Hace muchos años que oigo la palabra "introducir" para hablar de la alimentación de los niños (pero no de los adultos): "¿A qué edad se introduce el melocotón?", "Me han dicho que tengo que introducirle los cereales”... Se debería interpretar, claro, cómo “introducir los cereales en la dieta y alimentación del bebé”. Pero mucha gente parece entenderlo como “introducir los cereales dentro del bebé”, hacérselo comer a toda costa, con insistencia implacable, con distracciones y engaños, con dibujos en el móvil, y más adelante con premios, chantajes o amenazas. Y no, lo siento. Los supositorios se introducen, pero los alimentos se dan o se ofrecen.
Hace mucho que la palabra me molestaba, pero hasta ahora no me había dado cuenta de que todo era un error de traducción, una tremenda confusión entre unos “falsos amigos”, el inglés to introduce y el español introducir. To introduce, según varios diccionarios en inglés, significa "poner bienes o servicios a disposición por primera vez", "empezar a usar un nuevo sistema", "decir a alguien el nombre de otra persona cuando se encuentran por primera vez". En cambio, introducir significa “hacer entrar”, “hacer que alguien sea admitido o recibido”; o según la RAE "meter o hacer entrar algo en otra cosa" (sí, también se oye "hay que meterle los cereales"). ¡Cuántas peleas y cuánto sufrimiento podía haberse evitado, si el primero que tradujo un texto inglés hubiera escrito “ofrecer” o “presentar” los alimentos en vez de “introducir”!
Hace años, los expertos decían "ofrecer los nuevos alimentos por separado con intervalos de una semana", siguiendo los consejos del Dr. Fomon, el mayor experto americano. Pero nunca ningún estudio científico había demostrado que ese consejo tuviera ninguna utilidad, y la ESPGHAN –la Sociedad Europea de Gastroentorología, Hepatología y Nutrición Pediátrica– hace mucho que no dice nada de los alimentos “de uno en uno”. Retrasar ciertos alimentos no reduce (como se creía antes) el riesgo de alergia, y cualquier alimento puede ofrecerse en cualquier momento, solo o acompañado, a partir de los 4-6 meses (mejor seis que cuatro). Las alergias pueden aparecer a cualquier edad, pero es muy difícil que aparezcan en los primeros días. La “introducción” de un nuevo alimento no es un momento especialmente peligroso, y el hecho de que ya esté “introducido” no representa garantía alguna. No es necesario revisar al bebé buscando y fotografiando granitos. Los síntomas de alergia que nos preocupan no hace falta “buscarlos”: se verán rápido.