El programa 'Desnudos por la vida' de Telecinco.
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Telecinco ha culminado su experimento con Desnudos por la vida, un programa en el que un grupo de hombres y un grupo de mujeres, por separado, han ensayado durante semanas para participar en un espectáculo destriptease frente a familiares, amigos y toda la audiencia. Una idea innovadora y disruptiva. Como estrategia preventiva, los dos primeros programas se centraron en la proeza masculina. Pablo Carbonell, Ramon Freixa, Cristóbal Soria y otros personajes mediáticos comenzaban los preparativos, el aprendizaje de la coreografía, hacían una sesión fotográfica y se probaban el vestuario que después se sacarían al escenario. En las dos emisiones siguientes, el elenco femenino cogía el relevo. Soraya Arnelas, Samanta Villar, Laura Matamoros y Marisa Jara, entre otros, seguían el mismo procedimiento que habíamos visto con los hombres para crear su actuación.

Como era de prever, mientras que para los hombres el objetivo era una fiesta, en algunas mujeres emergían las angustias y las inseguridades con sus cuerpos a la hora de desnudarse. Un síntoma claro de cómo actúa socialmente la presión estética. Y eso que, aunque había participantes de distintas edades, siempre estamos hablando de físicos que están dentro de los parámetros más normativos y hegemónicos. Por supuesto se hablaba del “complejo arte del striptease” y el espectáculo se convertía en un acto de empoderamiento y autoestima, aunque el origen de este género esté vinculado a la explotación sexual femenina. A nivel de estilismo, todo se ajustaba a los cánones más estereotípicos. En ningún caso Telecinco jugó a transgredir los códigos delstriptease para intentar unos planteamientos más modernos, inclusivos y transversales que huyeran del show caduco. El resultado: un espectáculo con aires de actuación sorpresa de cena de Navidad de empresa.

Pero lo mejor y más cómico, el colmo del cinismo, es el argumento de venta que ha utilizado la cadena para justificar el planteamiento del programa . En una época en la que la tendencia pide deconstruir todo lo que tenga que ver con la sexualización gratuita de las personas, Telecinco ha utilizado la excusa de que Desnudos por la vida servía para concienciar a los espectadores sobre la prevención del cáncer. Un aplauso para los ideólogos. Si tienes un formato que huele a naftalina, encasquétale una misión noble y altruista, añádale unos cuantos lemas sobre el empoderamiento femenino y los cuerpos reales, y automáticamente elevas el programa a categoría de causa social. De este modo, el acto de cosificación se convierte en un beneficio para las personas y la humanidad en general. Muy bien jugado. Lástima que, en el proceso de preparación del programa, esa concienciación médica era tangencial y esporádica. En el clímax, en el acto de desnudez de los famosos, el mensaje de la prevención del cáncer no aparecía por ninguna parte. Telecinco es tan moderna que desperdició la oportunidad de oro de recurrir al tradicional striptease de médicos y enfermeras. Las coreografías tampoco tenían que ver con un proceso de exploración médica ni con la palpación de control de mamas y testículos. Al menos, nos habría resultado más útil y pedagógico.

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