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Violet Ferrer: "Las putas del Camp Nou también somos historia de Barcelona"

Actriz y creadora de la Puti-ruta histórica de Barcelona

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Violeta Ferrer, actriz trans y creadora de la putiruta histórica

El binomio de puta y esquina es una de las primeras imágenes que vienen a la mente cuando se habla de prostitución. Aunque es un estereotipo, no es gratuito. "Estar en una esquina te permitía controlar quién pasa por la calle. Si venía la policía o personas que querían pegarte, te podía salvar la vida porque podías huir por un callejón", explica Violet Ferrer, actriz y creadora de la puti-ruta histórica de Barcelona. Durante cinco años, Violet también ejerció la prostitución en el Camp Nou. "Estaba cansada de ver cómo todo el mundo ha hablado durante siglos sobre las putas, menos nosotros mismas, y decidí crear la ruta", sentencia.

En el recorrido hace un repaso desde el siglo XVII hasta llegar al presente, utilizando su experiencia propia. Y hace un inciso: "Yo hablo de trabajadoras sexuales, no de víctimas de trata". La historia ha querido "silenciar la historia de las putas", pero todavía se pueden ver las huellas que han dejado en la ciudad: en el casco antiguo se pueden encontrar las señales que indicaban dónde estaban los burdeles en el siglo XVII y en las Ramblas todavía se conserva un rellano que está agujereado por el desgaste de los tacones de las trabajadoras. Violet relata cómo ha evolucionado la relación de las prostitutas con el espacio, hasta llegar a la "conquista" del Camp Nou en los años 80. "Esto no está escrito en ningún libro y no debería perderse, las putas del Camp Nou también somos historia de Barcelona. Por mucho que esto pueda molestar o incomodar". Reivindica que es un espacio que ocuparon "cuando a nadie le interesaba y solo había toxicómanos". "Nos lo hemos ganado a base de años de lucha y resistencia a las violencias. ¿Por qué tenemos que sufrir redadas y multas?"

Desmontar el imaginario colectivo y denunciar cómo la imagen de las putas ha servido de herramienta de control social para los poderes es uno de los objetivos de la Violet. Aunque no lo parezca, el concepto que se tenía de las prostitutas “no era el mismo durante la Inquisición que con las medidas higienistas. Al igual que tampoco lo es ahora con el abolicionismo. Pero nunca han sido las putas las que han podido controlar el relato sobre sí mismas". No niega que sea una realidad "dura", pero "lo es por otros motivos diferentes a los que se imagina la gente". "El primer día que llegué a la calle estaba aterrada, porque yo también tenía ese imaginario dentro de la cabeza”.

En la puti-ruta también se entremezcla la historia de las personas LGTBI, especialmente la de las trans. No solo porque Violet hable desde su experiencia como mujer trans dentro de la prostitución, sino también porque la marginalidad ha abocado a este colectivo durante años a hacer la calle. En 2022, un 80% de las personas trans en Catalunya estaba en paro, según datos del Tercer Sector. “La sociedad te pone una serie de señales que te llevan allí: de pequeña las únicas personas trans que ves, o están en un escenario o haciendo de prostitutas, y de adulta no consigues trabajo a pesar de que tengas formación”. En su caso, decidió venir a Barcelona para dedicarse a la prostitución, cansada de no encontrar trabajo y después de que el bar que había montado en Valencia se hundiese con la crisis del 2008. “Creo que esto cambiará con las nuevas generaciones de ahora. Afortunadamente, hay más aceptación y tienen el apoyo de las familias, que no las echan de casa”.

Durante años la prostitución se ha rotulado con luces de neón como uno de los pocos espacios que pueden ocupar las trans dentro de la sociedad. En cambio, con las mujeres cis ha servido de amenaza como "el agujero en el que acabas si te sales del camino del patriarcado". "Se vive muy diferente. Las mujeres cis que hacen de prostitutas lo viven desde la culpa, ves cómo van menos maquilladas y más tapadas. Intentando que se les note menos. En cambio, si eres trans, la sociedad te enseña que este es el único lugar que te queda y, por lo tanto, lo defiendes con uñas y dientes: te pones un vestido de lentejuelas que brilla hasta Madrid, el mejor maquillaje y, si es necesario, llamas al cliente a gritos".

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