una generación que tuvo que servirse del ingenio y de la resiliencia para soportar al machismo. La película juega con nosotros como espectadores, con la forma en la que hemos aprendido a asimilar las historias universales. Se aprovecha de nuestras intuiciones para sorprendernos.

En ningún caso es una película de heroicidades, una historia de superación épica. Tampoco es una feel good movie, porque te deja un regusto agridulce, a pesar de la brizna de esperanza. C'è ancora domani nos habla, inesperadamente, de un fenómeno tan sutil como determinante: el clic. Ese instante íntimo en el que se te cae la venda de los ojos y que hace que, a partir de entonces, ya no puedas ver el mundo igual que antes.

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