Vivienda

Las víctimas del precio del alquiler: "Por debajo de 800 euros son auténticos zulos"

Tres testigos explican los problemas que han tenido para encontrar un alquiler asequible

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Las cuotas de las hipotecas suben más que los alquileres

BarcelonaPol Fernàndez empezó a buscar piso hace meses para ir a vivir con su pareja. Empezó realizando una busca exhaustiva a través de inmobiliarias y de portales web, pero no tuvo éxito. Los precios de los pisos eran "desorbitados" y, según su búsqueda, los que bajaban de los 800 euros eran "auténticos zulos": "Entre 800 y 1.000 eran aceptables pero muy pequeños y con muy poca luz".

El hecho es que el precio de los alquileres en Catalunya, y especialmente en Barcelona, se ha disparado a niveles históricos en el tercer trimestre del año. Según los datos del Incasòl, el alquiler medio en la capital catalana es de 1.066,68 euros mensuales, después de experimentar un crecimiento del 14,4% respecto al mismo periodo del año pasado. El arrendamiento medio de una vivienda en Catalunya también ha tocado techo, con 805,69 euros al mes y un aumento interanual del 9,2%.

A todo esto se suman los problemas para pagar a los intermediarios. "Dos de las inmobiliarias me pidieron los ingresos y me dijeron que con lo que tenía no había nada que hacer. Cobro alrededor de 1.000 euros al mes", explica Pol. El problema, no obstante, es que a sus 26 años estos ingresos son más la norma que la excepción. "Esto es bastante normal en mi círculo de amigos, cobrar entre 1.000 y 1.500 euros", asegura. "Además, las inmobiliarias te piden el 10% de la anualidad del alquiler como honorarios, más una fianza de dos o tres meses". Esto quiere decir que lo que se tiene que avanzar acaba siendo unos 4.000 euros, cifra que no se corresponde al sueldo.

Los barrios céntricos, "imposibles"

"En las plataformas me he encontrado con alquileres que no tenían ningún tipo de sentido. En Barcelona hay algunos correctos de precio, pero siempre en barrios muy periféricos, como Horta o el Carmel, pero encontrar pisos más céntricos y asequibles es imposible", relata Pol. Su historia tiene un buen final, pero no gracias a los precios sino a un favor personal: "Al final hemos conseguido un piso que es de una amiga de mi suegra, que nos lo ha dejado por 800 euros, de 45 metros cuadrados; ella lo iba a alquilar por 900 euros. Estamos muy contentos pero realmente 800 euros por 45 metros cuadrados no es ningún chollo, a pesar de que viendo el mercado cómo está...", explica.

Núria Compte se encontró en una situación similar. Es de la Conca de Barberà, pero lleva cuatro años viviendo en Barcelona, en casa de sus tíos mientras estudiaba una carrera. Al acabarla decidió que era el momento de ir a vivir por su cuenta y en el mes de septiembre empezó a buscar piso para compartir, puesto que sabía de entrada que no podría vivir sola. "Mi presupuesto era de entre 300 y 400 euros al mes, sin contar gastos, por una habitación compartida, y me basé en plataformas y redes sociales para encontrar piso", explica. "El problema de estas páginas es que hay tanta demanda y tan poca oferta que mandas un mensaje pero muchas veces ni te responden", relata, y añade: "Al final fui a ver cinco o seis, a pesar de que contacté con más de treinta personas".

Los pisos que entraban en el presupuesto de Núria eran "pisos muy pequeños, muy viejos, a menudo no estaban amueblados y estaban muy lejos del centro de la ciudad", dice. "Para los que eran más decentes me pedían 500 euros sin gastos", dice. Además, explica que por debajo de 300 euros lo que encontraba eran "pisos donde vivía una familia y alquilaban una habitación u otros que eran muy poco decentes", asegura. Finalmente, Núria acabó encontrando piso publicando stories en Instagram y por el boca a boca con sus amigos, y ahora comparte piso con dos compañeros.

"Ha sido una pesadilla"

Cuando Laura Aguiló y su marido fueron a mirar un piso para alquilar en la calle Enric Granados, en el centro de Barcelona, la experiencia también fue dura: "Estaba hecho polvo, y nos dijeron que teníamos que hacer una reforma por un mínimo de 6.000 euros y pagarla nosotros". Al final no fueron a vivir allá y continuaron buscando. La experiencia siguiente fue con un piso en la calle Consell de Cent, que "tampoco estaba para entrar a vivir, porque los inquilinos anteriores se habían enfadado con los propietarios y lo habían dejado todo fatal, y nos dijeron que también teníamos que hacer nosotros la reforma y que nos pondrían carencia". Estaban tan desesperados que acabaron aceptando, pero se encontraron con que todos los trámites los tenían que hacer ellos, como contactar con los pintores y los albañiles, enviar los presupuestos a los propietarios, etcétera. "Después de marearnos mucho, la propietaria se echó atrás y decidió que lo reformaba ella y que lo pondría en alquiler mucho más caro", explica Laura.

"Ha sido una pesadilla absoluta buscar piso en estos momentos. Me he encontrado de todo, desde que me dejaran plantada a la hora de ir a ver el piso hasta lugares que no tenían nada que ver con las fotos de las plataformas", dice, indignada. "La demanda es tan grande y hay tan poca oferta por debajo de los 1.000 euros que estos pisos solo duran unas pocas horas en las plataformas. Está todo imposible", concluye.

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