Pedro Sánchez llegó al gobierno del Estado gracias a una moción de censura cuya justificación principal era una condena por corrupción del PP. Por eso el caso que afecta al exministro de Fomento y ex secretario de organización del PSOE José Luis Ábalos tiene un efecto tan pernicioso para Sánchez, porque afecta al corazón de su mensaje regenerador y la principal bandera que le diferenciaba del PP. Aunque habrá que esperar al juicio, los indicios aportados por la Guardia Civil apuntan a que Ábalos se benefició de la trama que conspiró para vender mascarillas y material sanitario durante la pandemia aprovechando los contactos institucionales del ministro. Según la UCO, el empresario que dirigía la red, Víctor Aldama, pagó el alquiler de un apartamento en Madrid a una mujer vinculada a Ábalos durante tres años, con un gasto de 90.000 euros. También le habría comprado un chalet en Cádiz para que lo hiciera mientras era ministro.
Hay que decir que no hay ninguna prueba que demuestre que Sánchez pueda estar involucrado en el caso, pero el hecho de que se trate de una persona de su máxima confianza –y, de hecho, uno de los pocos que hicieron- le costó cuando fue defenestrado como secretario general del PSOE– hace que su sombra sea una amenaza para él. Básicamente porque tras ganar el congreso del 2017, Sánchez puso todo el poder orgánico del PSOE en sus manos como secretario de organización, y al llegar al gobierno le puso al frente del ministerio que gestiona el presupuesto más elevado, el de Fomento. La relación entre ambos era muy estrecha. Además, el hecho de que la trama se dedicara a lucrarse durante la tragedia de la cóvido, cuando morían miles de personas al día, añade aún más ignominia al caso, sobre todo porque Sánchez siempre ha sacado pecho de la gestión de la pandemia.
También es cierto que en su día sorprendió que le echara del ejecutivo aprovechando una crisis de gobierno del 2021 (fue sustituido por la catalana Raquel Sánchez), lo que ya apuntaba a un alejamiento entre ambos. ¿Acaso ya sabía algo de sus presuntos negocios sucios? Sánchez también fue diligente en su día, cuando estalló el caso, a la hora de suspenderle de militancia y reclamarle el acta, una actitud que contrasta mucho con la que habían tenido en el pasado dirigentes del PP . La negativa de Ábalos a abandonar el acta, desobedeciendo así a su secretario general, también era un mal augurio para el PSOE. El exministro sigue teniendo la condición de aforado y, por tanto, el juez que lleva el caso no tendrá más remedio que trasladar la causa al Supremo si quiere imputarlo.
Sánchez ha prometido mano dura y ha asegurado que bajo su mandato no habrá "impunidad". En todo caso, no basta con colaborar con la justicia. El gobierno debería realizar una auditoría propia de los contratos de la trama y personarse en la causa. Y, finalmente, si se demuestra la culpabilidad de Ábalos, Sánchez debería comparecer por pedir perdón a los ciudadanos por haber confiado en un personaje de este tipo.