Estar a punto de perder el amor de tu vida dos veces

La historia de amor del director de cine Joan Riedweg

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Núria y Joan durante un cumpleaños

Joan Riedweg ha trabajado toda su vida en el cine, la televisión y la publicidad, y algunos momentos de su vida podrían formar parte de una escena de una película. Como por ejemplo aquella vez que se propuso conseguir la firma de Woody Allen para hacer feliz a su promesa, Núria Canturri. “Yo viajaba a Nueva York por trabajo y le pregunté si quería que le llevara algo. Me dijo que quería una firma de Woody Allen y me lo tomé en serio”.

Con el amigo con el que viajaba llamaron al restaurante donde el director de cine tocaba algunas noches, pero les dijeron que las reservas debían realizarse con un mínimo de seis meses de antelación. Entonces el amigo le contó la historia de la firma para la promesa y en el restaurante decidieron hacerles un agujero. “Así es cómo logré la firma”, dice Riedweg. ¿Lo más curioso? “Cuando volví a Barcelona, ​​Núria no recordaba que me la había pedido”, se exclama.

Otro momento de película fue cuando Riedweg estaba en un rodaje y le llamaron avisándole de que había habido un atraco en un banco y habían disparado un disparo a su esposa. "Afortunadamente, fue un agujero de entrada y de salida y se pudo recuperar, pero por un momento pensaba que me quedaba viudo".

Núria Canturri la conoció grabando un espot en el que ella hacía de figurante. Se fijó enseguida y pronto descubrieron que compartían una gran pasión por la música, el cine y la lectura. Se casaron en una ceremonia laica en Sant Pere de Ribes, y Lone Star les hizo una canción que decía: “Vosotros tranquilos, que su caso es diferente, porque no hay ningún nudo tan fuerte como la música”. Este nudo, la música, los ha mantenido unidos todo ese tiempo. “Montamos nuestra propia productora y hace ya 35 años que trabajamos juntos. Hemos pasado momentos maravillosos con Carlos Núñez, Manolo García, Juan Manuel Serrat o Vicente Amigo”.

La música les ha acompañado en los buenos momentos y también en los más duros, como cuando Núria sufrió un cáncer, hace cinco años, y salió adelante. “Ya estuvo a punto de morir una vez. Ahora que está bien, ya no pensamos tanto en el mañana, ni siquiera en el pasado. Disfrutamos del momento”. Y eso, dice, significa disfrutar también del amor que, para él, lo abraza todo: "Sin amor a la pareja, a la música, al cine ya los amigos la vida no tiene sentido".

O, como dice la canción que les dedicó Lone Star: "Pero todavía hay algo de esperanza; dos personas hacen proyectos cara a cara. Su mundo es una fiesta y al atardecer hay velas, todo es nuevo y todo es virgen. Qué bien se lo pasarán… Núria y Joan”.

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