Industria

La última fotografía de Minolta, el gigante japonés de las cámaras analógicas

La histórica firma no se adaptó bien a la digitalización y acabó vendiendo parte del grupo en Sony

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La histórica firma acabó vendiendo la división de cámaras digitales en Sony.

A principios de 2006, la industria fotográfica mundial vivía un auténtico estruendo. La irrupción de la fotografía digital había dejado a los fabricantes históricos en una situación muy complicada. Si en 1998 la producción de cámaras con carrete había marcado el récord histórico mundial, tan sólo siete años después el panorama nada tenía que ver: más del 95% de las cámaras que se producían en el mundo ya eran digitales, según datos de CIPA, la patronal japonesa que agrupa a las grandes empresas de fotografía.

"A principios de 2000, la fotografía digital vivió una gran expansión", certifica Andrei Boar, profesor de la Barcelona School of Management de la UPF. "La tecnología arraigó fuerte entre los consumidores y, en un mundo aún sin teléfonos inteligentes, todo el que quería tomar fotos necesitaba tener una cámara", recuerda el experto. En este contexto, los fabricantes de cámaras tuvieron que adaptar a toda prisa sus modelos de producción para dar respuesta a la nueva demanda. "Además de invertir en búsqueda para hacer cámaras digitales", añade.

Reajustar los modelos de producción que durante décadas les habían hecho reinar fue un proceso traumático. El 27 de octubre de 2004, Kodak anunció el cierre de dos laboratorios de procesamiento de fotografías que tenía en España y dijo que prescindiría de 15.000 trabajadores en todo el mundo.El 19 de enero del 2006, Nikon comunicó que dejaría de fabricar cámaras analógicas porque tan sólo le suponían un 3% de las ventas. Fuji despidió a 5.000 trabajadores.

En medio de esta vorágine, Minolta, una de las marcas japonesas con más historia, también arrojó la toalla. "A partir del 31 de marzo de 2006, Minolta se retirará del negocio de las cámaras", anunció la compañía en un comunicado. Fundada en 1928, había sido la primera empresa en crear una cámara analógicareflejode 35 milímetros con enfoque automático integrado. Con los años se había ido diversificando y comercializaba accesorios, fotocopiadoras, faxes e impresoras láser pero la llegada de la fotografía digital la dejó tocada de muerte.

"Cuando empezaron a aparecer las primeras cámaras digitales, el sector vivió un montón de fusiones y adquisiciones de empresas", dice Boar. En 2003, la nueva tecnología ya había hecho perder cuota de mercado en Minolta en favor de marcas como Sony y Canon. Para intentar pararlo, se fusionó con Konica, otra de las firmas insignia de la fotografía fundada en 1873. La suma de ambas compañías las situó momentáneamente como cuarto fabricante de cámaras de Japón, pero el grupo continuó sin levantar la cabeza.

Incapaz de virar con éxito hacia la fotografía digital, en julio del 2005 Konica Minolta firmó una alianza con Sony para desarrollar conjuntamente cámaras digitales. Pero la situación era ya insostenible. Ese año, la división de cámaras cerró el ejercicio con 63,4 millones de dólares de pérdidas y la compañía decidió venderla a Sony, que vivía uno de los momentos más dulces.

La lección

El auge de la fotografía digital llevó a la histórica Konica Minolta a vender la división de cámaras fotográficas en Sony. "Adaptarse a la nueva tecnología les generaba pérdidas anuales demasiado elevadas –explica Andrei Boar, profesor de la BSM-UPF–. En estos casos, vender la línea de negocio puede ser una buena opción para sobrevivir".

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