La presidenta balear, Francina Armengol.
04/03/2024
2 min

En su cacería contra Pedro Sánchez a raíz del caso Koldo, el PP ha puesto ahora en su punto de mira a la presidenta del Congreso, Francina Armengol, por una compra de mascarillas que hizo el sistema balear de salud a una presunta empresa de la trama. Efectivamente el Govern Balear hizo un contrato de emergencia por valor de 3,7 millones de euros a la empresa Soluciones de Gestión para comprar material sanitario. Una parte de este material, en concreto las mascarillas FFP2, resultó ser de una calidad inferior a la que se correspondía por el precio pagado, pero el Govern Balear esperó a realizar la reclamación. El motivo que dan las autoridades que entonces gestionaron la pandemia es que, siendo de calidad inferior, prefirieron tener ese material en stock hasta que estuvieran seguros de que no lo necesitarían. Y sólo se hizo la reclamación al final del mandato para que les devolvieran parte del dinero.

Ahora resulta, sin embargo, que el nuevo Govern Balear de la popular Marga Prohens no ha continuado con el expediente de reclamación y éste habría caducado, lo que ahora permite a Armengol disparar hacia el PP, ya que los informes de la Guardia Civil apuntan a que el exasesor de José Luis Ábalos Koldo García habría intentado presionar para que el ejecutivo balear del PP desistiera de reclamar ese dinero. Por tanto, este caso puede convertirse en un boomerang contra el PP si resulta que, por algún motivo que todavía no se ha explicado, detuvo la reclamación contra la empresa señalada que había iniciado el anterior ejecutivo capitaneado por Armengol, que más que cómplice sería víctima de la trama.

Sin embargo, parece evidente que el PP, con la complicidad de cierta prensa, está intentando que este escándalo salpique cuantos más dirigentes socialistas mejor. Francina Armengol sería en este caso una pieza de caza mayor que el PP ya tiene en su punto de mira desde el inicio de la legislatura tanto por sus discursos de marcado acento progresista y plurinacional como por lo que consideran una excesiva permisividad con los portavoces independentistas cuando desde la tribuna del Congreso desacreditan el trabajo de la justicia española.

Es la vieja estratagema de poner en marcha el ventilador para que la basura salpique al máximo al PSOE y crear un clima parecido al que se vivió durante el final del felipismo. Pero debe quedar claro que, con lo que hoy se conoce, el caso Koldo, pese a ser vergonzoso, no es comparable con lo que en su día fueron la trama Gürtel y derivadas como los papeles de Bárcenas. De hecho, Ábalos no está ni imputado por ese caso.

Lo que hace falta es distinguir el grano de la paja y dejar trabajar la justicia. La española y también la europea, que investigará por su cuenta porque hay fondos europeos implicados, al igual que hizo en caso de que afectaba al hermano de Isabel Díaz Ayuso. Pero el PP debería ser el primero en saber que no es nadie para dar lecciones sobre corrupción, cuando tiene todavía una sede que fue reformada con dinero negro, según acreditó la justicia.

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