Montserrat Escudé: "Es mucho más probable que te agreda una persona de tu entorno que una manada"

SabadellLa portavoz de los Mossos d'Esquadra e inspectora jefe del Área Técnica de Proximidad y Seguridad Ciudadana, Montserrat Escudé, apunta que nunca es una buena noticia que haya menos agresiones sexuales porque siguen existiendo. Atiende al ARA por hacer balance de un verano que deja algunos datos esperanzadores y que dan alas a la policía para seguir en la misma línea: ha habido menos agresiones que el pasado verano y las mujeres se han atrevido más a denunciar .

¿Cuántas agresiones sexuales ha habido este verano?

— Ha habido 1.265 denuncias, un 14,98% más que el mismo período de 2022. El primer hecho más denunciado son agresiones sexuales sin penetración, violencia e intimidación, un 24,6% del total, mientras que las agresiones sexuales con penetración representan un 17,8% del total. Son hechos denunciados; por tanto, pueden haber sucedido en meses y años anteriores. Si nos centramos en hechos que sucedieron este verano, estamos en 1.081, un descenso del 4,73%. En conclusión: mayores denuncias, menos hechos. Una de las variables que lo explican es la latencia, el período que pasa entre los hechos y la denuncia. Este verano, en 86 denuncias ha habido entre un mes y seis meses de latencia. En otros 86, ha habido entre uno y cinco años. Es muy importante analizarlo bien, porque es lo que nos permite realizar una prevención más activa.

¿Ha sido un buen verano?

— Nunca es un buen indicador tener una sola denuncia. Existen varios factores que influyen en el impacto que tiene el delito en la víctima. No es lo mismo una agresión sexual sin violencia que una agresión sexual con penetración. No es lo mismo que lo haya hecho una persona desconocida que tu padre o tío. No es lo mismo que haya sucedido con tres años que con 25. Esto es importante para entender la latencia. Debemos tener mejores servicios de reparación y acompañamiento a las víctimas y hacer más sensibilización y prevención.

¿Lo que sí es una buena noticia es que se denuncie más?

— Correcto. Se ha realizado un plan muy intensivo de charlas y presentaciones. Se han realizado un 72% más de presentaciones, ha habido un 113% más de asistentes y si nos centramos en los contactos con los establecimientos de ocio nocturno, hemos realizado un 82,35% más. Se ha intentado sensibilizar al entorno, como los trabajadores del local, para que estén alerta. En el ocio nocturno ha habido muchos más tocamientos que agresiones graves. De los 1.265 hechos denunciados, 104 sucedieron dentro de un establecimiento. Esto representa un 62% más respecto al año anterior, pero en hechos absolutos son otros 36. De éstos, 15 han sido con acceso carnal.

De estos casos, ¿cuántos han sido con sumisión química?

— Del 1 de junio al 31 de agosto, tenemos 23 hechos con sospecha de sumisión química y dos confirmados.

El pasado verano estuvo marcado por los pinchazos.

— Se denunciaron 194 pinchazos y este verano, 15. No pudo vincularse ninguna de las denuncias con un delito posterior, pero sí generó muchísimo terror.

¿Cuál es el problema mayoritario en lo que respecta a las violencias sexuales?

— Se han normalizado, generalizado y naturalizado en todos los entornos. Lo que más nos preocupa: aquél que queda más invisibilizado, el de la violencia doméstica de género y el de la violencia doméstica. Toda la victimización infantil que ocurre en aquellos espacios más invisibles: el domicilio o el espacio de confianza del menor. El tío, el cuidador, el entrenador.

El año pasado el 60% de las víctimas conocían al agresor.

— Este verano, el 80% de las agresiones sexuales con penetración suceden en el interior de un domicilio y el 80% son por parte de conocidos.

¿Cuántos detenidos ha habido este verano por violencia sexual?

— Ha habido 667 detenciones.

El inicio del verano estuvo marcado por las agresiones sexuales grupales entre menores en Badalona.

— Las agresiones de más de un autor este verano representan un 5% del total. Existe un ligero incremento: de 46 a 49 hechos. El concepto de violación grupal no acaba de ser preciso porque existen muchos roles. No todos están agrediendo a esa persona. Puede que uno o dos lo estén haciendo y el resto permitiendo que eso suceda. Se debe trabajar el tema de la responsabilidad. Grabar esa agresión sexual también tiene responsabilidad penal. Difundir ese vídeo también es un delito. Esto es un problema, primero por el impacto que tiene en la víctima: no hay derecho al olvido, nunca podrás borrar todas esas imágenes. También debe desmitificarse el concepto de la manada que sale por la noche a cazar. Es mucho más probable que te agreda sexualmente una persona de tu entorno conocida que una manada.

¿Cuántos autores y víctimas de agresiones de este verano son menores?

— Un 9% de los autores son menores. ¿Qué significa esto en datos absolutos? 98 de 1.087. Y de éstos, 23 son menores de 14 años. Y en víctimas, un 34,5% de las víctimas (511 de 1.483) son menores de edad, que es una cifra altísima. Y de éstas, un 53% tiene entre 14 y 17 años, pero es que un 46,8% tiene entre 0 y 13 años (239 víctimas). Éstas son violencias familiares. Es una burrada.

¿Debería revisarse que los menores de 14 sean inimputables?

— Esto no nos compite a nosotros. No es una cuestión de edad, es una cuestión que tiene que ver con la educación, con la salud. Entonces, ¿qué hacemos? ¿Bajamos la edad? ¿Y qué? ¿Y lo metemos en prisión? ¿Y qué se resuelve de ese chaval? Lo que tienes que hacer es decir qué ha pasado en su entorno primario de socialización para que con 14 años, o con 13 o con 12, coja a un compañero de clase, una compañera de clase, y le obligue a hacerle una hiel ción.

¿Qué hay detrás?

— Esto requiere un análisis más social. Hay una hipersexualización de los jóvenes, existe un acceso a la pornografía que seguro que a ciertas edades no toca. La construcción de los modelos de sexualidad se basa en una sexualidad que a menudo está basada en criterios absolutamente machistas. Nosotros, la policía, siempre vamos tarde. Si intervenimos en un tema de éstos, se ha fallado muchísimo.

Este año ya ha habido 13 feminicidios en Catalunya, uno más que en 2022.

— Un feminicidio es un drama. No sólo impacta en la víctima, hay niños que pierden según la madre y el padre. En los casos de Catalunya, ninguna mujer había denunciado previamente. El abordaje no puede realizarse desde la perspectiva de la seguridad. La seguridad debe cubrir aquello en lo que todo lo demás ha fallado. La prevención del riesgo en este ámbito es muy compleja y algo estamos haciendo mal para que las mujeres no entren en el circuito. Los datos de cifra oculta siguen siendo muy alarmantes. Se debe continuar con la prevención.

Desde enero puede avisar a las víctimas de los antecedentes de sus agresores en casos concretos.

— Esto lo hemos transpuesto a la operativa como medida que ayude a trabajar la gestión del riesgo. Cuando detectas que existe una situación de riesgo, no puedes poner a un policía 24 horas con una mujer. En nuestro cuestionario de valoración del riesgo, muchas de las preguntas tienen que ver con si la mujer identifica el riesgo. Si minimiza, si justifica la violencia. Nuestro sistema es bifactorial. Por un lado, evalúas el riesgo potencial de la persona agresora y, por otro, la resiliencia de la víctima. Lo que nos preocupa es ese incidente que vamos al domicilio, pero que la víctima no quiere declarar. No nos matan a las víctimas que entran a denunciar, que se mantienen firmes durante todo el proceso.

¿Cómo se llega a estas víctimas?

— Sin demonizar, porque es dificilísimo intervenir en un caso de violencia; cuando se toma declaración a testigos, a familiares, todo el mundo sabía que ocurría algo. La gente quiere ayudar pero no quiere denunciar. Pero sí es determinante conocer los recursos que existen. Todo lo que se está haciendo desde Igualdad y Feminismos de fortalecer la red de intervención e información es una línea que no puede abandonarse.

Este verano se ha hablado mucho del caso Rubiales.

— Casos como éste ayudan a poner sobre la mesa del debate que violencias sexuales las hay de muchos tipos. Todo lo que nos sirva para ayudar a deconstruir ya desmitificar y romper prejuicios funcionará, sea el caso Alves o el caso Rubiales. Todo esto es prevención, pero hecha desde una base que no nos gusta. En el momento en que tienes más denuncias, en las que el primer hecho denunciado son agresiones sexuales sin violencia, puede decirse que algo de prevención está funcionando. Son mujeres que están más empoderadas.

¿Hay alguna frase de alguna víctima que te haya golpeado especialmente?

— Hemos pasado muchos años atendiendo a víctimas y me acuerdo perfectamente de atender a chicas a las 3 de la madrugada, con dos o tres criaturas y que decían: "No, no quiero denunciar". Y tú debes poder darle respuesta. A menudo este tipo de violencia no termina en una prisión preventiva, sino que en 72-48 horas aquella persona vuelve al domicilio. Si tú no actúas sobre aquellos factores que no le dejan tomar una decisión, se ve abocada a volver con la persona agresora.

En las últimas semanas ha habido altercados preocupantes en Manresa y en Molins. ¿Qué está pasando?

— Esto requiere un análisis mucho más sociológico, no policial. ¿Existe un problema de vandalismo? No. Habrá que mirar qué ha pasado después de la pandemia con estos jóvenes. Mucho se ha trabajado la inteligencia policial en el ámbito del terrorismo, en el ámbito del crimen organizado, y ahora se abre una nueva línea que es aplicar la inteligencia policial en los fenómenos sociales.

¿Cuáles son los principales retos de seguridad de Cataluña?

— Todo lo que tenga que ver con crimen organizado, con la marihuana, con el hachís... Las estafas siguen siendo un agujero en el vacío. Es horroroso el tanto por ciento. La adaptación de los cuerpos de seguridad a todo lo que tenga que ver con el delito que se comete a través de las redes. Es decir, debemos adecuar la actuación policial más tradicional con los retos sociales que tenemos.