COMERCIO

Simago: la muerte de uno de los primeros grandes almacenes de Barcelona

La cadena llegó al medio centenar de locales en toda España, pero en los años 80 se tambaleó el modelo de negocio

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Simago: la muerte de uno de los primeros grandes almacenes de Barcelona

"¿Efectivo o tarjeta?" Dentro del local del número 113 de la Rambla, junto al Teatro Poliorama, hace años que se siente siempre el mismo. Los bips de los lectores de códigos de barras, un discreto hilo musical y las frases mecánicas del personal de caja del Carrefour Market se han convertido en la banda sonora de un edificio que aún hoy despierta muchos recuerdos entre los barceloneses. El 15 de diciembre de 1955, en el mismo local, se inauguraron las Galerías Astoria. Fueron un auténtico revulsivo comercial para la ciudad, sobre todo cuando anunciaron que albergarían uno de los primeros supermercados de Barcelona: el Superservis. Pero en 1968 el negocio hizo aguas y, en su lugar, abrió un flamante gran almacén: el Simago.

“El Simago fue uno de los precursores de los grandes supermercados en Barcelona -contextualiza Josep Maria Espinet, profesor del área de comercialización de la Universidad de Girona-. En un solo establecimiento, los consumidores podían encontrar todo lo que necesitaban ya un precio más ajustado”. Rápidamente se hizo muy popular. “Uno de sus eslóganes más recordados era «Si nos perdemos, nos vemos en Simago »”, puntualiza el experto.

Pero el Simago de la Rambla no era el único que había en el Estado. De hecho, cuando en 1968 levantó la persiana en Barcelona ya había cerca de veinte. La marca había nacido el 15 de febrero de 1960 gracias a tres hombres de negocios que habían hecho fortuna en Cuba y que habían regresado a España después de la Revolución Cubana de 1959, que colocó a Fidel Castro en el gobierno. Junto a las hermanas Gómez-Waddington, descendientes de una de las familias más adineradas de la burguesía de la isla, ya habían abierto una cadena de tiendas en Cuba bajo el nombre de La Quincallera. Cuando decidieron hacer las maletas y volver a España, reprodujeron el modelo.

El primer Simago lo abrieron en Madrid, en la Glorieta de Embajadores, en el distrito de Arganzuela, y pronto levantaron la persiana también en Oviedo y Gijón. Eran locales de unos 1.000 metros cuadrados y combinaban los productos propios de supermercado con los artículos de bazar, a bajo precio. En 1963 Simago se alió con el grupo francés Prisunic y empezaron a expandirse. Cinco años después ya contaban con 19 locales; en 1973 ya habían abierto 34, y en 1976 llegaron a 50. Pero a partir de los años 80 la cosa empezó a tambalearse.

El modelo de negocio de los grandes almacenes ya no era exclusivo de Simago y habían ido apareciendo nuevos competidores. “Uno de los alicientes de Simago eran los precios bajos, pero competir en estos términos es complicado porque cuesta mucho fidelizar al cliente -asegura el experto-. Cuando encuentra un sitio más barato se esfuma”. Además, fue en los 80 cuando empezó el baile de manos al frente de Simago. Los fundadores habían ido dejando al equipo directivo y, en 1986, el Grupo March les compró el negocio. En 1990 pasó a manos del grupo asiático Dairy Farm y finalmente acabó en manos de Continente, filial del gigante de la distribución Carrefour, que le rebautizó con el nombre de Champion y no funcionó.

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